El ensayo que revela una revolución en el Madrid | OneFootball

El amistoso en Austria trajo pistas sobre las piezas fijas, la estructura y la intensidad que marcarán el arranque liguero.

El amistoso contra el Tirol no solo marcó el inicio y final de la pretemporada más breve que se recuerda. Para Xabi Alonso, fue otro paso en una transformación que comenzó en Estados Unidos. El técnico ha dado un auténtico lavado de cara al Real Madrid, que ya muestra una identidad distinta antes incluso de arrancar LaLiga.

En Innsbruck, Xabi dejó pistas claras sobre su idea, sus hombres de confianza y el estilo que quiere implantar. Apostó por el 4-3-3 más clásico: Courtois; Trent, Militao, Huijsen, Carreras; Tchouaméni, Arda Güler, Ceballos; Brahim, Mbappé y Vinicius. Un once que podría repetirse frente a Osasuna, con la única novedad de Valverde si deja atrás su sobrecarga muscular.

Huijsen y Militao, la pareja elegida

En el centro de la zaga, el mensaje fue claro: Dean Huijsen y Éder Militao son la dupla titular. El brasileño, tras dos años marcados por las lesiones, regresó con gol y autoridad. El neerlandés, por su parte, volvió a exhibir su calidad en la salida de balón, un recurso vital para Xabi.

En el lateral izquierdo debutó Carreras, que dejó grandes sensaciones. Se entendió a la perfección con Vinicius, ofreciéndole amplitud y líneas de pase, además de mostrar seguridad en defensa.

La medular, con sello propio

Ya en el Mundial de Clubes, Xabi dejó entrever quiénes serían sus piezas fijas. Tchouaméni se consolidó como ancla, recuperando y distribuyendo con criterio. A su lado, Güler asumió el papel creativo con una madurez impropia de su edad, firmando una asistencia a Mbappé y demostrando que esta temporada puede ser la de su consagración.

Brahim gana terreno, Rodrygo busca espacio

En la derecha, Brahim arrancó como titular por delante de Rodrygo, participando en un gol y aportando movilidad. El brasileño, relegado a otras zonas, entró en la segunda parte y marcó, aunque sigue con un rol incierto.

Un Madrid más agresivo tras pérdida

En Innsbruck, el equipo mostró intensidad inmediata al perder la pelota, presionando en bloque y asfixiando al rival. Vinicius fue el mejor ejemplo, convirtiéndose en el primer defensor tras cada pérdida. Este automatismo, clave en la idea de Xabi, apunta a convertir al Madrid en un conjunto más sólido y letal en campo contrario.