Fondo Segunda
·19 de diciembre de 2025
El Eibar encuentra otra piedra en su camino

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·19 de diciembre de 2025

Hay momentos de la temporada en los que el fútbol parece ensañarse. Cuando el calendario aprieta, cuando cada punto pesa más que el anterior, cualquier contratiempo se convierte en un problema mayúsculo. La SD Eibar afronta el último partido del año 2025 en LaLiga Hypermotion con una nueva preocupación: la ausencia de Guruzeta, uno de los futbolistas más determinantes del equipo armero.
Beñat San José fue claro en rueda de prensa. El delantero ya fue baja el pasado martes en el encuentro de Copa del Rey por una lesión en el tobillo y tampoco podrá estar disponible frente al Real Valladolid en el partido que abre la Jornada 19 de Segunda División. No es una lesión grave, pero sí lo suficientemente molesta como para obligar a parar. Se une así a las bajas conocidas de Jair Amador, Xeber Alkain y la última conocida de Javi Martínez.
Hablar de Guruzeta en el Eibar no es hablar solo de cifras, aunque sus números expliquen parte de su importancia. Es hablar de presencia, de amenaza constante, de un futbolista que fija centrales, descarga juego y permite al equipo vivir más tiempo en campo rival.
Su rol en el sistema de Beñat San José es clave. No solo por lo que aporta en área rival, sino por cómo condiciona el planteamiento del contrario. Sin él, el Eibar pierde una referencia ofensiva clara y se ve obligado a reinventarse en ataque, algo que no siempre resulta sencillo en una categoría tan igualada como la Hypermotion.
La baja llega, además, en un momento especialmente delicado. El Real Valladolid visita Ipurua en el partido que abre la jornada, un duelo de alto voltaje entre dos equipos con aspiraciones claras. Los vallisoletanos son uno de los proyectos más potentes de la categoría y cada enfrentamiento tiene aroma de algo más que tres puntos.
Para el Eibar, cerrar el año con buenas sensaciones es fundamental. No solo por la clasificación, sino por el mensaje que se envía al vestuario y a la afición. Ganar al Valladolid sería una declaración de intenciones. Hacerlo sin Guruzeta eleva el nivel de dificultad.
Aquí es donde entra la figura del entrenador. Beñat San José ha demostrado capacidad para adaptar su equipo a diferentes escenarios, pero esta baja le obliga a tomar decisiones importantes. ¿Mantener el dibujo y cambiar perfiles? ¿Apostar por un delantero con características distintas? ¿Buscar soluciones desde la segunda línea?

El técnico ya ha insistido en varias ocasiones en la importancia del colectivo por encima de las individualidades, pero es innegable que perder a un jugador diferencial altera planes y automatismos trabajados durante semanas.
La lesión de Guruzeta también vuelve a poner sobre la mesa un debate recurrente en la categoría: la exigencia física de un calendario que no concede tregua. Copa y liga se solapan, los descansos se reducen y el margen para recuperar jugadores es mínimo.
Aunque desde el club se transmite tranquilidad y se habla de una lesión sin gravedad, el tiempo de baja, aunque sea corto, coincide con un tramo decisivo. Y en Segunda, perder efectivos nunca es anecdótico.
El Eibar afronta este último partido del año con una mezcla de prudencia y ambición. Prudencia para no forzar a un futbolista importante y comprometer el resto de la temporada. Ambición para competir al máximo nivel pese a las adversidades.
Porque los equipos que aspiran a algo grande no son solo los que ganan cuando todo va bien, sino los que sobreviven cuando llegan las curvas. Y este Eibar, sin Guruzeta pero con Ipurua empujando, tiene ante sí una prueba de carácter antes de bajar el telón de 2025.









































