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·2 de marzo de 2025
El puzzle de Vicente se rompe otra vez
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·2 de marzo de 2025
Si algo se le puede achacar al Osasuna de Vicente Moreno es su falta de respuesta ante las ausencias de jugadores clave. El técnico valenciano ha construido un sólido once titular, pero no ha logrado dotar al equipo de alternativas suficientes para mantener la competitividad en caso de bajas.
La prolongada ausencia de Bryan Zaragoza ya evidenció esta carencia. Ahora, cuando parecía que la plantilla estaba al completo, un nuevo contratiempo amenaza con debilitar aún más al equipo: Aimar Oroz podría perderse los próximos encuentros por una lesión muscular, lo que dejaría a los rojillos seriamente mermados, especialmente en el aspecto ofensivo.
El mediapunta navarro, que venía de firmar un doblete frente al Valencia CF, se vio obligado a pedir el cambio en el minuto 52 del encuentro tras notar molestias en los isquiotibiales. Se dejó caer al césped de inmediato, consciente de que algo no iba bien. El Sadar coreó su nombre.
A la espera de pruebas médicas, la primera exploración apunta a una lesión muscular en la zona. “Podemos perderlo para algún partido”, reconoció Vicente Moreno tras el choque, dejando entrever que el contratiempo podría no ser menor.
La salida de Aimar Oroz dejó a Osasuna sin rumbo, desdibujando por completo el planteamiento ofensivo del equipo. Hasta su lesión, el mediapunta navarro había sido el faro que guiaba las transiciones, el nexo entre el centro del campo y el ataque, el encargado de marcar los tiempos y aportar la pausa o la aceleración necesarias en cada jugada. Sin él, el equipo perdió claridad, chispa y contundencia, convirtiéndose en un conjunto previsible y sin soluciones. La falta de creatividad se hizo evidente, con una circulación de balón espesa y sin profundidad, incapaz de desarmar la defensa rival.
El dato es demoledor: Osasuna no realizó ni un solo disparo a puerta en toda la segunda mitad. Un equipo que, cuando está completo, es capaz de competir contra cualquiera, se mostró impotente sin su director de orquesta. La dependencia de Oroz para generar juego quedó en evidencia, al igual que una preocupante falta de alternativas para suplir su ausencia.
Sobre el papel, los rojillos deberían ser candidatos a luchar por plazas europeas, pero en la práctica siguen evidenciando un problema estructural que amenaza con frenar sus aspiraciones. Cada vez que una de sus piezas clave se cae, el equipo se resiente de forma alarmante y pierde competitividad, una situación que Vicente Moreno deberá corregir si quiere que Osasuna mantenga el pulso en la parte alta de la tabla.