Mi Bundesliga
·16 de abril de 2020
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·16 de abril de 2020
Con la ausencia de fútbol estos días, no es mal momento para recordar un día histórico donde los haya. Una vez en la que dos mundos opuestos, que no mucho tiempo atrás eran uno solo, se vieron las caras sobre un campo de fútbol: el día que se enfrentaron las dos Alemanias.
Pongámonos en contexto: Mundial de 1974. Tres décadas antes, el final de la Segunda Guerra Mundial había dividido Alemania en dos. En el oeste, la República Federal Alemana (RFA) , aliada de Estados Unidos y el bloque capitalista. En el este, la República Democrática Alemana (RDA), aliada de la URSS y el bloque comunista. Era la primera vez que ambas se encontraban sobre el césped, precisamente en un torneo con sede en la RFA, y a la postre sería la única vez en toda la historia.
Había una gran expectación por ver lo que iba a pasar en el Volksparkstadion de Hamburgo. Dos países vecinos y rivales, en mitad de la Guerra Fría, se enfrentaban en un duelo sin precedentes. La ciudad entera se blindó al ser un partido de alta tensión, y todos los aficionados que fueron al campo tuvieron que pasar numerosos controles de seguridad.
El encuentro era el cierre de la primera fase de grupos del torneo. Alemania Occidental ya tenía asegurado el pase a la segunda ronda, y a Alemania Oriental en principio le bastaba con un empate para pasar de ronda, aunque el resultado del otro partido del grupo (Chile no consiguió ganar a Australia) hizo que el duelo se limitase a decidir quién iba a pasar como líder del grupo.
Las diferencias entre las Alemanias eran evidentes. En la RFA había gran cantidad de futbolistas profesionalizados por aquel entonces y saltaron al terreno de juego con nombres como el de Sepp Maier, Beckenbauer, Müller y a unos jóvenes Breitner y Hoeness entre otros. Sin embargo, esta era la primera vez historia que los orientales habían conseguido clasificarse para la Copa del Mundo, y es que en la RDA se había decidido potenciar otros deportes antes que el fútbol. Aún así, ese mismo año el Magdeburg había logrado ganar la Recopa de Europa contra el Milan.
El partido entre las Alemanias en sí fue bastante cerrado. El combinado de la RFA se notaba bastante superior y jugó con mucha calma, pero los de la RDA se mantuvieron bastante sólidos atrás y al contraataque podían sacar alguna ocasión clara. Pero fue en el minuto 77 donde aconteció un gol histórico. Un balón largo de Hamann, que había entrado como recambio pocos minutos antes, para Jürgen Sparwasser dejó a la defensa anfitriona descompuesta y el histórico delantero del Magdeburg batió a Maier para dar la victoria a los orientales, por los que nadie daba nada.
Con este triunfo, la RDA consiguió vencer a su vecino rival y consiguió avanzar de ronda en el primer lugar de su grupo. No obstante, lo que vino después no estuvo tan cargado de épica y alegría. Fue emparejada con Brasil, Holanda y Argentina en la segunda fase de grupos y acabó siendo eliminada obteniendo un punto en los tres partidos.
En cambio, ese gol de Sparwasser supuso un verdadero despertar para el combinado occidental, que pasó sin complicaciones la segunda ronda (frente a Polonia, Yugoslavia y Suecia) y terminó batiendo a la Holanda de Cruyff en la final para reclamar su segundo título mundial.
Las Alemanias nunca más volvieron a enfrentarse. La RDA no volvió a clasificarse para un Mundial o Eurocopa, aunque sí tuvo algunos éxitos más en los Juegos Olímpicos. Pudieron haberse reencontrado en la fase de clasificación para la Eurocopa de 1992, pero la reunificación del país hizo que el combinado de la Alemania oriental se anexionara al de la occidental.
“Si en mi lápida pusieran ‘Hamburgo 74’ todos sabrían quién yace ahí abajo”, dijo el propio Sparwasser tiempo después. Porque aunque quien se llevó la gloria en aquel torneo fueron los occidentales, este partido sigue y seguirá en la memoria de los nostálgicos de esa Alemania comunista, que una vez se llevó el gato al agua.