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·23 de diciembre de 2025
El Real Madrid entra en la misma puja que el Barça: Laporta no da crédito

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Tanto el FC Barcelona como el Real Madrid afrontan el mercado con una idea clara: reforzar sus plantillas pensando en el presente, pero sobre todo en el futuro. Ambos clubes son conscientes de que anticiparse en la captación de talento joven es clave para mantener la competitividad a largo plazo. Por eso, cada ventana de fichajes se convierte en un terreno estratégico donde no solo importan los nombres consolidados.
En este contexto, el Barça llevaba tiempo trabajando con discreción en una operación que encajaba perfectamente en su hoja de ruta. La planificación deportiva incluía incorporar perfiles jóvenes, con margen de crecimiento y proyección europea, capaces de adaptarse poco a poco al estilo del club sin una presión inmediata.
Cuando parecía que el Barça tenía la situación controlada, el Real Madrid decidió mover ficha. Desde Valdebebas también existe la necesidad de reforzar el ataque con garantías de futuro, especialmente ante los cambios previstos en la delantera. La posible salida de Endrick en determinadas fases del proyecto obliga a explorar alternativas que aseguren competencia interna y continuidad ofensiva.
La cesión de Endrick | Getty Images
El club blanco se ha fijado en el mismo futbolista que seguía el Barça, convencido de que puede encajar en su modelo. No se trata solo de talento, sino de perfil: un delantero joven, con capacidad para crecer y competir en un entorno exigente, incluso frente a otros nombres emergentes como Gonzalo García.
El protagonista de esta historia es Hamza Abdelkarim, delantero egipcio de 17 años que ha llamado la atención de media Europa. Su rendimiento reciente ha despertado el interés de los grandes, no solo por sus números, sino por la personalidad que muestra sobre el césped. Potente, móvil y con buen entendimiento del juego colectivo, encaja en los modelos de ambos clubes.
El Barça lo veía como una apuesta progresiva, con un primer paso por el filial y una adaptación pausada al fútbol europeo. Sin embargo, la entrada del Real Madrid ha elevado la tensión de la operación y ha cambiado el ritmo de las negociaciones, sorprendiendo incluso a la directiva azulgrana.
La reacción de Joan Laporta refleja el impacto de este movimiento. No es habitual que ambos clubes coincidan de forma tan directa por un talento emergente, y menos cuando uno creía tener ventaja. El fichaje ya no es solo una cuestión deportiva, sino también simbólica.
Más allá de quién se lleve finalmente al jugador, este episodio vuelve a demostrar que la rivalidad entre Barça y Real Madrid se juega también en los despachos. El mercado, una vez más, se convierte en un escenario donde cada decisión tiene consecuencias que van mucho más allá del corto plazo.









































