Agente Libre Digital
·4 de diciembre de 2025
El ÚLTIMO VALS de la F1 en Abu Dhabi.

In partnership with
Yahoo sportsAgente Libre Digital
·4 de diciembre de 2025

La alegría de Norris duró lo que duran 2 peces de hielo en un whiskey on the rocks, y es que el piloto británico se encuentra en esa situación en la que ningún piloto desearía estar: en el escenario de llevarse la pelea por el Mundial a la última carrera, una carrera en la que tiene relativamente fácil salir campeón —con una 3.ª posición le basta—, pero con la incertidumbre y la tensión de que cualquier cosa puede pasar o fallar.
Fuente: F1
La realidad es que McLaren siempre tuvo la lengua muy larga —tal vez demasiado— y la visión estratégica muy corta. Por ello nos dieron las diez y las once, las doce y la una, y las dos y las tres, y no vimos campeón alguno coronarse en Qatar.
Verstappen jugará sus cartas; seguirá con una pelea agónica desde el principio, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. No tiene nada que perder, él lo sabe. Lo dará todo, como lleva haciéndolo desde el principio; se pondrá la capa de superhéroe e intentará brindarnos el mayor espectáculo posible en pista —y puede que fuera de ella— para intentar darnos la carrera más hermosa del mundo.
Por su parte, Piastri llega algo resignado tras haber paseado por el bulevar de los sueños rotos. Le separan 16 puntos de Norris y un Verstappen infiltrando el virus de la duda en esa 2.ª posición. Su equipo le separó de una victoria que tenía amarrada y que le habría dado un balón de oxígeno muy importante.
Sin embargo, llega con opciones, y solo por eso no ayudará a su compañero, como es lógico; ya que, hasta la bandera de cuadros, todo es posible. Si algo está claro es que a Piastri le sobran los motivos para no querer ayudar a su compañero; McLaren le ha contado más de cien mentiras. Errores estratégicos, liadas en boxes y órdenes algo incomprensibles… no lo catalogaría de sabotaje, pero sí de una gestión nefasta de un equipo al que se le ha olvidado ganar.
Sin embargo, ellos no son los únicos que desean acabar ya la temporada. Fernando Alonso y Aston Martin sueñan cada noche con 2026, con ese primer coche diseñado por Adrian Newey y con tener, al fin, una gran oportunidad, con la esperanza de que amanezca por fin en Silverstone.
Caso distinto es el de Hamilton y Ferrari. Su temporada han sido 19 días y 500 noches de pesadilla de un piloto que no ha sabido adaptarse, que ha batido récords nefastos y que confía en un reseteo que le haga mirar con esperanza al 2026, junto a un Ferrari que tampoco ha estado a la altura de las expectativas —ya no con Hamilton, sino con Charles Leclerc—, quien se ha partido la cara por el equipo, un año más, a cambio de nada. Y es que lo de Leclerc por Ferrari es amor incondicional, y es bien sabido que el amor, cuando no muere, mata.
Y así fue como, al final, llegó el final en Abu Dhabi. Nadie, a inicios de año, habría pensado que Verstappen aguantaría este pulso tanto tiempo. El rendimiento de su Red Bull había provocado que el médico le recetase pastillas para no soñar con un 5.º Mundial; sin embargo, una vez llegados a este punto, cualquier cosa puede ocurrir.
No veíamos tantos candidatos a ganar un título en la última carrera desde 2010, año que, como alonsista de bien, me trae recuerdos nefastos… recuerdos que me llevan por la calle de la melancolía.
La realidad es que, a finales de esta semana, habrá un solo piloto que celebrará bien su 5.º Mundial, o bien su primero, con el éxtasis añadido de quien ha luchado por él de forma agónica; mientras que los otros dos pilotos tendrán una noche de domingo que acabará muy mal…
Ocupen su localidad, y presten todos atención, porque a punto está de levantarse el último telón de la temporada, el telón que decidirá qué piloto se corona como campeón del mundo de F1.
Esta semana tendremos el último vals de la temporada, y estaremos aquí para contárselo, eso sí, en un tono algo más informativo y extenso que este, el cual me he permitido modificar con múltiples referencias que confío en que algún aficionado a ese anciano de voz rota y bombín haya podido detectar: referencias de agradecimiento al cantante que ha narrado más vidas que el narrador de Cuéntame y al que me he permitido el lujo de homenajear unos días después de su retirada.









































