Diario UF
·3 de febrero de 2021
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Existen muchos clubes en el mundo, algunos con mucho poder financiero y otros con sus limitaciones. Por cosas del destino, al Accrington le tocó ser de ese grupo de clubes humildes. No obstante, su historia es de las que te convencen de que este fútbol es vida.
Si queremos hablar del Accrington Stanley es indispensable conocer sus raíces. De hecho, uno de los clubes fundadores de la Premier League fue el Accrington FC, equipo desaparecido. Sin embargo, en la ciudad no sólo estaba aquel equipo, sino que convivía con el Stanley Villa. Este último, al ver que su vecino se iba desintegrando, decidió adquirir su nombre. Nació así el verdadero Accrington Stanley de nuestros días.
Una de las cosas que más llama la atención del club es su lema: «the club that wouldn’t die». Para que lo entendamos todos, «el club que no moriría». Sin embargo, la historia para esta ciudad, de apenas 35.000 habitantes, no sería tal como dice su lema. Básicamente, a principios de la década de los 60, el Accrington se ahogó en sus deudas y fue expulsado de la Football League.
Tras esto, al Accrington le tocaría vivir una dura realidad, pues empezaría jugar en las catacumbas del fútbol inglés. De esta forma, los jugadores del equipo tuvieron que buscarse la vida y encontrar un nuevo destino. No obstante, hasta 1966 el Accrington no terminaría desapareciendo definitivamente.
Si estoy aquí contando esta historia es por el amor de una afición hacia su equipo. Ya que en 1968, el club volvió a refundarse tras una reunión de aficionados. El fútbol en Accrington volvió a la vida. Con ello, llegaron algunos cambios, pues el club se mudó a Crown Ground con una capacidad de 5.400 espectadores. Realmente humildes.
Es a partir de este momento cuando se habre una nueva etapa en el club. Pero los cambios van lentos y el Accrington estuvo bagando sin rumbo por las categorías bajas del fútbol inglés. No sería hasta la década de los 90 cuando las cosas empezaron a enderezarse, tras la llegada de Eric Whalley al club y de John Coleman.
Este último, actual entrenador del Accrington, es una de las figuras claves en esta historia. Tras su contratación en 1999, consigue hasta 3 ascensos, cuando en 2006 asciende al Accrington Stanley a la League Two, es decir, los devuelve al fútbol profesional. Curiosamente, Coleman se fue en 2012 siendo el tercer entrenador en activo con una carrera más larga en un club, sólo por detrás de leyendas como Arsene Wenger o Alex Ferguson.
Sin embargo, pese a que el club estaba viviendo uno de sus mejores momentos desde hacía años, los problemas económicos seguían siendo un lastre. Los triunfos deportivos fueron grandes pero en 2009 el club tenía una deuda de 300.000 libras, que en nuestros días puede parecer muy poco. No obstante, viendo la que se venía encima, Whalley se marchó del club.
¿Qué pasaría ahora? ¿Volvería el Accrington a caer en el olvido? La respuesta siempre estuvo ahí o más bien estuvieron: los aficionados. Una vez más, los hinchas se unieron para salvar a su querido Accrington Stanley. No estuvieron solos, porque un empresario local les apoyó económicamente. Finalmente, tras mucho esfuerzo y con el dinero de los aficionados, se logró pagar la deuda.
A partir de ahí las cosas fueron rodando, Coleman regresó en 2014 y el club sufrió un enorme crecimiento. Precisamente, en 2018 Coleman llevó al equipo hasta la League One (Tercera división de Inglaterra), con el presupuesto más bajo de toda la categoría. Es decir, el Accrinton estaba una liga por debajo de la Championship, la segunda mayor competición de Inglaterra.
Realmente es una historia de auténticos titanes. Un equipo que, pese a sus limitaciones y su humildad, se está codeando con clubes históricos como Sunderland o Portsmouth. El nuevo propietario pasó a ser Andy Holt, aunque un pequeño porcentaje del club sigue siendo de los aficionados, aquellos que pusieron de su parte para mantener vivo al Accrington.
Este personaje es uno de los dueños más destacados del fútbol profesional inglés. Su manera de entender el fútbol es envidiable, ya que entiende verdaderamente a la comunidad que rodea al Accrington.
«He tenido palcos en Old Trafford y he visto finales en Wembley, pero nada se compara con el Accrington Stanley»Palabras del propio Andy Holt cuando habla del Accrington Stanley.
Este tipo de empresarios no buscan gastar millones y millones de euros en clubes para ganar títulos, simplemente quieren mantener vivo al club. No esperan recibir nada a cambio, porque entienden que el Accrington Stanley es algo muy positivo para la ciudad y una parte más de ella.
Esto va dirigido para todos aquellos que piensan que el fútbol no es más que un simple deporte. Este deporte mueve masas y dime qué haría alguien en Accrington si perdieran a su club. Estos equipos son parte de la historia de las ciudades y son elementos culturales de mucha importancia. Es entonces cuando puedes entender la importancia de un dueño como Holt, mientras otros dueños se dedican a destruir estos patrimonios, como en el caso del Bury FC.
En la actualidad, el Accrington Stanley marcha 7° y a unos pocos puntos de meterse en los play-off de ascenso a Championship (Segunda división). Un crecimiento exponencial que nos permite ver como un club, bastante humilde, está entre los puestos altos y compitiendo. Se trata de un gran ejemplo para muchos equipos, tanto de superación como de desarrollo deportivo.
No sé si a ti, que estás leyendo estas páginas, te habrá emocionado tanto como a mí su historia. Un club que ha recibido palos por todos lados, que ha visto a la muerte en un par de ocasiones y que se ha resignado a caer. Desde hoy puedo decir que el Accrington Stanley se ha ganado un aficionado más, y seguro que alguno más se suma.
Las grandes historias no son aquellas llenas de títulos y de gloria, sino las que se forjan en el barro y con esfuerzo. No será la historia más bonita ni la más recordada, pero sí la más real. Señoras y señores, ante ustedes el Accrington Stanley :«the club that wouldn’t die».