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·20 de diciembre de 2022

George Weah y la tierra de los libres

Imagen del artículo:George Weah y la tierra de los libres

El 25 de diciembre de 1995 enmarcó una página como pocas en la historia del futbol, pues es esa fecha en la que George Weah consiguió ganar el Balón de Oro, convirtiéndose así en el primer, y hasta el momento único, africano en conseguir tal presea. En ese entonces, el liberiano no podía siquiera imaginar que, 22 años después, lograría otra victoria más allá de las canchas de futbol donde también su nombre sería coreado por multitudes.

‘El amor por la libertad nos trajo aquí’ (Lema de la República de Liberia)

Patear naranjas

George Tawlon Manneh Oppong Ousman Weah, nació en Monrovia, República de Liberia*, el 1 de octubre de 1966. Él y su familia pertenecen a la etnia Kru (grupo étnico que vive en la zona interior de Liberia) y vivieron en el sudeste del condado de Grand Kru, una de las zonas menos desarrolladas de Liberia.


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George destacó de sus siete hermanos por la pasión que profesaba hacia el futbol, aunque sus padres se negaban rotundamente a que lo practicara. Fue enviado a la casa de su abuela, a Clara Town, una zona construida en un pantano y plagada de enfermedades y hacinamiento. Ahí, sus sueños por convertirse en futbolista no hacían más que crecer, al tiempo que con sus pies desnudos jugaba con naranjas que emulaban ser un balón.

Ya a los 15 años comenzó a jugar con un club local, el Young Survivors of Clartown. Llamó rápidamente la atención de los visores de la Premier League de Liberia (máximo circuito de futbol liberiano, aunque la liga es considerada semiprofesional). Su primer contrato llegó cuando el Mighty Barrolle lo contrató, e hizo su debut en 1985.

Habiendo apenas pasado un año fue comprado por el Invincible Eleven –de la misma liga–. En 1988 emigró a Camerún para jugar con el Tonnerre Yaoundé, escuadra que milita en la Fédération Camerounaise de Football (Fecafoot), quien también oscilaba en el plano semiprofesional.

Caminar, correr, volar: soñar

Su fuerza –con y sin balón–, así como su técnica y rapidez le hicieron ostentarse como uno de los mejores delanteros de la Liga Camerunesa, situación que alentó al entonces técnico nacional de Camerún, Claude Le Roy (1985–1988 etapa como seleccionador), para que contactara al también estratega Arsène Wenger. El francés era el timonel del AS Mónaco.

El galo de inmediato fichó a Weah por 12,000 libras esterlinas –17,0366 USD actuales– para la temporada 1988-89. El liberiano apenas tenía 22 años de edad cuando llegó a la Ligue 1. Por fin jugaría a nivel profesional. El ansiado debut llegó el 17 de agosto de 1988, cuando el Mónaco enfrentó al AJ Auxerre.

“Cada vez que iba al campo, jugaba para Wenger. Yo quería que él supiera lo agradecido que estaba con él por la oportunidad que me brindaba. Dejaba todo de mí en los entrenamientos y en los partidos y así conseguir la victoria, sólo para él. Me cuidó como a un hijo”. (George Weah)

El balón como familia

A pesar de estar lejos de la tierra que le vio nacer, George se mantenía pendiente de lo que ahí sucedía. Y es que el vertiginoso crecimiento que estaba teniendo en la parte profesional, desafortunadamente coincidía con el caos político que azotaba a su país, a su gente.

La Primera Guerra Civil liberiana se libró entre el año 1989 a 1996. Samuel Kanyon Doe (1950-1990), asumió la Presidencia de Liberia tras un golpe de Estado y el asesinato del entonces gobernante William R. Tolbert (1913-1980), llevando como estandarte principal la inequidad existente entre los grupos étnicos. Doe provenía de la tribu Krahn –grupo étnico de Liberia y Costa de Marfil–, y rápidamente comenzó a mostrar preferencia para aquéllos que pertenecían a únicamente a esa facción, lo cual terminó por crear un rompimiento social.

La oposición en el extranjero a este nuevo régimen dictatorial no se hizo esperar, lo cual condujo al colapso económico completo del país. Durante todo su mandato, Doe se identificó por ordenar a las Fuerzas Armadas de Liberia (AFL, por sus siglas en inglés) a enfrentarse en contra de civiles desarmados y el incendiar pueblos enteros de los grupos étnicos que componen Liberia. Muchos huyeron como refugiados a la República de Guinea y Costa de Marfil.

Esa lucha incansable por tratar de hacer lo mejor a pesar de las dificultades era lo que definía el carácter de George. Algo que sin duda lo marcaría también dentro del césped. Tras su buen paso por el Mónaco, llegó el Paris Saint-Germain, quien se vio seducido por el poderío que mostraba el artillero liberiano. La temporada 1992-93 le vería vestido con los colores del cuadro parisino.

Diamantes de sangre

Las actuaciones del liberiano comenzaron a hacer eco entre los clubes más grandes de Europa, mismo que estaban al acecho por hacerse con el ariete. Llegó al AC Milan para la temporada 1995-96, y por ironías de la vida también compaginó con la decadencia en la que estaba sumergida Liberia. El infortunio parecía acompañarle en cada éxito profesional que tuviese.

Y es que justamente en el año de 1995, un nuevo nombre se añadió a los horrores perpetrados en Liberia. Charles Ghankay Taylor, fue un antiguo aliado de Doe, sin embargo, fue acusado de malversación de fondos, siendo detenido y encarcelado en territorio estadounidense, lugar al que huyó durante el gobierno de Kanyon Doe. Escapó y regresó a su país en 1989 para unirse con rebeldes de Costa de Marfil y unirse al golpe de Estado contra el nuevo gobierno.

Después del asesinato de Samuel Kanyon Doe, Charles Taylor se alzó como máximo candidato para gobernar un país desquebrajado por la violencia. Mientras los comicios se daban, se autoproclamó gobernante interino. La ola de violencia en lugar de disminuir no hizo más que aumentar.

Taylor abiertamente suministró armas al Frente Revolucionario Unido (FRU, por sus siglas en inglés), el cual fue un movimiento armado rebelde de Sierra Leona. El intercambio de armamento bélico se dio por diamantes, los cuales eran obtenidos por esclavos, los llamados “diamantes de sangre”.

Ante tal situación, Weah no se mantuvo distante y abiertamente hablaba sobre el repudio de aquello que tenía sumergido a su país en caos total. Llegando el punto en que el diario estadounidense The New York Times le dio espacio y voz para lo que tenía que decir:

“La ONU debería hacerse cargo de Liberia, no temporalmente, sino para siempre, para lograr que los liberianos crean en la democracia, para hacernos creer en los derechos humanos” (George Weah)

Taylor le respondió de la única manera en que sabía hacerlo: “La noticia me la dio una de mis primas: había sido violada. Me llamó porque quería saber qué había declarado a The New York Times la semana pasada”, declaró Weah. Además, la casa en Liberia del futbolista fue incendiada, a ello se sumaron golpizas a sus familiares. El descaro no se detuvo ahí, pues el lujoso automóvil del futbolista terminó por ser conducido por un asistente de Taylor.

Weah invirtió prácticamente todo su sueldo en la búsqueda de refugio para su familia y amigos en Nueva York, Estados Unidos. Sin embargo y, a pesar del panorama tan desolador, mantuvo su postura contra la carnicería que el gobierno había emprendido en contra se la sociedad.

El césped como refugio

Los claroscuros de la vida; mientras él corría del extremo de su portería a la contraria driblando rivales y con la redonda como compañera, en Liberia su gente huía de un horror que no parecía tener fin. Al tiempo que él soltaba arteros zarpazos que perforaban redes, los suyos se ocultaban ante el destino fatídico de balas y cañones. En ese instante en que él recibía ese invaluable Balón de Oro, había otras manos que ante la codicia de unos cuantos buscaban incansablemente diamantes que perpetuaban la guerra.

La cuestión política también llegó a diezmar en la selección nacional de Liberia, donde George portaba el gafete de capitán y no solamente representaba a ese jugador ejemplar dentro y fuera de la cancha, también fungía como patrocinador. La Federación de su país no contaba con los recursos suficientes para los viajes y equipos que el combinado nacional necesitaba, por lo que él pagaba lo que fuese necesario. Desafortunadamente nunca pudo clasificarlos a una Copa Mundial.

Numerología

Palmarés a nivel de club y distinciones individuales:

  • Mighty Barrolle: Liga de Liberia (1985-86), Copa de Liberia (1985-86).
  • Invincible Eleven: Liga de Libera (1986-87).
  • A.S. Mónaco: Copa de Francia (1990-91).
  • París Saint-Germain: Ligue 1 (1993-94), Copa de Francia (1992-93, 1994-95), Copa de la Liga (1995).
  • A.C Milan: Serie A (1995-96, 1998-99).
  • Chelsea: FA Cup (1999-00).
  • Balón de Oro africano (1989, 1994).
  • Máximo goleador de la Liga de Campeones con 7 goles (1994-95).
  • Balón de Oro (1995).
  • Jugador Mundial de la FIFA (1995).
  • Futbolista del año en África (1995).
  • Edson​ Arantes do Nascimento “Pelé”, lo incluyó en 2004 en su lista FIFA 100 de mejores futbolistas vivos de la historia.
  • Sumó un total de 401 partidos disputados, donde logró perforar el arco en 209 ocasiones.

Palmarés a nivel selección:

  1. Jugó un total de 60 partidos oficiales, y es el máximo anotador histórico de su selección, con un total de 22 goles.

Futbol y lucha

Tras su paso por el cuadro inglés del Chelsea en la temporada 1999-00, continuó en Inglaterra, para jugar con el Manchester City para la 2000-01. Al poco tiempo, retornó a Francia para defender los colores del Olympique de Marsella durante la 2000-01. Y el ocaso de su carrera llegó cuando jugó con el club árabe Al-Jazira Sporting Club, con quienes disputó las temporadas 2001-02 y 2002-03. Se retiró de las canchas, más no así de la lucha en contra del mal que seguía aquejando a su país.

Llegó el 25 de diciembre de 1995, Weah se alzó como ganador del Balón de Oro tras haber obtenido 144 votos a favor de 245 posibles, y teniendo 36 más que el segundo lugar (el alemán Jürgen Klinsmann). Pasaron 22 años para que ganara otra votación.

La Comisión Electoral Nacional de Liberia anunció el jueves 28 de diciembre del 2017, que el candidato George Weah del Congreso por el Cambio Democrático (CCD) lideraba la segunda vuelta electoral con un 61,5% votos mientras que su rival, Joseph Boakai, únicamente había conseguido un 38,5%. No solo marcó diferencia en las canchas.

Circunstancias y casualidades, en el año 2006, Charles Ghankay Taylor, expresidente de Liberia fue detenido por el gobierno de Nigeria cuando éste intentaba escapar del país que “gobernó”, pues la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo estaba procesando por un tribunal de justicia por los delitos que causó. Es en ese año en que George Weah inició su carrera presidencial.

En 2005, Weah perdió el primer partido de su nueva vida profesional ante la economista licenciada en Harvard, Ellen Johnson-Sirleaf, quien se convirtió en la primera presidenta de la historia del continente africano. La falta de un título de escuela secundaria, junto a su inexperiencia política, eran argumentos que descartaron al exfutbolista como un candidato serio.

En 2007, reveló que había terminado la escuela secundaria. Cuatro años más tarde, se graduó en Administración de Negocios de la Universidad DeVry de Florida, Estados Unidos. En 2011 se postuló para la vicepresidencia sin éxito alguno.

Mientras todo esto sucedía, en 2012, Charles Ghankay Taylor fue hallado culpable de 11 cargos, entre ellos: asesinatos, violaciones, esclavismo, mutilaciones y uso de menores soldados. Ha pasado a la historia como el primer Jefe de Estado condenado por un Tribunal internacional desde los Juicios de Núremberg.

Un nuevo destino

La primera victoria finalmente llegó en 2014, cuando George Weah fue elegido senador de la provincia occidental de Montserrado, que incluye a la capital, Monrovia. Poco después anunció que volvería a competir por la presidencia de Liberia.

“Cuando me embarqué en mi viaje como jugador profesional de futbol, ​​escuchaba la misma negatividad. Seguí insistiendo y desafiando todas las probabilidades hasta que tuve éxito y me consagré como una de las leyendas del fútbol más grandes del mundo”. (George Weah)

Mientras se seguía preparando para tal contienda, George continuó su labor como Embajador de Buena Voluntad de la UNICEF , y conferencista en su país, buscando que los niños y jóvenes al ver un campo, pensaran en futbol y no en guerra.

Después de 12 años al frente de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf dejó su lugar a un nuevo presidente. El 22 de enero de 2018, George Weah tomó oficialmente posesión del cargo en el Estadio Samuel Kanyon Doe, a las afueras de Monrovia, ante 35 mil asistentes. “Pase muchos años de mi vida en los estadios, pero el sentimiento que me embarga hoy es incomparable”, declaró.

Entre la Primera Guerra Civil liberiana (1989-1996) y la segunda (1999-2003), pasaron 13 años, lo que trajo como consecuencia la muerte de más de 150 mil personas y 850 mil refugiados. En 1847 se instauró el estado de Liberia con el propósito de establecer una neocolonia estadounidense conformada por antiguos esclavos africanos que regresaban a su continente como hombres libres. Irónico es que “la tierra de los libres” era más “la tierra de la esclavitud”.

George Weah, a pesar de tenerlo todo, siguió luchando por aquéllos que eran segregados y violentados, manteniendo una ideología donde lo único que no tenía cabida era la división entre hermanos. Pudo haber escapado de una realidad que ya no era suya, pero jamás olvidó la tierra por la que sus pies desnudos jugaban con naranjas que imaginaba eran su balón.

*Liberia fue fundada en 1822 y en 1847 se independizó; es la República más antigua de África).

Leer más: Inglaterra 66 y el futbol de África

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Por: Ricardo Olín García / @ricardo_olin

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