Fondo Segunda
·29 de diciembre de 2025
El Dépor sorprende en el mercado al firmarle en propiedad

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·29 de diciembre de 2025

El mercado de invierno no siempre define a los equipos, pero sí los desnuda. Dice quién espera, quién duda y quién decide. Y el Deportivo de La Coruña ha decidido hablar alto y claro. En un enero que todavía no ha levantado el telón, el club blanquiazul vuelve a colocarse en el centro del foco con una operación que va más allá del simple refuerzo: la apuesta firme por Adri Altimira.
El lateral derecho del Villarreal, de 24 años, es un nombre que ya había sido vinculado al Dépor en los últimos días. Se hablaba de una cesión, de un movimiento cauteloso. Sin embargo, según ha informado La Opinión de A Coruña, la realidad apunta mucho más alto: el futbolista llegaría en propiedad. Y eso cambia todo. De hecho, el Villarreal ya ha anunciado la rescisión de contrato del futbolista.
Altimira no es una apuesta al azar. Es un futbolista que ya conoce la exigencia del fútbol profesional, con minutos en Primera División y un recorrido que le ha permitido madurar lejos del ruido. Lateral de largo recorrido, con capacidad para sostener la banda durante noventa minutos, combina despliegue físico con criterio táctico, una mezcla cada vez más valiosa en LaLiga Hypermotion.
Su etapa en el Villarreal le ha permitido competir en un entorno de máxima exigencia, aunque sin la continuidad que todo jugador en crecimiento necesita. A sus 24 años, el contexto es clave. Y el Dépor se lo ofrece: protagonismo, responsabilidad y un escenario donde cada partido pesa.
La temporada del Dépor ha estado marcada por una idea clara: reconstruir sin perder identidad. El equipo ha mostrado fases de buen juego, solidez competitiva y una clara intención de dominar los partidos, pero también ha dejado al descubierto algunas carencias estructurales, especialmente en los laterales. Ahí, las lesiones han pesado y han mermado. Ximo Navarro y Sergio Escudero han estado ausentes y esa carencia ha dejado huella.
El fútbol actual exige profundidad, amplitud y fiabilidad defensiva. Altimira llega para equilibrar esa ecuación. Su incorporación permitiría al Dépor ganar metros por banda derecha, liberar a los extremos y dotar al equipo de una salida más limpia desde atrás.
Pero hay algo más importante: llegar en propiedad implica proyecto. Implica que el club no solo piensa en el ahora, sino en el mañana. En construir una columna vertebral que no dependa de parches ni soluciones temporales. En definitiva, este Dépor ya empieza a pensar mucho más en proyecto, independientemente de si se alcanzan o no los objetivos a corto plazo.
Cuando un club ficha en propiedad a un jugador procedente de un equipo de Primera División, el mensaje cala en todos los rincones del vestuario. Se eleva el nivel de exigencia, se refuerza la competencia interna y se envía una señal clara al entorno: el Dépor quiere más.

Altimira no llega para adaptarse lentamente. Llega para competir desde el primer día. Su perfil encaja en una categoría donde los laterales son piezas clave para romper partidos cerrados, y donde el ritmo y la intensidad marcan la diferencia semana tras semana. Un elemento diferencial más para el conjunto gallego.
Riazor sabe de noches grandes. De laterales largos, de centros tensos y de equipos valientes. El Dépor lleva tiempo intentando reencontrarse con esa versión de sí mismo. Y movimientos como este apuntan en esa dirección. No es un fichaje mediático, pero sí profundamente simbólico.
Apostar por Altimira es apostar por la estabilidad, por el crecimiento sostenido y por dejar atrás el miedo a equivocarse. Es entender que LaLiga Hypermotion no se supera esperando errores ajenos, sino construyendo certezas propias. Desde los laterales, creando superioridades.
El mercado aún no ha abierto oficialmente, pero el Dépor ya se mueve como quien sabe a dónde quiere llegar. Adri Altimira representa algo más que un refuerzo: es una pieza de convicción, una decisión que habla de ambición silenciosa y trabajo bien planificado.
En Segunda, donde cada paso se paga caro, hay clubes que sobreviven y otros que se preparan para despegar. El Dépor, esta vez, parece haber elegido lo segundo.









































