Fondo Segunda
·17 de octubre de 2025
El Mirandés contiene la respiración por una lesión grave

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·17 de octubre de 2025
Hay situaciones en el fútbol que duelen más que cualquier derrota. En Miranda de Ebro, estos días, uno de esos silencios lo ocupa el nombre de Pablo López. Ese extremo zurdo que ayudaba a recuperar la ilusión a una grada siempre dispuesta a soñar. El futbolista del CD Mirandés, cedido por el Valencia CF, ha caído lesionado y encendió todas las alarmas. El club teme una lesión grave en su rodilla. Un diagnóstico que, de confirmarse, sería un golpe demoledor para un equipo que había encontrado en él un rayo de desequilibrio en medio de la tormenta.
El infortunio parece haberse ensañado con el joven atacante valenciano. Ya se había perdido las tres primeras jornadas de la temporada por problemas físicos. Y, cuando por fin había regresado para desplegar su talento, el destino ha vuelto a ponerle una zancadilla cruel.
Porque su estreno fue pura electricidad. En su primera participación, en la Jornada 4, Pablo López mostró las credenciales que tanto ilusionaron al cuerpo técnico y a la afición rojilla. Aportó velocidad, desborde y una confianza impropia de su edad. Su gol, además, no solo adornó su debut, sino que confirmó lo que el Mirandés necesitaba. Un jugador capaz de cambiar el ritmo, de romper defensas, de encender partidos que parecían apagados.
Foto: Superdeporte
El problema es que, en un equipo que lucha por reencontrar su identidad ofensiva, la baja de un futbolista así puede alterar el equilibrio. Fran Justo pierde una pieza diferencial en los metros finales, alguien capaz de abrir el campo y ofrecer soluciones donde otros solo ven muros.
El fútbol, tantas veces injusto, obliga a recomponerse en medio del golpe. El Mirandés, que sabe de resistencias, deberá reinventarse mientras aguarda un diagnóstico definitivo. Y Pablo López, que apenas empezaba a escribir su historia en la categoría, afronta el reto más duro para un jugador joven: parar cuando todo empieza a florecer.
En Anduva, en plena remodelación, la esperanza no se apaga. La afición empezaba a destilar ilusión por volver a verlo cabalgar por la banda, con esa zurda que promete y amenaza a partes iguales. Porque si algo enseña la Segunda, es que los que caen y se levantan suelen regresar más fuertes.
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