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·25 de octubre de 2025
Gallardo habló de su futuro y todo está en el aire

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·25 de octubre de 2025

El 2025 se ha convertido en una verdadera pesadilla para River Plate. El equipo dirigido por Marcelo Gallardo volvió a fallar en un partido clave, acumulando frustraciones, críticas y una creciente desconexión con sus hinchas. La derrota ante Independiente Rivadavia en la Copa Argentina dejó al descubierto todos los males que arrastra el club durante esta temporada: decisiones cuestionables, bajo rendimiento individual y colectivo, y una evidente pérdida de identidad futbolística.
La gente de River, que copó el estadio en Córdoba, no ocultó su enojo y despidió al plantel entre insultos y reproches. La paciencia parece haberse agotado y el ciclo del Muñeco, que durante años fue sinónimo de gloria, atraviesa su momento más oscuro.
Tras el nuevo tropiezo, Marcelo Gallardo se presentó ante la prensa, aunque sin aceptar preguntas. En su mensaje, el DT fue claro al admitir que River no estuvo a la altura de los objetivos planteados para este año. “Analizaremos al final de la temporada cómo seguimos, porque claramente los objetivos no se han cumplido. Nos queda agarrarnos del campeonato, que es la única chance para revertir este año totalmente negativo”, expresó con autocrítica.
El contrato de Gallardo vence a fin de año, y si bien la dirigencia desea su continuidad, los malos resultados y la falta de respuestas futbolísticas han puesto su futuro bajo la lupa. El propio entrenador reconoció que el equipo “no identificó a la gente” y asumió la responsabilidad por el flojo rendimiento: “La gente tiene razón en manifestar su descontento. No estuvimos a la altura de los partidos decisivos”.
Con River fuera de la Copa Argentina y en una posición comprometida en la tabla anual, el final del ciclo del Muñeco parece más cerca que nunca. Gallardo, que alguna vez llevó al club a lo más alto de Sudamérica, hoy enfrenta el desafío más difícil de su carrera: reconstruir un equipo sin alma o dar un paso al costado en un cierre de año que nadie imaginó tan sombrío.
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