Da igual la pelota
·2 de noviembre de 2025
El Real Madrid es el equipo de las cinco grandes ligas que más robos firma en el último tercio del campo

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·2 de noviembre de 2025

El Real Madrid y el Clásico marcó la diferencia. Pero lo realmente relevante llegó después: el equipo no se relajó. Frente al Valencia, el conjunto de Xabi Alonso volvió a competir con la misma intensidad, la misma concentración y la misma hambre. Y quizá esa sea su mayor conquista desde que el técnico asumió el mando.
En apenas catorce partidos, tras una pretemporada acelerada y sin margen de error, el Madrid ha encontrado una identidad nueva. Una que lleva el sello claro de su entrenador, visible en cada gesto y en cada decisión. No es solo una cuestión táctica: los jugadores creen en la idea, confían en el plan y lo ejecutan con convicción. El juego fluye, la energía se contagia y el equipo mantiene la calma incluso en los momentos más exigentes. El resultado es un grupo que impone su ritmo, somete al rival y domina con una presión asfixiante.
El Madrid ha convertido la presión alta en una especie de arte. No se trata de correr sin sentido, sino de hacerlo con precisión. Cada movimiento está calculado, cada carrera tiene un propósito. Su salida de balón es una trampa para el rival, una red de movimientos coordinados que apenas deja espacio para respirar.
Xabi Alonso ha construido una estructura casi quirúrgica. No es una jaula cualquiera, sino una diseñada para atrapar, sostenida por un grupo que ha dejado de conformarse con esperar. Ahora se muerde para recuperar, no para resistir. Y los jugadores lo viven con entusiasmo.“Hemos jugado con mucha movilidad, presionando rápido cuando perdíamos el balón. Hay buena energía, sacrificio, todos quieren ayudar al equipo. Esa química es lo que buscamos”, explicaba el entrenador tras su último triunfo. “Hay futbolistas con muchísima calidad que están haciendo esfuerzos enormes para recuperar. Los de atrás estamos orgullosos de su trabajo.” — Federico Valverde
Detrás de esas palabras hay un proceso complejo. La presión tras pérdida —tan repetida en el fútbol moderno— requiere coordinación, lectura y una sincronía casi natural entre los jugadores. En este Madrid, el concepto ha alcanzado un nivel altísimo: la intensidad no baja, cada balón dividido se disputa como si fuera el último. El mérito de Xabi Alonso es haber convencido a todos de que la excelencia depende del esfuerzo colectivo.
Los datos respaldan lo que se ve sobre el césped. El Real Madrid de Xabi Alonso permite que el rival encadene solo 11,8 pases antes de perder la pelota. Esa cifra refleja la agresividad y precisión del sistema. Cada robo se convierte en una ocasión inmediata. En Europa, el Como de Cesc Fàbregas lidera esta estadística (6,76), pero el conjunto blanco se destaca en otro registro: es el equipo que más recuperaciones logra en el último tercio del campo (37).
Detrás aparecen Estrasburgo (34), Brest (33), Brighton (32) y Barcelona (31). Son números que revelan la fuerza colectiva del grupo, donde todos —desde los delanteros hasta los mediocentros— entienden que la defensa empieza arriba.Valverde lo resumía así: “Nos gusta ir a buscar la pelota rápido cuando la perdemos. Es cuando más opciones tenemos. Hay compañeros que hacen un esfuerzo enorme para presionar, y los de atrás lo valoramos muchísimo”.
El nuevo Madrid no espera. Ataca, presiona y castiga cada error. Xabi Alonso ha cerrado la jaula… y dentro, las fieras rugen con hambre de más.
Autor: Manuel Carmona
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