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·7 de diciembre de 2025
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Si uno mira solo la tabla, podría pensar que en el fresco norte de Alemania reina una normalidad medianamente sólida: el HSV, recién ascendido, ocupa un digno decimotercer puesto, y el Werder Bremen, tras un turbulento parón veraniego, está en la novena posición.
Claro que también hubo tiempos en los que un derbi del norte se disputaba bajo signos más glamorosos. Por ejemplo, cuando los “Rothosen” y los “Verde y blancos” a mediados de los 2000 peleaban por el estatus de segunda fuerza de la Bundesliga por detrás del FC Bayern. Pero también los hubo peores. Palabra clave: derbis de segunda división en tiempos de coronavirus.
Sin embargo, quien mira de cerca reconoce un fenómeno poco común. Los odiados rivales comparten actualmente probablemente más cosas de las que les gustaría. Dicho de forma típicamente nortealemana y directa: ambas líneas de ataque esta temporada son tan inofensivas como una gaviota a dieta de bocadillos de pescado.
Antes del primer derbi del norte en la Bundesliga desde 2018, surge por tanto la pregunta: ¿Qué rombo saldrá primero de la mala racha?
Porque ambos clubes tradicionales sufren el mismo problema: tienen delanteros que apenas marcan o no marcan. En el HSV, en lo que va de temporada apenas suman dos goles obra de nueves clásicos. Ransford Königsdörffer aportó uno y Robert Glatzel el otro.
En el Werder la cosa pinta aún más oscura: Keke Topp y Victor Boniface siguen esperando su primer tanto. Significativo: el artillero más peligroso de Bremen es el motor del mediocampo Jens Stage con cuatro goles. No es de extrañar, pues, que en ambas hinchadas no se discuta tanto sobre ninguna otra posición.
Y eso que los norteños iniciaron la temporada con un plan audaz. Tanto el HSV como el Werder ficharon a un delantero que, en circunstancias normales, probablemente no estaría en su rango de precios. Uno se llama Yussuf Poulsen, el otro Victor Boniface.

Son dos grandes nombres, dos grandes esperanzas, dos historias al menos parecidas. Ambos estaban disponibles solo porque las lesiones los habían frenado. Ambos querían relanzar su carrera en un nuevo entorno. Y aun así, ambos siguen con cero goles.
Especialmente en el HSV la situación es frustrante: Poulsen sigue sin arrancar, ya se lesionó tres veces desde su llegada y a principios de diciembre suma apenas 183 minutos en Bundesliga.
Boniface, en cambio, está la mayoría de las veces apto, pero rara vez chispeante. Los responsables hablaron al principio con cautela de “una condición física no óptima”; más tarde, ‘Bild’ incluso informó de problemas de peso. Además, no siempre le entusiasmarían ciertos contenidos de los entrenamientos. En resumen, los llamados a ser la esperanza todavía no han sido la ayuda deseada.
Pero los delanteros actualmente fijos –Königsdörffer en el HSV y Topp en el SVW– luchan con problemas similares. Son jóvenes, talentosos, prometedores, pero aún no están listos para cargar en solitario con el peso de un ataque de Bundesliga.
Königsdörffer solo ha marcado una vez y, por lo demás, ha tenido mucha mala suerte con goles anulados, tiros al larguero o un penalti fallado.
A Topp, en cambio, le fue doblemente mal en su último partido: el videoarbitraje le anuló dos goles. Es comprensible que eso frustre. “Me jode, me molesta”, admitió Topp abiertamente. “No me da completamente igual. Pero si me tenso, no saldrá nada.” Más sincero, imposible.
Sin embargo, los entrenadores siguen respaldando a sus jóvenes promesas. El técnico del Werder, Horst Steffen, elogia regularmente a Topp: “Está mejorando, pierde menos balones, lo que mantiene el flujo de nuestro juego.”
El entrenador del HSV, Polzin, dice algo parecido sobre Königsdörffer: es importante para las fases en que el equipo establece el juego de posesión; sus desmarques en profundidad y su trabajo sin balón son muy valorados en el grupo.
📸 Maja Hitij - 2025 Getty Images
Pese a todos los argumentos tácticos, en el fútbol rige una verdad tan dura como la “legendaria” patada de kung‑fú de Tim Wiese contra Ivica Olić: al final, a los delanteros se les mide por los goles.
Más presión no haría falta. Pero en el HSV llegó igual. Robert Glatzel, largamente relegado, que había mandado a Königsdörffer al banquillo frente al Stuttgart, marcó de inmediato el 1-0, pero poco después se lesionó y estará de baja hasta fin de año. Consecuencia: Königsdörffer tiene prácticamente garantizado jugar ahora mismo, pero también debe rendir sí o sí. ¿Quizá sea justamente esa una oportunidad?
Porque el timing no podría ser más candente: llega el 109.º derbi del norte en la Bundesliga. La afición llevaba siete años y medio esperando volver a medirse en primera. La rivalidad hierve desde hace semanas y en el césped se enfrentan, precisamente, dos artilleros en crisis. Königsdörffer por un lado, Topp por el otro: un canterano del Werder, nacido en Bremervörde, que de por sí sueña con marcar contra el odiado rival de la ciudad hanseática más al norte. Uno de los dos podría convertirse en héroe. Y todos los problemas previos quedarían sepultados por el éxtasis de la celebración.
Este artículo fue traducido al español por inteligencia artificial. Puedes leer la versión original en 🇩🇪 en este enlace.
📸 Selim Sudheimer - 2025 Getty Images









































