El Cádiz quiere renovarle pese a las dudas | OneFootball

Hay frases que, por inesperadas, cambian el ritmo de una historia. “Cuento los días para renovar a Brian Ocampo”. La declaración de Manuel Vizcaíno no es una más. Es una confesión pública, casi una urgencia, que coloca el foco en uno de los nombres propios del Cádiz CF y en un calendario que ya no concede margen.

El extremo uruguayo finaliza contrato el 30 de junio de 2026. Eso significa que, a partir del próximo 1 de enero de 2026, en apenas 12 días, podrá negociar libremente con cualquier club para marcharse sin dejar traspaso. El reloj avanza y el Cádiz lo escucha cada vez más fuerte.

Ocampo vuelve a ser Ocampo

El contexto lo explica todo. Brian Ocampo ha recuperado en las últimas semanas ese punto eléctrico que lo convierte en un futbolista diferencial en Segunda División. Desborde, cambio de ritmo y personalidad para asumir responsabilidades en ataque. El Cádiz, que ha vivido meses de dudas y transición, ha encontrado en él una chispa capaz de encender al equipo y a la grada.

No es solo una cuestión de sensaciones. Cuando Ocampo está bien, el Cádiz gana profundidad por banda, amenaza constante en el uno contra uno y una vía clara para desatascar partidos cerrados, tan habituales en LaLiga Hypermotion. Su crecimiento reciente explica por qué el club empieza a temer perderlo… y por qué el presidente ha decidido verbalizarlo.

El riesgo de llegar tarde

La frase de Vizcaíno también es un reconocimiento implícito: el Cádiz no puede dormirse. En el fútbol moderno, especialmente en una categoría tan vigilada como la Segunda División española, los jugadores que marcan diferencias no pasan desapercibidos. Menos aún cuando se acerca la posibilidad de firmar libres.

Dejar pasar el tiempo sería abrir la puerta a otros proyectos más potentes económicamente o más atractivos deportivamente. Y perder a Ocampo sin compensación sería un golpe duro para un club que necesita construir, no desmantelar, su proyecto de futuro.

Una renovación estratégica, no solo sentimental

Renovar a Brian Ocampo no es únicamente un gesto de confianza hacia el jugador. Es una decisión estratégica. Asegurar su continuidad significaría blindar un activo deportivo importante y, al mismo tiempo, proteger el patrimonio del club. Con contrato en vigor, el Cádiz tendría margen para decidir: disfrutarlo en el campo o, llegado el caso, negociar una salida en mejores condiciones.

Además, enviar un mensaje claro al vestuario es fundamental. Retener a los jugadores que rinden es una forma de decir que el club cree en su proyecto y quiere crecer desde dentro.

El Cádiz y su identidad en juego

El Cádiz ha sido históricamente un club capaz de revalorizar futbolistas, de convertir talento en identidad. Ocampo encaja en esa narrativa: jugador de banda, descarado, capaz de levantar al aficionado del asiento. Renovarlo sería también apostar por una forma de entender el fútbol que conecta con el ADN del club y con su gente.

La afición lo percibe. Cuando el presidente habla de “contar los días”, el mensaje llega a la grada como una promesa, pero también como una advertencia: hay que actuar.

El tiempo como rival invisible

En el fútbol no siempre se compite contra once jugadores. A veces el rival es invisible y se llama tiempo. El Cádiz CF ha activado el discurso, ahora necesita activar los hechos. Cada día que pasa acerca a Brian Ocampo a la libertad contractual y aleja al club de una posición de control.

El balón está en el tejado de la dirección deportiva y de los despachos. Porque si algo ha dejado claro Vizcaíno es que el Cádiz ya no quiere esperar. Y en esta partida, quien llega tarde suele perder.