El Nueve y Medio
·30 de enero de 2020
El chavismo en el futbol venezolano

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·30 de enero de 2020

Hola, ¡qué tal! ¿Cómo estás? Espero que estés muy bien el día de hoy. La semana pasada acabamos con la primera temporada de Geobalón y lo hicimos a lo grande: en el día del año nuevo chino vimos la multietnicidad en la selección china de futbol. Hoy también comienza la segunda temporada regresando hacia Sudamérica, a un país que está sufriendo.
Estos son momentos de vacas flacas para este país hermano. No hay casi ningún venezolano que esté ajeno a la situación política de su país. Cada vez suenan más canciones en contra del chavismo. Te traigo un ejemplo de esta lírica. Este es Nacho Papote Pérez, uno de los muchos venezolanos que se han visto obligados a mejorar su suerte en otros países, como España. Esta canción causó furor hace dos años porque descargó su furia y su impotencia contra los causantes de esa crisis. La canción se llama Venezuela 3 50. Ve el dolor y la rabia que marca la canción.
Advertencia: este artículo es polémico porque el tema que se toca ha logrado polarizar a la sociedad venezolana. Mi intención no es hablar de política, sino hablar de futbol. Mi intención es darle una alegría al pueblo venezolano, es también mostrarle a Venezuela que estamos con ustedes. No soy ningún experto, simplemente soy alguien que quiere usar su pasión para darle la importancia que merece al mundo. Esta columna es larga, pero es mi granito de arena.
Habiendo dicho esto, vamos al tema de esta semana.
Alguna vez fue el país más estable de toda Latinoamérica. Venezuela tiene todo: una de las reservas de petróleo más grandes del mundo, calidez humana, variedad de climas, maravillas naturales, gastronomía envidiable… ¿qué fue lo que pasó?

¿Quién iba a pensar que dos fallidos golpes de estado en 1992 iba a iniciar todo? La persona que iba al frente era un general carismático de gran presencia en el Ejército Venezolano: Hugo Chávez. Dos años en prisión lo inspiraron para hacer una campaña por otros tres que lo llevaron al poder finalmente en 1998.

Justo cuando los precios del petróleo estaban en su mejor estado, Hugo Chávez se logró perpetuar en el poder. Sobrevivió a un golpe de estado, a un referéndum, a huelgas generales… Chávez parecía tener un pacto con el diablo para seguir dirigiendo el destino de “la pequeña Venecia”, según la etimología de Venezuela. Hugo Chávez veía a PDVSA, la compañía petrolera estatal, como el motor para la economía, y con su capital le bastó para instaurar el Nuevo Socialismo del Siglo XXI.
Parecía que gobernaría por más años, pero se atravesó el cáncer que finalmente lo mató en 2013. Al quite salió el vicepresidente Nicolás Maduro. Aquí, las cosas se complicaron más para el pueblo venezolano: graves casos de censura y represión, violencia política rampante, la peor hiperinflación de la historia mundial, un éxodo de 6 millones de venezolanos, desabasto en mercados, empeoramiento de condiciones de vida. Parece no haber fin para esta crisis.

Para bien o para mal, el chavismo ha impactado a todos los escenarios de la sociedad venezolana. Paradójicamente, es en el chavismo cuando el futbol ha comenzado a crecer y ahora está en el mejor punto de su historia, contra todos los pronósticos.
Si hablas con algún venezolano, verás que el país sudamericano está más asociado a deportes como el basquetbol al beisbol, el último le ha aportado más alegrías a Venezuela. También recordarás que es la potencia indiscutible de concursos de belleza: es el segundo país con mayor cantidad de títulos en Miss Universo (siete), el más ganador de Miss Mundo empatado con India (seis), el más laureado de Miss Internacional (ocho) y lleva dos coronas de Miss Earth.

El futbol en cierto modo había quedado relegado: fue el último país en afiliarse a la Conmebol (1953). Hasta el momento, Venezuela es el único país de la Conmebol que no ha calificado a un mundial. Salvo tres campañas de la Copa Libertadores, los clubes venezolanos estaban destinados a ser meras comparsas, y de hecho cuando irrumpieron los clubes mexicanos, Venezuela normalmente ni siquiera lograba calificar a fase de grupos.

Hasta antes de que llegara Hugo Chávez al poder, Venezuela solamente había ganado dos de 54 partidos eliminatorios para el mundial. Era frecuente que no rebasara ni siquiera el lugar 100 del ránking FIFA. Los partidos contra Venezuela, de local o de visitante, eran vistos como dos o tres puntos antes de que tan siquiera saltaran las selecciones al campo de juego. Casi no había venezolanos atreviéndose a jugar en Europa, ya ni digamos fuera de Venezuela. Las únicas excepciones: Stalin Rival, que llegó al Standard de Lieja en 1992, y José María Rey, que llegó al Deportivo La Coruña en 1994 pero la rompió en el Dundee escocés en 1998.

Cuando llegó Hugo Chávez al poder, Venezuela ocupaba el lugar 129 del ránking FIFA. Curiosamente, en ese momento la selección empezó a mejorar. A la dirección técnica llegaba un argentino llamado José Omar “Pato” Pastoriza. Aunque llegaba de una temporada decente con el Talleres de Córdoba, no le había ido mal como seleccionador de El Salvador. A su llegada, introdujo conceptos que eran la norma en el extranjero, pero la excepción en Venezuela: técnica, disciplina, táctica y mentalidad. El Pato Pastoriza se dio a la tarea de formar a venezolanos para que tomaran las riendas de la Vinotinto cuando él se fuera. Su estadía duró hasta el año 2000, justo cuando logró su tercera victoria en eliminatorias. Lo mejor estaba por venir.

Cuando Pastoriza se fue, se quedó Richard Páez. Como de costumbre, Venezuela ya había quedado fuera del mundial Corea-Japón; sin embargo, Venezuela entró a una racha de victorias seguidas. Venció a Uruguay, a Chile de visitante (su primera victoria fuera de Venezuela), Paraguay y Perú. Aunque Brasil les quitó la racha, Venezuela cerró la eliminatoria con 16 puntos. Por primera vez, Venezuela no ocupaba el sótano de Conmebol.

Los jugadores venezolanos se empezaron a animar a jugar fuera de su país. Llegó Alejandro Moreno a romperla a la MLS, aquí en México recaló la diestra educada de Juan Arango antes de partir a Mallorca, y también aquí se volvió leyenda Giancarlo Maldonado con el Atlante.

¿Se repetiría la historia para el mundial de Alemania 2006? Todo parecía indicar que no, después de otra débil exhibición en la Copa América de Perú. La vinotinto seguía empecinada en mejorar su suerte en eliminatorias del mundial y lo logró. Se atrevió a meterse a la siempre brava ciudad de Montevideo y le pegó a Uruguay 3-0 en el partido conocido como Centenariazo. Es cierto que Venezuela perdió aire y ese resultado no le alcanzó para acudir a su mundial, pero atrás habían quedado los días en que se miraba a Venezuela por encima del hombro. Ahora Venezuela se había instalado ya en el lugar 48 del ránking FIFA.


Desde 1986, la Conmebol había establecido una política de rotación para las sedes de la Copa América, y en 2007 era turno para Venezuela. De inmediato el comité organizador se puso a trabajar contrarreloj, ya que por la negligencia hacia el futbol, había pocos estadios que por lo menos ofrecieran una buena imagen para el aficionado que llegara a visitar el país por la competencia. En ese entonces, el estadio más grande de Venezuela tenía aforo para apenas 35 mil espectadores.
Es aquí donde por fin Hugo Chávez aparece. Para nadie era un secreto que para el comandante Chávez el beisbol era el deporte predilecto, pero él entendió más que nadie lo que significaba el futbol como deporte predilecto. Entonces, el gobierno desembolsó cantidades estratosféricas para que la Copa América fuese un éxtio. Se construyeron estadios en las ciudades de Barquisimeto, Maturín y Mérida. Se reconstruyeron las sedes de Barinas, Ciudad Guayana y Puerto La Cruz. Por último, se remodelaron los estadios de Caracas, Maracaibo y San Cristóbal. En total, el gobierno venezolano gastó la cantidad de 900 millones de dólares.

El gobierno de Hugo Chávez tampoco escatimó en mejorar la infraestructura. Se remodelaron los aeropuertos, se construyeron hoteles en las ciudades más pequeñas como Maturín y Barinas. En Mérida se realizó la inversión para la construcción del metro. La encomienda era mostrar que Venezuela podía albergar el certamen de selecciones más antiguo del mundo… lo lograron.

En cuanto a lo deportivo, Venezuela por fin calificó a cuartos de final tras quedar en primer lugar de su grupo con cinco puntos. En ese mismo pelotón estaba Bolivia, Perú y Uruguay. El último partido de Venezuela en esa fase fue un empate sin goles contra los charrúas. En cuartos de final se volvieron a ver las caras, y aquí Uruguay se despachó con un 4-1, eliminando a los venezolanos.

La Copa América finalmente logró un cambio en la percepción de los venezolanos para con el futbol. La Conmebol le sugirió a la Federación Venezolana de Futbol esto: si en verdad quería que los equipos venezolanos dejaran de dar pena en competencias sudamericanas, valdría la pena aumentar el número de equipos en Primera División. Además, si no se aumentaban los equipos, se corría el riesgo de desaprovechar la infraestructura de la Copa América. Concedido: en la temporada 2006-07 había apenas 10 equipos, y en la siguiente temporada ya había 18. También se reformó el número de cupos a Copa Libertadores y Copa Sudamericana.

Dejemos por un momento a Hugo Chávez para hablar también de las razones por las cuales Venezuela ascendió.
Richard Páez finalmente se iría por diferencias con la prensa y con los aficionados. Quien lo sustituyó fue César Farías. Inició las eliminatorias con victorias de visitante en feudos aparentemente inexpugnables como Quito y La Paz. Además, logró sacarle un punto a Brasil por primera vez en su historia. No logró tampoco calificar a un mundial, pero cosechó la mayor cantidad de puntos de su historia: 22 unidades. Durante buen tramo de la eliminatoria incluso aspiró a calificar a Sudáfrica directamente. Farías eventualmente lograría otro punto de inflexión por esos tiempos.

La selección sub-20 de Venezuela logró aprovechar la localía en el Sudamericano de la especialidad de 2009 para calificar por primera vez a un mundial de la categoría. El 3-1 a Uruguay se celebró en todo el país. Y es que tenían una plantilla que ilusionaba a todo venezolano fanático del futbol. Había hasta jugadores que estaban ganándose un lugar en equipos europeos: Rafael Romo, Yohandry Orozco, Ángelo Peña, Francisco Flores, y un jovencito que empezaba a ganarse a la afición de Las Palmas: Salomón Rondón. Todos ellos estaban dirigidos por César Farías.

A Venezuela le había tocado un grupo bastante equilibrado: Nigeria, España y Tahití. Se esperaba que compitiera por uno de los cuatro boletos destinados a los terceros lugares. El torneo no pudo empezar mejor para Venezuela. Logró ganarle 1-0 a la siempre favorita Nigeria, lo cual le abría la posibilidad real de calificar a octavos de final en su debut. Eso se confirmó al destrozar 8-0 a Tahití. La derrota final de 3-0 con España estaba presupuestada. Finalmente en un partido reñido, Venezuela cayó en octavos de final con Emiratos Árabes Unidos 2-1. Así acabó la expedición por Egipto, pero había razones para que los aficionados venezolanos se ilusionaran.

Y así ocurrió: esa fue la base para una selección venezolana que empezaba ya a generar preocupación en Sudamérica. El recambio estaba ocurriendo mejor de lo esperado y consiguieron meterse a semifinales de la Copa América en 2011. De nuevo se vieron frustrado en su búsqueda por estrenarse en un mundial, pero nadie les quitó la satisfacción de ganarle a Argentina por primera vez en su historia.
Además, por esos años por fin los jugadores venezolanos se consolidaban en Europa. El caso más sonado es Salomón Rondón. Desde Francisco de Miranda, no había habido ningún venezolano que hubiese dominado a Rusia como lo hizo Rondón tanto con el Rubin Kazán como con el Zenit de San Petersburgo.

Volvamos a Hugo Chávez. A través del balompié, Chávez promocionó los valores de la llamada Revolución Bolivariana y vehiculó el patriotismo, monopolizándolo alrededor de su figura. En las transmisiones de su programa “Aló Presidente”, Hugo Chávez hablaba constantemente de los partidos de la jornada de la liga venezolana, y decía que llegaría el día en que le ganaran a Brasil algo que terminó pasando.

Claro está, los abucheos y el rechazo también fueron la constante en varios recintos deportivos. Las razones son obvias. Incluso hay en Libia un estadio con su nombre, gesto de amistad del entonces líder del país Muammar Gaddafi. Poco después fue renombrado por el Consejo Nacional de Transición en honor a las víctimas de la Guerra Civil de Libia.

Tras la muerte de Chávez, en las gradas del estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela desplegaron una pancarta con la figura del mandatario y la leyenda “Muere el hombre más no la idea. Líder eterno”, hecho que se repitió en varias partes del país y del continente, como en la cancha de San Martín de Tucumán, Newell’s, en partidos de Copa Libertadores e incluso divisiones inferiores de Italia y España.

La liga tampoco se ha escapado al chavismo. Ahora son 20 equipos en la liga. 11 de estos equipos fueron fundados después del 2001 en pleno boom del futbol venezolano. Muchos de esos equipos tienen a chavistas o a familiares y/o amigos de Nicolás Maduro dentro de su organigrama. Por ejemplo, el Zamora FC, que ha gozado de sucesos recientes, es el equipo de Adelis Chávez, hermano de Hugo Chávez.

En general, casi todos los equipos fundados a partir del 2002 han sido relacionados de alguna u otra manera con el chavismo: Atlético Venezuela, Estudiantes Caracas, Aragua, Deportivo Lara, Metropolitanos, Lara FC, Zulia, Deportivo Anzoátegui y Deportivo La Guaira.
Uno de los equipos más fuertes en la década pasada era el Unión Atlético Maracaibo, propiedad de Gian Carlo Di Martino, alcalde de dicha ciudad. Tenía poca historia, pero eso no afectaba al hecho de que ofrecía los mejores contratos de Venezuela, procedentes de las inacabables arcas del régimen bolivariano. Esto se mantuvo hasta que Di Martino perdió el poder después de ocho años. De la noche a la mañana se acabaron los lujos.

Y también esa generación de nuevos ricos producto de la revolución bolivariana metió sus manos en el futbol de esta manera. Te presento al Academia Puerto Cabello, fundado en 2011 por Alejandro Lacava Evangelista, gobernador de esa ciudad bastante allegado a Nicolás Maduro. Al año siguiente, la municipalidad de Puerto Cabello firmó un convenio con el Barcelona para instalar una sucursal del equipo catalán ahí. Así fue cómo Matías Lacava, hijo del gobernador, llegó a La Masia. No le fue bien, aunque nada le quitó su paso por la Lazio y el Benfica.

Hablando de triquiñuelas, en 2017 esta Academia estaba todavía en segunda división y luchaba por ascender, pero parecía estar lejos del Gran Valencia FC, que estaba por quedarse con uno de los boletos para primera. Sin embargo, debido a las constantes irregularidades el Gran Valencia fue descalificado y así la Academia Puerto Cabello ascendió.

Vayamos a Táchira. Su capital es San Cristóbal. Esta es la única región en Venezuela donde el futbol siempre ha tenido más seguidores que el beisbol. Esta región, vecina a Colombia, también es bastante distinta al resto de Venezuela. Aquí juega el Deportivo Táchira, tradicionalmente el equipo más fuerte. Se puede decir que es el único equipo de la liga venezolana libre de chavismo, porque buena parte de su historia recibió dinero del consorcio cervecero venezolano Empresas Polar.

El régimen de Nicolás Maduro ha estado marcado por una crisis en todos los sentidos. Una pobreza que carcome a práticamente toda la sociedad, una hiperinflación que no se detiene, represión y censura, falta de medicamentos en hospitales y éxodo de buena parte de venezolanos es el pan de cada día. Entre que la culpa es del bloqueo económico de Estados Unidos o la culpa es de las políticas fallidas de Maduro, la sociedad sufre. Las riquezas de Venezuela ahora van para sostener las economías de Rusia, China e Irán. Ante todo esto, ¿cómo la ha pasado el futbol?

Para empezar, muchas ciudades apenas tienen energía eléctrica para cuatro horas y ha habido días donde todo el país sufre apagones que llegan a durar hasta una semana. Hubo un caso el año pasado en el partido entre Zulia y Caracas. La sede era Maracaibo, donde ya sumaban 65 horas sin electricidad. Ni siquiera había hielo para los fisioterapeutas. Querían jugar en el día, pero la FVF los obligó a jugar de noche. Así se dio la protesta silenciosa. Los jugadores de ambos equipos se pararon en la cancha y no lucharon por la pelota para que se consumiera el tiempo. La multa fue quitarles ese punto y la suma de 364 mil bolívares… alrededor de 1000 pesos mexicanos.

Esto no es todo. Semanas antes el Caracas había jugado de visitante contra el Deportivo Anzoátegui. Aquí, la situación era tal que los vestidores de los caraqueños no tenían electricidad y la directiva del Anzoátegui tuvo que improvisar poniéndoles unas cubetas para que se bañaran después del partido.
Esto ya ha escalado a instancias internacionales. El Lara, representante venezolano en Copa Libertadores de 2019, tuvo problemas con sus tres primeros juegos. En sus dos partidos de local, se le fue la luz, mientras que cuando debía ir a Brasil a jugar contra Cruzeiro, su avión no pudo salir, y se tuvo que postergar el juego.

Ya ni hablar de la censura que tienen cuando atacan al chavismo. Trujillanos es el ejemplo perfecto. Había un entrenador llamado Nabor Gaviria. Sus denuncias eran bastantes: no había cobrado un sueldo desde hace un año, un jugador estaba lesionado y no se sabía el alcance de su lesión, otro tenía hepatitis y en una cena, ocho jugadores se intoxicaron con la comida en mal estado. ¿Qué sucedió? Trujillanos despidió a Gaviria.

Los salarios son también de risa. Los mejores jugadores reciben un pago de 10 mil pesos mexicanos al mes, mientras que si bien le va a un juvenil, puede percibir hasta 1700 pesos mensuales. Así, muchos jugadores tienen que irse a ligas tan exóticas como la dominicana. Es verdad que el nivel es mucho menor, pero una liga donde el pago más bajo es 20 mil pesos representa un salto cuántico en la calidad de vida.
Al no poder costear los viajes por avión, los equipos se ven obligados a transportarse por camión a través de las carreteras peligrosas. No son raras las ocasiones donde los equipos han sido asaltados en plena luz del día. Ni siquiera las ganancias producto de las transmisiones de televisión son suficientes, y los clubes mejor han optado por transmitir sus partidos por YouTube. Es más, hubo un partido cuyo resultado se supo hasta tres días después porque no había ni siquiera señal de celular: fue el Trujillanos-Estudiantes de Mérida.
La situación de Venezuela ha afectado hasta la vestimenta. En su momento, marcas como adidas y Nike se peleaban por vestir a la Vinotinto. Esto se acabó en 2018, cuando la marca alemana decidió no vestir más a los venezolanos porque no verían las ganancias. Nadie quería vestir a Venezuela… hasta que una marca italiana alzó la mano: Givova. Aceptó prácticamente regalar las camisetas. Lástima que empezaron los problemas. En el sudamericano sub-20, las camisetas se despintaban y tomaban un tinte más morado que vinotinto. Y en el amistoso contra Cataluña, Givova volvió a fallar y fuerte. No le entregó a Venezuela sus camisetas y los jugadores tuvieron que improvisar como pudieron comprando camisetas vinotinto y estampándoles el escudo de la federación.

El crack argentino entabló una profunda amistad con el presidente venezolano desde años atrás cuando coincidió en eventos donde Hugo Chávez despotricaba contra el “imperialismo yanqui”. Así, fue compartiendo espacio no solamente en partidos amistosos, sino en mítines políticos, como el de Mar del Plata en 2005.

Con Nicolás Maduro aún siguió esa amistad y apareció también en mítines para que Maduro ganara la presidencia de Venezuela. Como el presidente de la Federación Venezolana de Futbol, Laureano González, es muy allegado a Maduro, sonó en varias ocasiones el nombre de Maradona para dirigir a la Vinotinto, ya que Richard Páez le era incómodo por sus constantes denuncias. Finalmente, Maduro le ofreció personalmente a Maradona la dirección técnica de la selección venezolana, pero la semana pasada Diego declinó la propuesta.

Sin embargo, es en este contexto cuando el futbol venezolano ha crecido enormidades. Tras un inicio bastante negativo con Gustavo Sanvicente, un ex portero venezolano, Rafael Dudamel, tomó las riendas. Como también se hizo cargo de la selección sub-20, preparó el campeonato sudamericano de manera excelsa, logrando victorias contra Brasil, Colombia y la anfitriona Chile. En el Mundial Sub-20 de Corea del Sur en 2017, Venezuela logró llegar hasta la final, pasando sobre potencias como México, Alemania y Portugal. En el partido de semifinales contra Uruguay, Venezuela hizo historia y ante las cámaras, Dudamel se dirigió al pueblo venezolano: “Paren las armas”. De vuelta con la selección mayor, cerró las eliminatorias con varios triunfos que hacen soñar con el mejor futuro. Ahora Venezuela está en el lugar 26, la mejor posición de su historia.

El futbol femenil también se ha sumado a esa tendencia ascendente. El mundial sub-17 de 2016 en Jordania fue la palestra perfecta para que una jovencita llamada Deyna Castellanos hiciera maravillas en campos del Medio Oriente. Ahora tiene 20 años y ya la rompe en el Atlético Madrid femenil.

Es verdad que la situación para Venezuela es deprimente, por usar un adjetivo políticamente correcto. Sin embargo, el futbol ha demostrado unir a toda la sociedad venezolana, sin importar si son chavistas o simpatizantes de Juan Guaidó. Los venezolanos se unen para ver a la Vinotinto jugar, y durante 90 minutos olvidan la pobreza, la carestía, la delincuencia y la crisis. Con la mejor generación de su historia, Venezuela respira optimismo. Mientras que en la política empiezan a soplar vientos de libertad con la irrupción de Juan Guaidó, el objetivo venezolano de clasificar a su primer mundial parece estar por primera vez al alcance de las manos.

Agradecimientos: No pude haber hecho esta columna sin la valiosa información que me proporcionó el periodista venezolano Juan Zavala Díaz. Mil gracias por eso. De verdad, síguelo. Es un crack del futbol de los olvidados. También quiero agradecer profundamente a mis amigos de la panadería venezolana Charlotte. La señora Gloria prepara unos ricos panes y me recomendó estas canciones que estás escuchando.

Nuestro viaje sigue aún por Sudamérica, pero vamos a cambiar de confederación. Uno de esos países sudamericanos pero pertenecientes a Concacaf es Surinam, antigua colonia neerlandesa. Esta selección sorprendió el año pasado al ascender a la División A de la Liga de Naciones de Concacaf y calificar por primera vez a la Copa Oro. ¿Sabías que los jugadores surinameses que se van a jugar a la Eredivisie ya no pueden representar a su país? La razón te la cuento la siguiente semana.
Es verdad que el gobierno ha mancillado la reputación de Venezuela, pero si hablas con un venezolano, te darás cuenta de muchas de sus buenas cualidades: alegre, dicharachero, fiestero, melómano, bailarín, solidario, conversador, guapo, creativo… agrégale un venezolano a tu círculo de amigos. La música venezolana siempre ha ocupado las primeras posiciones de listas de reproducción: José Luis Rodríguez “El Puma”, Karina (aunque es peruana de nacimiento), Ricardo Montaner, Franco de Vita, Amigos Invisibles, Desorden Público, el grupo Uff, Danny Ocean… pero muchos escuchamos ahora a Carlos Baute, el cantante pop más exitoso. Siempre ha manifestado su amor por Venezuela. Por eso te traigo su canción Yo me quedo en Venezuela. Si ves a un venezolano, abrázalo y muéstrale todo tu apoyo. Lo necesita.
El chavismo en Venezuela ha impactado para bien o para mal la sociedad venezolana. Paradójicamente el futbol ha crecido con este régimen. Antes de Hugo Chávez, Venezuela era una selección que estaba en el lugar 129 del ránking FIFA. El boom venezolano se dio con el DT argentino José Omar Pastoriza, que preparó a venezolanos como Richard Páez. Triunfos de visitante empezaron a levantar el prestigio de la vinotinto, además de papeles destacados en mundiales sub-20. El antes y el después fue con la Copa América 2007. El chavismo también ha influido en el futbol, ya que dueños de equipos están ligados al régimen bolivariano. El apoyo de Maradona ha sido fundamental. La crisis económica también ha dejado a la liga en una situación precaria, con partidos sin luz, falta de pagos y delincuencia. A pesar de ello, Venezuela ahora es un cuadro competitivo que puede ir por un boleto al mundial de Qatar… y su lugar 26 lo respalda.

Nos vemos la siguiente semana. ¡Hasta luego!









































