Fondo Segunda
·8 de julio de 2022
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·8 de julio de 2022
Cerrar los ojos y dar rienda suelta a la posibilidad de imaginar. Trasladarnos a nuevas dimensiones sin necesidad de salir de nuestra pequeña habitación. Experimentar realidades inconcebibles desde el plano de la lógica y el raciocinio humano. Soñar es gratis, dicen algunos, aunque después de tantas caídas se hace realmente complicado volver a levantar con esperanzas renovadas. Pero, por más duro que sea el golpe, siempre quedarán motivos para creer. Sacudirse las rodillas polvorientas, alzar el mentón y caminar con paso firme hacia adelante sin mirar atrás. El Málaga comenzará una nueva temporada en La Liga Smartbank aunque, esta vez, lo hará acompañado por dos caballeros de lujo: Fran Sol y Rubén Castro. Dos cazadores del gol. Dos cazadores de sueños.
Hace tiempo que no se divisan rayos de resplandeciente fulgor en la Costa del Sol. El sufrimiento continuo y la inquietud ante un destino incierto terminaron por convertirse en las consignas habituales del Málaga CF a medida que avanzaba la recta final de la pasada temporada. La ilusión rebosante de las primeras jornadas terminó quedando relegada a un segundo plano para ceder protagonismo a un desconcierto generalizado que se prolongó hasta el final. La falta de gol fue una de las causas principales que, irremediablemente, terminaron por abocar al Málaga a una precaria situación. 36 tantos en el casillero componen el registro más bajo de toda la categoría en materia de goles a favor. Una cifra de descenso. La maquinaria ofensiva del equipo nunca terminó por carburar. Las piezas más adelantadas nunca terminaron de cumplir con su función: la movilidad arriba de Brandon Thomas no pareció suficiente para sumar puntos al casillero; el regreso de Antoñín no fue el esperado; el brillo que prometía emitir Kevin desde la banda quedó reducido a tímidos destellos; la irregularidad marcó el paso de Paulino por el club y la contratación de Adrián a última hora nunca surtió efecto.
Fran Sol y Rubén Castro escoltan a José Muñoz en la presentación de la nueva equipación malaguista | Fuente: El Desmarque
Por suerte, hace tiempo que en las oficinas de La Rosaleda cuentan con un hombre capaz de conceder deseos mediante el simple frote de una lámpara, para después vestirse con traje y corbata con la intención de consolidarse como uno de los directores deportivos más cualificados de la categoría. Manolo Gaspar, es el mismo hombre que cometió errores el pasado mercado estival aunque, esta vez, parece haberse resarcido con la búsqueda de la solución al lastre de los andaluces de cara a puerta. El paleño ha conseguido reunir en un mismo bando a dos de los goleadores más demoledores de la competición: Fran Sol y Rubén Castro. Casi de forma automática, la barra de la ilusión se vuelve a llenar.
Desmarque, remate y celebración. La fórmula parece sencilla. Rubén Castro y Fran Sol aterrizan en tierras malagueñas con el único propósito de sumar goles aunque, a dos arqueros de sublime talento no hay diana que se les resista. El delantero canario llega, a sus 41 años, con la intención de continuar derribando barreras después de dos años abanderando al Cartagena por todos los rincones del territorio nacional. Los años no parecen haber pasado para un delantero único en su especie. Un rematador distinguido que continúa superando registros personales y nacionales cada temporada que pasa. Con la parsimonia y la experiencia de un tipo de su edad, pero con la ilusión intacta de aquel juvenil que debutó con la camiseta de la UD Las Palmas aquel 25 de febrero de 2001 en el fútbol profesional, curiosamente, en La Rosaleda. Más de dos decenios después, ‘Rubo’ vuelve al lugar donde todo empezó, aunque, esta vez, no lo hará solo.
Fran Sol se convertirá en su mejor socio para volver a encaminar al Málaga en la senda del gol. El delantero madrileño, acostumbrado a coexistir en un mismo entorno con futbolistas que ocupan una función similar a la suya, pondrá su excelente capacidad en el remate y su poderío físico al servicio del equipo para ayudarle a escalar posiciones a base de goles. Desarrollar la línea continuista que trazó durante su estancia en Éibar partirá como su máximo objetivo y, la capacidad ofensiva que mostró en tierras holandesas, como su mejor aval. Rubén Castro y Fran Sol formarán una dupla imponente. Una combinación fatídica para cualquier defensor en área contraria. Una solución inmediata para cualquier problema letal. Dos cazadores de sueños que prometen convertir la ilusión de la afición en una realidad. El navío blanquiazul comienza a despegar. Aún faltan piezas, pero dejemos al bueno de Manolo trabajar. El paleño sólo se acaba de arremangar.