Santa Fe Deportivo
·26 de julio de 2023
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Aquellas coronas de flores que dejaron hinchas de Colón en la sede de Unión, a este presente, con un equipo rojinegro al borde del descenso.
El 17 de mayo, la ciudad amaneció con una “broma pesada”; protagonizada en la madrugada de esa jornada por hinchas de Colón en la sede de Unión.
Bajaron de un Ford K, y además prendieron fuego y dejaron coronas de flores en la sede rojiblanca. Pasaron pocos minutos para que las imágenes y un video fueran virales.
A esa altura del recorrido, con Sebastián Méndez recién llegado después de la partida de Gustavo Munúa, el Tate venía de perder con Sarmiento, de quedar eliminado en la Copa Argentina y con 9 puntos en 15 partidos, pero apenas 2 de los 12 que el Gallego puso en juego.
Desde aquella partida de defunción que un vecino le quiso hacer al otro, donde muchos aún lo siguen poniendo como un eslabón más del folclore del fútbol, pasaron 68 días y si bien el panorama en la Avenida López mejoró muy poco, en el sur de la ciudad pidieron “que se vayan todos”.
Los números son fríos, contundentes, reveladores. Son, al fin y al cabo, la cruda realidad de un ciclo cumplido con Gorosito, y un Colón que se asemeja mucho a un elenco de Primera Nacional.
Colón desde “el velorio en la Avenida”, añadió un triunfo (Estudiantes 1-0), empató 5 y perdió 4, sumando apenas un gol en los últimos cinco duelos. Reunió 8 puntos sobre 30 en juego, un bajísimo 26,66% de efectividad.
Unión sumó con dos entrenadores desde aquel mojón, cosechó 4 victorias, 6 empates y apenas una derrota. En 8 partidos no le anotaron. Es decir, sumó 18 sobre 33, con un porcentaje de 54,54%. Tiene un partido más por aquel frustado de la canaleta con Lanús.
El Colón que estaba muy por encima de Unión, llega a la última fecha por dos unidades debajo de su clásico rival, y con un manojo de dudas importante. Los “porotos” siempre se cuentan al final del camino, lo que para unos seguirán siendo “folclore” o “bromas del fútbol”, termina, muchas veces, siendo un boomerang, donde el mal deseado al de enfrente, se constituye en un mal propio potenciado.
Fuente Diario Uno