Excusas | OneFootball

En un somero repaso a la lista de jugadores lesionados de todos los equipos de la Liga española, se puede comprobar que, junto con el Gerona, el Sevilla Fútbol Club es el más castigado en este momento por la plaga de lesiones derivada del mal fario que se instaló hace varios años por los alrededores de la bombonera de Nervión. La consecuencia primera, y cuantificable, es que ambos deambulan después de casi un tercio de competición liguera por la zona media de la clasificación con apenas 15 puntos y deparando alegrías y tristezas a sus aficiones casi a partes iguales. La segunda consecuencia es que ni el Gerona juega esta temporada el fútbol preciosista y eléctrico de la campaña anterior, ni el Sevilla es capaz de hilvanar un patrón de juego que le haga identificable y reconocible sobre el terreno de juego.

Si se analiza la situación del equipo de Pimienta sin la contaminación de la pasión propia del hincha ni de la crítica acérrima por intereses económicos, hay que convenir que la dificultad que entraña construir un equipo de fútbol desde cero se agrava mucho más si no se tiene la estabilidad mínima que se requiere para compactar la armonía del grupo de jugadores que han de actuar sobre el campo. No hay que ser un gran entendido en fútbol ni tampoco en psicología de grupos para saber que la conformación del buen entendimiento colectivo necesita disponer de una rutina que favorezca la unión, mediante el conocimiento mutuo, de sus elementos, de tal manera que se adquieran automatismos a base de insistencia machacona en la misma coyuntura; es decir, lo que en cualquier actividad se llama compenetración y en la jerga deportiva se ha conocido habitualmente como “jugar de memoria”.

Si semana a semana van desapareciendo de la escena componentes del colectivo, resulta evidente que la dificultad, ya de por sí elevada, para adquirir dicha compenetración adquiere mayores cotas que incluso llegan a afectar en el factor anímico de los elementos. Intentemos imaginar en este punto si el futbolista elegido para ocupar el extremo izquierdo en el próximo partido no va a estar influido en su ánimo sabedor de que los dos compañeros que le antecedieron en esa posición han caído lesionados de cierta consideración. Necesariamente, cuando el mal fario de las lesiones se instala en un vestuario, impregna el subconsciente de los futbolistas mermando su capacidad sobre el terreno de juego, de la misma manera que supone una rémora ser consciente de que no hay competencia en la lucha por el puesto en el once inicial y que, por mucho que su rendimiento no sea máximo, se tiene garantizado un lugar en la alineación de salida.

Que sí, que sí, que se puede pensar que todo esto son excusas y que la única realidad es que el equipo está muy mal planificado porque Víctor Orta es un inútil, lo cual es muy lógico desde la perspectiva del desconocimiento de que construir un equipo, ya sea de fútbol o de cualquier otra práctica deportiva, es mucho más complejo que hacer una alineación en el Fantasy o en la Play.

Para que un equipo de fútbol se desempeñe como un bloque, lo primero que se precisa es disponer de pequeñas asociaciones, dentro del mismo colectivo, que funcionen con la mínima compenetración ya mencionada. Si nos remontamos al pasado más reciente, ¿podríamos decir que el esqueleto defensivo que conformaron Bono-Koundé-Diego Carlos-Fernando habría obtenido el mismo rendimiento si en cada jornada faltara uno o dos de ellos? ¿Habrían adquirido el mismo nivel de consistencia si primero uno y después otro hubieran encadenado meses de baja por una lesión? En el Sevilla actual se ha dado, por contra, la circunstancia de que la pareja de centrales que Pimienta ha elegido como titulares ha caído lesionada de forma simultánea sin siquiera poder encadenar dos partidos consecutivos jugando juntos. De hecho, entre unos avatares y otros, no se ha podido repetir el mismo eje defensivo en toda la temporada.

Prácticamente en la misma circunstancia se encuentra el centro del campo, donde se han ido alternando los inconvenientes físicos, hasta el punto de coincidir en la enfermería varios de sus componentes como Sow, Saúl, Suso y Lokonga durante cierto tiempo. Dicha circunstancia propició de hecho que un curtido y veterano Gudelj aprovechara la ocasión e hiciera suya la camiseta de titular, ya veremos por cuanto tiempo y si las lesiones le respetan.

Teniendo claro, pues, que la plaga de lesiones está suponiendo un evidente lastre para el desarrollo del cometido de García Pimienta, hay que ser consciente también de que, cuando desaparezca este mal fario, el equipo podrá desempeñarse de mejor forma para conseguir victorias que le van a llevar no mucho más arriba del puesto que actualmente ocupa en la clasificación. Cuando el calendario sea benévolo, quizá el Sevilla FC pueda encadenar dos o tres victorias seguidas y habrá quienes empiecen a hablar de puestos europeos y demás milongas. Nada de eso, con lesiones o sin ellas, este equipo no da para más que sestear en la zona templada. Esta es la realidad, ni más ni menos.