Fondo Segunda
·20 de diciembre de 2025
El Valladolid pone el radar en una oportunidad

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Hay futbolistas que no necesitan grandes focos para empezar a llamar a las puertas correctas. Jordi Altena es uno de ellos. A sus 21 años, el lateral derecho del RKC Waalwijk se ha convertido en uno de los nombres propios del mercado tras aparecer en las agendas de clubes tan distintos como el Union Saint-Gilloise, el DC United y el Real Valladolid, según informa el medio belga Voetbalkrant. Tres caminos, tres estilos y un mismo interés: un defensor joven, profundo y con margen de crecimiento.
El fútbol moderno se decide cada vez más en los costados. Y Altena, sin levantar la voz, ha conseguido que varios despachos se detengan a observar su progresión.
Formado en el fútbol neerlandés, Jordi Altena responde a ese perfil tan reconocible del lateral holandés: intensidad constante, buen trato de balón y capacidad para interpretar cuándo atacar y cuándo cerrar. En el RKC Waalwijk ha ido ganando peso competitivo pese a su juventud, acumulando minutos en una liga exigente como la Eredivisie, donde el error se castiga y la toma de decisiones es constante.
No es un lateral exuberante en cifras goleadoras, pero sí en influencia. Altena aporta amplitud, rigor táctico y una fiabilidad defensiva que no siempre abunda en perfiles ofensivos. Su edad, además, le convierte en una inversión de presente utilizable y futuro revalorizable.
El interés del Real Valladolid no es casual. El club pucelano lleva tiempo buscando estabilidad y profundidad en el lateral derecho, una posición clave para cualquier proyecto que aspire a competir con ambición en LaLiga Hypermotion. En una categoría donde los detalles deciden ascensos y frustraciones, contar con un lateral fiable es casi una obligación.
La operación, que podría rondar los 300.000 euros, encaja en una lógica de mercado muy concreta: fichar talento joven, con experiencia en ligas competitivas y margen de crecimiento. Para el Valladolid, Altena no sería solo un refuerzo inmediato, sino una pieza moldeable dentro de un proyecto que mira más allá del corto plazo.
El interés del Union Saint-Gilloise y del DC United añade contexto y valor al nombre de Altena. El club belga es uno de los proyectos más sólidos y bien trabajados de Europa en los últimos años, experto en detectar talento joven y revalorizarlo. El conjunto estadounidense, por su parte, representa una vía distinta: protagonismo inmediato y un mercado en expansión.

Que Altena esté en la órbita de estos clubes habla de un perfil que trasciende fronteras. No es solo una apuesta local, es un jugador que encaja en distintos modelos de juego y contextos competitivos. Y ahí es donde el Valladolid suele moverse como pez en el agua.
La Segunda División española exige laterales completos. No basta con correr la banda: hay que defender centros laterales, interpretar bloques bajos y ser preciso en ataque. Altena, por formación y estilo, parece preparado para ese ecosistema. Su disciplina táctica y su capacidad para sostener el ritmo durante 90 minutos encajan con la crudeza de la categoría.
Además, su edad permite una adaptación progresiva. No llegaría con la presión de ser salvador inmediato, pero sí con la responsabilidad de crecer partido a partido.
El fútbol no siempre recompensa al que llega primero, pero sí al que llega a tiempo. El Real Valladolid sabe que perfiles como el de Jordi Altena no suelen permanecer mucho tiempo en precios accesibles. Apostar ahora es anticiparse al ruido futuro.
A veces, los grandes movimientos no hacen titulares ruidosos. Se filtran en forma de rumores, de intereses compartidos, de cifras razonables. Jordi Altena es uno de esos nombres que, sin estridencias, empieza a escribir su historia de mercado. Y el Valladolid, atento, observa el carril derecho sabiendo que ahí también se ganan ascensos.









































