Fondo Segunda
·18 de diciembre de 2025
El Málaga saborea el éxtasis pero recibe un importante mazazo

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·18 de diciembre de 2025

El fútbol nunca concede treguas. Cuando el Málaga CF empezaba a paladear una de esas victorias que cambian estados de ánimo y refuerzan creencias, la realidad volvió a golpear con la crudeza habitual de LaLiga Hypermotion. Las buenas noticias, que parecían alinearse tras la primera remontada desde el regreso al fútbol profesional, llegaron acompañadas de una cara menos amable: la lesión de Dani Sánchez.
El lateral izquierdo sufre una lesión en el gemelo que le mantendrá alejado de los terrenos de juego durante varias semanas. Una ausencia que empieza a notarse de inmediato, ya que el defensor será baja segura en el encuentro que despide el año 2025 en La Rosaleda, el próximo domingo ante la UD Almería. Un partido cargado de simbolismo, de emociones y de necesidad competitiva.
La victoria del pasado fin de semana no fue una más. El Málaga llevaba temporada y media en Segunda División sin ser capaz de levantar un partido adverso. Una estadística que pesaba como una losa, más psicológica que futbolística, pero igual de determinante. Por fin, el equipo fue capaz de ir contra corriente, de no rendirse al primer golpe y de encontrar respuestas cuando el partido pedía carácter.
Ese triunfo supuso algo más que tres puntos. Fue una declaración íntima: este Málaga empieza a creer en sí mismo. En una categoría donde la igualdad manda y los detalles deciden, romper barreras mentales es tan importante como afinar sistemas tácticos.
En ese contexto de crecimiento aparece la mala noticia. Dani Sánchez se había convertido en una pieza de equilibrio en el costado izquierdo, aportando fiabilidad defensiva y profundidad ofensiva. Su lesión llega en un momento delicado del calendario y obliga al cuerpo técnico a reajustar planes.
La baja no solo afecta al once titular, sino también a la estructura del equipo. El lateral es una posición clave en el fútbol actual, especialmente en un Málaga que busca amplitud y llegada desde los costados. Perder a Dani Sánchez supone perder continuidad, automatismos y una dosis importante de competitividad.
El duelo ante la UD Almería no es un partido cualquiera. Más allá de rivalidades regionales, el encuentro sirve para medir el verdadero estado emocional del Málaga. Llegar tras una remontada histórica y hacerlo sin uno de tus titulares habituales es una prueba de madurez.

La Rosaleda, que sabe leer los momentos como pocos estadios, será juez y parte. El equipo necesita demostrar que lo ocurrido el pasado fin de semana no fue una excepción, sino el inicio de una tendencia. Ganar sin Dani Sánchez sería una forma de enviar un mensaje: este Málaga no depende de una sola pieza.
Las temporadas se construyen en semanas como esta. Donde la euforia amenaza con desbordarse y la realidad obliga a pisar suelo firme. La lesión de Dani Sánchez es un contratiempo serio, pero también una oportunidad para comprobar la profundidad de plantilla y la capacidad de adaptación del grupo.
Si el Málaga aspira a algo más que sobrevivir en LaLiga Hypermotion, debe aprender a convivir con estas sacudidas. Porque el ascenso, o incluso la estabilidad ambiciosa, no se logra sin dolor.
El 2025 se despide en La Rosaleda con un Málaga que ya no es el mismo que hace unas semanas. Tiene cicatrices nuevas, sí, pero también una fe renovada. Entre la alegría de una remontada largamente esperada y la preocupación por una lesión sensible, el equipo se enfrenta a un partido que puede marcar el tono del futuro inmediato.
Porque en Segunda División, como en la vida, no gana quien nunca cae. Gana quien aprende a levantarse… incluso cuando el camino vuelve a empinarse.









































