Un 10 Puro
·27 de septiembre de 2025
El veranillo de San Xabi

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·27 de septiembre de 2025
No se pueden poner excusas, ni siquiera las arbitrales, al revolcón que se llevó el Real Madrid en el Metropolitano (5-2). No por esperado, porque cualquier madridista sabía que para el Atlético el partido era una final en septiembre y que el regadío desaforado de elogios de los últimos días iba a ser plomo en las piernas, pica menos. Porque pica y mucho. Lo peor, más allá de la derrota, es que transmite una tendencia: la meritocracia son los padres.
Este verano, ante el PSG, en uno de esos partidos del Mundial de Clubes, Xabi Alonso, que apostaba por una idea muy diferente a la 'ancelottiana', decidió jugar ante los de Luis Enrique tirando de la receta 'antigua' y no de la propia. En el Metropolitano, no fue tan brusco pero sí volvió la burra al trigo: Bellingham titular y Mastantuono al banquillo. Ni el primero merecía estar en el once más que por el nombre ni el segundo el banquillo, por más que sea un chavalín recién llegado. Y esa ausencia de meritocracia no augura nada bueno.
Fue el veranillo de San Xabi: no fue el descalabro del PSG (que además supuso una eliminación) pero el desandar parte del camino ante los Simeone provocó un atropello que ahora deja el proyecto sumido en mil dudas. Todo lo bueno que se había visto hasta ahora, desapareció. El Madrid defensivamente fue una excursión de ursulinas: fallaron todos, de Courtois a Huijsen o Carreras, y sin solidez defensiva (¡llevarse cuatro goles de un equipo del Cholo! ¿Qué será lo siguiente? ¿Que te los marque el Getafe de Bordalás?). Al menos, chispazos de Güler y el colmillo de Mbappé hicieron que el madridista medio no entrara en depresión.
Cada balón aéreo del Atlético era como un ataque con drones a un nido de jilgueros. La defensa madridista parecía de blandiblub. Y para colmo, con unos problemas inmensos para sacar el balón jugado, otra cosa que se había vanagloriado hasta la extenuación en este arranque de temporada. Pues ante los rojiblancos, agua. Un equipo casi transparente en ambas áreas y, también, en la creación. Un Irreal Madrid.
El Atlético decidió no poner fin a su temporada a finales de septiembre. Mordió, apretó, creyó en lo que hacía y con un jugadorazo como Julián Álvarez sobre el campo (que esta vez decidió tirar su penalti normal y no a dos toques) todo le resulta más fácil. El principio del otoño ha traído viejos vicios veraniegos al Real Madrid. Maldito veranillo, que deja el proyecto temblando... en septiembre. ¿Pero no era una final para el Atlético?
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