Fede Valverde no se encuentra en el Real Madrid de Xabi Alonso | OneFootball

En los últimos meses, el termómetro energético del Real Madrid marca una anomalía: Federico Valverde ya no irradia el mismo calor competitivo de antaño. El uruguayo, segundo capitán del conjunto blanco y símbolo de entrega, atraviesa uno de los momentos más inciertos desde su llegada a Chamartín. Entre lesiones, dudas sobre su posición y gestos que no han pasado inadvertidos, ‘El Pajarito’ parece haberse desorientado en el mapa táctico y emocional del nuevo Real Madrid de Xabi Alonso.

Valverde lo juega todo, incluso cuando está tocado

La última señal de alarma se encendió en Vallecas. Fede Valverde terminó el encuentro ante el Rayo tocándose la parte posterior de la pierna derecha y pidiendo el cambio en el minuto 83. Horas después, el club confirmó una lesión en el músculo semimembranoso que lo tendría unos diez días de baja. Era el segundo episodio muscular en apenas una semana, después de acabar con molestias en Anfield.

No es la primera vez que Fede juega al límite. En los últimos 200 partidos oficiales del Real Madrid, el uruguayo apenas se perdió diez de ello. Con Carlo Ancelotti, no se cuentan ya las veces que jugó infiltrado. Ahora, durante el parón de noviembre, podrá soplar un poco. Pero de cara al futuro, habrá que ser cautelosos y no llevarlo tanto al límite.

Ya no es centrocampista

Después de empezar el curso como centrocampista, su posición, ‘El Pajarito’ fue muy cuestionado. En la sala de máquinas, el uruguayo no se encontraba. No estaba a su mejor nivel. Pero, las lesiones de Trent Alexander-Arnold y Dani Carvajal le abrieron una autopista… como lateral derecho. Xabi Alonso le considera un recurso fiable, pero el jugador no ha ocultado que su hábitat natural sigue estando en el medio. «No nací para jugar de lateral«, reconoció antes del Kairat, aunque matizó que siempre estará «a disposición del entrenador donde sea necesario».

Esa sinceridad, sumada a su suplencia ante el Kairat Almaty en la Champions, desató una polémica inesperada. Durante el calentamiento, fue el único suplente que no tocó balón con el resto del banquillo. Luego, en pleno partido, se negó en volver a calentar. Una imagen que se viralizó y sembró dudas sobre su actitud. El técnico explicaría más tarde que la decisión de sentarle «ya estaba tomada«.

Valverde dio la cara

Lejos de esquivar el temporal, Federico Valverde decidió enfrentarse a esas acusaciones. «He leído varios artículos dañando mi persona. Sé que he tenido partidos malos, soy consciente. No me escondo y doy la cara«, escribió en un comunicado en sus redes sociales. En ese mensaje, el uruguayo reafirmó su compromiso con el club y negó rotundamente haberse negado a jugar: «He dado todo y más por este club. Jamás he pedido descanso y lucharé hasta el final donde me toque«.

Y desde entonces, sus actuaciones mejoraron. Siguió siendo el lateral derecho de Xabi Alonso. Es más, en su nueva posición, ha ido ganando galones. En el Clásico, sorprendió a todo el mundo de nuevo. El tolosarra le pone incluso por delante de un jugador como Trent, que sí es lateral de profesión. Y los números respaldan esa teoría: este curso, Fede suma 1.261 minutos. 605 fueron como carrilero diestro. O sea, Fede es casi más lateral que centrocampista.

Toca descansar

El presente inmediato de Fede pasa por recuperar su cuerpo y su mente. El parón de selecciones le ofrece una pausa para resetear. No viaja con Uruguay –se pierde los duelos ante México y Estados Unidos– y trabajará en Valdebebas bajo supervisión del cuerpo médico. Xabi Alonso, por su parte, lo considera pieza estructural pese a los vaivenes. «Sabemos que es un jugador total«, dijo tras la victoria ante el Valencia.

Pero al ‘8’ blanco le toca reinventarse. Entre lesiones, sobrecarga emocional y la transición a un nuevo modelo, Valverde encara quizás el reto más difícil de su carrera: reencontrarse con ese motor inagotable que lo convirtió en el alma del Real Madrid. En el club confían en que volverá a volar. Ahora, más que nunca, el halcón necesita desplegar las alas.