Un 10 Puro
·15 de septiembre de 2025
España hace una machada histórica para eliminar a Dinamarca en la Copa Davis, con un héroe inesperado

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·15 de septiembre de 2025
El Club de Tenis Puente Romano en Marbella vibraba con una intensidad que recordaba las grandes gestas de la Copa Davis. España, capitaneada por David Ferrer, se enfrentaba a una eliminatoria que parecía perdida tras el sábado fatídico. Pablo Carreño Busta, el veterano asturiano, cayó en dos sets ante Holger Rune por 7-5 y 6-3, en un partido donde el danés mostró su potencia y agresividad habitual.
El número 11 del mundo, con solo 22 años, dominó con su derecha demoledora y un servicio que rozaba los 230 km/h, dejando a España contra las cuerdas.
Horas después, Jaume Munar, el mallorquín número 37 del ranking ATP, no pudo hacer mucho ante Elmer Moller, el joven promesa danesa que remontó para ganar 2-6, 6-1 y 6-4.
El 0-2 era un golpe duro, especialmente con las ausencias de pesos pesados como Carlos Alcaraz, fatigado tras su reciente US Open, Alejandro Davidovich y Marcel Granollers, lesionado en el tobillo. La presión era asfixiante: España no podía permitirse una eliminación en casa, en tierra batida, donde no perdía desde 1999.
El domingo amaneció con esperanza tenue. Ferrer, astuto como siempre, apostó por el dobles como salvavidas. Pedro Martínez y Jaume Munar saltaron a la pista ante August Holmgren y Johannes Ingildsen, una pareja danesa sin el brillo de sus singles. El primer set fue un desastre para España, con un 1-6 que olía a sentencia. Pero el espíritu de la Davis, ese intangible que tanto se invoca, entró en acción.
Martínez, con su solidez desde el fondo de la pista, y Munar, con su movilidad incansable, remontaron en el segundo set por 6-3. El tercero fue una batalla de nervios: España se impuso 6-2, forzando el empate a 2-2 en la eliminatoria. Martínez, que ya había jugado más de tres horas, se convirtió en el pilar. "Esto es lo que hace grande la Copa Davis", declararía después, con el sudor aún perlando su frente.
El público marbellí, con banderas ondeando, rugía en apoyo, convirtiendo el estadio en un fortín.Pero el verdadero drama estaba por venir. Con la eliminatoria en el alambre, Ferrer tomó una decisión audaz: Pedro Martínez, el valenciano de 27 años clasificado en el puesto 67 del mundo, contra Holger Rune, el prodigio danés que aspira a todo en el circuito. No era una elección obvia; Jaume Munar o Roberto Carballés Baena eran alternativas, pero Martínez tenía un as en la manga: había vencido a Rune en febrero en el ATP de Rotterdam, por 6-4 y 6-1, en una sorpresa que ya había marcado el año.
El partido, que duró más de tres horas bajo el sol andaluz, fue un recital de tenis épico. Martínez salió como un toro, rompiendo el servicio de Rune en el primer juego y encadenando cinco victorias consecutivas para adjudicarse el primer set 6-1. El danés, visiblemente frustrado, lanzaba raquetas y recibía warnings del árbitro, pero su calidad era innegable.En el segundo set, Rune despertó. Una rotura temprana puso el 2-1, y aunque Martínez contraatacó, el nórdico igualó a 2-2 y luego aceleró, ganando por 6-4 con un juego agresivo que recordaba su mejor versión.
El tercero fue un thriller. Rune se adelantó 4-2, y con España al borde del abismo, el danés tuvo incluso un match point a 5-4 y 30-0 en el saque de Martínez. El valenciano, con el corazón en un puño, salvó esa bola letal con un revés paralelo preciso y valiente, desatando la locura en las gradas. Rune, aquejado por problemas en el aductor derecho que requirieron atención médica, empezó a flaquear. Martínez, exhausto tras seis horas acumuladas en pista ese día, resistió y forzó el tie-break. Allí, con 6-3, selló la victoria en un 7-6(3) que pasará a los anales.
Rune, desolado, admitió: "Perdí contra un guerrero". Martínez, héroe inesperado, se convirtió en el alma de la remontada, demostrando que en la Davis, el ranking es secundario ante el coraje.
Con el 2-2, todo pendía de Pablo Carreño ante Elmer Moller. El gijonés, redimiéndose de su derrota inicial, jugó inspirado. Dominó el primer set 6-2 con breaks tempranos y un servicio sólido. En el segundo, llegó a 5-3 con bola de partido, que confirmó con un golpe ganador. 6-3 final, y España explotaba en júbilo. Carreño, alzado en hombros por Martínez y Munar, simbolizaba la unión del equipo. Esta machada, la primera remontada de un 0-2 en la historia española de la Davis, catapulta al equipo a las Finales a 8 en Bolonia, del 13 al 20 de noviembre. Martínez, con sus dos puntos decisivos, emerge como el inesperado salvador, recordándonos que el tenis es impredecible y la garra, eterna.