Regate Femenino
·25 de junio de 2023
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·25 de junio de 2023
“Si me pregunta por esto, sabe qué hay de fondo. Si fui tan importante en una final de Champions, me hubiera gustado sentirme igual de importante después”. Estas fueron las palabras de Lieke Martens cuando fue preguntada por primera vez sobre su adiós al Barcelona en una entrevista para Mundo Deportivo. No fue la salida más dulce para la atacante neerlandesa. Aquella jugadora que llegó con el premio The Best bajo el brazo tras una espléndida Eurocopa en 2017, se despedía un lustro después para poner rumbo a tierras parisinas. Un camino habitual en los últimos años con las estrellas blaugranas. Del posible “se queda” a una amarga separación. Dos caminos que de la mano parecían idílicos, pero que terminaron rompiendo lazos. Así son las rupturas. Cuando mejor crees que funciona, de repente todo termina. Y aunque en Barcelona ya estén acostumbrados, no deja de ser difícil.
Primero fue Neymar. El brasileño cambiaba el Mediterráneo por la Torre Eiffel para huir de la sombra del mejor jugador del mundo. ¿Resultado? No salió como creía. Luego le tocó a Messi. La marcha más dolorosa para los barcelonistas. Mismo destino y mismo efecto. El pasado verano fue el turno de Lieke Martens. Siguiendo la estela de Kheira Hamraoui, la internacional neerlandesa dejaba el Barça para irse a un club cada vez más odiado por la afición culé. Y de nuevo, nada fue como se esperaba. Mientras el calor de Barcelona llenaba las vitrinas de títulos, en París el frío no cesaba.
Porque Lieke es como una de esas exparejas a las que no puedes odiar. Te ha hecho muy feliz. Pero el final ha sido traumático. Le deseas que todo le vaya bien, pero no te vas a preocupar. Incluso se te escapará la sonrisa por debajo de la nariz cuando sepas que le podría ir mucho mejor. Suena contradictorio, pero así es el ser humano. Unas veces tan piadoso y otras tan cruel. Y es que el primer año de Lieke en París se resume en solo cinco goles en 27 partidos. Tampoco ha sido una futbolista indiscutible. En liga no ha superado la barrera de los mil minutos, y esa Lieke que por momentos fue una de las mejores del mundo, se ha perdido en una temporada larga a la par que complicada. Un vestuario inestable, pronta eliminación en Champions y tres subcampeonatos.
Desde la llegada del jeque, el PSG estaba destinado a dominar el mundo. Y en el fútbol femenino, el objetivo era romper con la hegemonía de su gran rival. No obstante, se han quedado a medias, de momento. Con jugadoras de alto nivel como Katoto, Geyoro y Karchaoui, Lieke Martens era la pieza final del puzzle. Con ella el proyecto daba un paso de gigante. También lo daba con Neymar y luego con Messi. Y muchas más estrellas fichadas a golpe de talonario. Pero el PSG se ha quedado en eso. En un equipo artificial, donde los billetes han pasado por encima del proyecto, y los resultados deportivos, solo llegan a nivel nacional. Ni eso cuando nos referimos a la sección femenina.
Aunque tampoco hay que ser tan crudos. Así es el fútbol moderno y así son muchos de los equipos europeos. Está claro que dentro de todo este contexto Lieke Martens no ha conseguido brillar, pero llega el Mundial, y para ella será una oportunidad de redención. Australia y Nueva Zelanda supondrán un escaparte para toda futbolista. De las más contrastadas a las que menos. Y en el caso de Martens, con una Países Bajos que ya fue finalista en la anterior edición, sigue siendo uno de los principales reclamos de su combinado. Jill Roord, Pelova, Egurrola, Brugts, Casparij, Janssen, van Domselaar, Fenna Kalma… Muchos nombres de alto nivel para arropar a Martens e intentar olvidar la baja de Miedema.
Le ha ido muy bien al Barcelona, no tanto a Lieke Martens. Sin embargo, la vida da mil vueltas, y cuando una puerta se cierra, se abre una ventana. La neerlandesa espera que esa ventana sea el Mundial. La necesita para volver a brillar y recuperar su mejor versión. Porque después de una ruptura sigue habiendo esperanza. Lieke ha descubierto la cara oscura de París, pero a sus treinta años, se encuentra en una nueva coyuntura para tratar de dejar atrás el pasado y vivir un presente que sigue siendo optimista. Si en su día ya consiguió ser una de las mejores del mundo, no hay nada que le impida volver a intentarlo. El fútbol ha avanzado mucho, pero quien tiene calidad, nunca la pierde, y Lieke es el mejor ejemplo.
Imágenes de Paris Saint-Germain.