Apuntes de Rabona
·11 de septiembre de 2021
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En la era moderna, cuando lo que destaca son los goles y las jugadas espectaculares que levantan a la tribuna de su asiento, el capitán italiano se alzó entre la élite del futbol mundial como el mejor. Siempre en el momento y lugar adecuados, Cannavaro convirtió el liderazgo y compromiso en su desayuno.
Sin la presencia física que se espera de un defensor central del país de la bota, Fabio se dio por bien servido con su 1.75 cm para secar a los mejores delanteros del mundo de aquella época; jugadores como Miroslav Klose y Thierry Henry fracasaron en su intento por superarlo.
En los albores de la década de los 90, con una Italia dolida por la eliminación a manos de Diego Armando Maradona y Argentina en su mundial, un joven de pelo castaño y sonrisa amplia emergió en el club donde el Diego dejó una huella imborrable: El 7 de marzo de 1993 Fabio Cannavaro debutó con la camiseta del Nápoles, club de su ciudad natal. El sueño que tuvo cuando era pasa balones del equipo se vio cristalizado en aquel partido contra la Juventus. Sin embargo, solamente dos años después, el equipo del norte de Italia tuvo problemas financieros y el Parma se hizo de sus servicios.
Aquel equipo legendario de 1999 con Giangluigi Buffon, Hernán Crespo, Sebastián la bruja Verón, Hristo Stoichkov, Gianfranco Zola, Lilian Thuram y Fabio Cannavaro conquistó la Copa UEFA venciendo al Marsella en 1999, dos Copas Italia (99 y 02) y una Supercopa de Italia en el 99. Pero el éxito parmesano no duraría demasiado y para 2002, en medio de una crisis para su equipo, fue vendido por 23 millones de euros al Inter, que ganó la puja a su acérrimo rival: el AC Milan.
La llegada a los neroazurris parecía prometedora al principio, sin embargo Cannavaro no encontró acomodo en los esquemas planteados por sus técnicos, y después de dos temporadas en el Internazionale, el napolitano fue traspasado a la
Juventus de Turín
. El cuadro bianconeri lo recibió con los brazos abiertos y en su primera temporada
levantó el ansiado título del Calcio
. La siguiente temporada no fue menos exitosa y se alzó bicampeón del torneo liguero. Aunque el palmarés del defensor ya era numeroso, faltaba la consagración en el gran escenario: l
a Copa del Mundo
.
El impenetrable catenaccio de Marcelo Lippi conformado por jugadores de la talla de Buffon, Pirlo, Nesta, Zambrotta, Totti, Del Piero y compañía, era comandado por el número 5, Fabio Cannavaro con el gafete al hombro guió aquella selección inolvidable. El examen de titulación para el napolitano se dio en la semifinal de Alemania 2006.
El cuadro teutón estaba a una victoria de alcanzar la final del mundial en su país. En la portería de enfrente estaba Italia; tricampeona del mundo hasta ese momento y con un muro defensivo que había recibido apenas 1 gol en todo el campeonato. Il Capitano brindó una soberbia actuación defensiva ganando manos a manos, duelos de cabeza y haciendo intervenciones quirúrgicas en propio terreno. La escuadra azzurra llevó hasta la prórroga aquel encuentro que ganarían 2-0.
Para el séptimo partido de la justa mundialista, el seleccionado italiano enfrentó a la escuadra francesa, liderada por Zinedine Zidane. Los galos habían deslumbrado con su futbol, sobre todo en aquel partido en cuartos frente a Brasil, en el que Zizou dio un auténtico paseo a la canarinha. Sin embargo, la zaga comandada por Fabio detuvo el ataque francés con Trezeguet y Henry a la cabeza, y forzaron la serie de penales luego de un 1-1 en el tiempo regular. Tras una dramática definición por penales, Cannavaro levantó el trofeo que los acreditó como campeones del mundo. La cuarta estrella bordada en la historia del futbol italiano guardará siempre el nombre del legendario central.
El 2006 fue un año atípico en cuanto a premios individuales; tanto el balón de oro como el jugador del año de la FIFA fueron entregados a un defensor por segunda vez en toda la historia: aquel niño napolitano que soñaba con jugar en el equipo de su ciudad, recibió el reconocimiento mundial por el excelso nivel mostrado en ese año, opacando a figuras de la talla de Zidane, Ronaldo y Klose. No conforme con eso, Il muro fichó con el mejor equipo del siglo XX; el Real Madrid se convirtió en su nueva casa.
Fabio Capello llegó como técnico de la Juventus al equipo madrileño y con él dos de las piezas clave en su planteamiento: Cannavaro y Emerson. Tras unos primeros meses complicados para el central campeón del mundo, Fabio comenzó a tomar ritmo y las buenas actuaciones dieron resultados: el Madrid de Capello salió Bicampeón de España en las primera dos temporadas en las que contó con Il capitano en sus filas.
En 2009 la etapa con el equipo español terminó. Pero Cannavaro todavía tenía futbol en las piernas. La Vecchia Signora fichó de vuelta a Il muro para el curso 2009-2010. Su retorno a Italia solo duró un año, en 2010 Fabio dio fin a su carrera en Europa para emigrar a los Emiratos Árabes Unidos y jugar para el Al Ahli.
El napolitano puso punto definitivo a su carrera en el año 2012. Más allá de las distinciones individuales o colectivas, será recordado por el temple, el liderazgo, la gallardía y la calidad del defensor que fue Fabio Cannavaro, un muro de oro.
Por: Alfredo Canseco / @alfrecanseco