Fondo Segunda
·21 de septiembre de 2024
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·21 de septiembre de 2024
Es ya un tópico. Qué difícil se les hace a los equipos recién descendidos adaptarse al ritmo de Segunda División. Al ritmo físico, competitivo, defensivo y ofensivo. A todos. Prácticamente todas las temporadas, con contadas excepciones, nos encontramos con situaciones similares. Incluso el Espanyol, al que la temporada pasada se le daba ascendido de inicio, terminó teniendo que ascender en playoff. El Granada ya acaba de destituir a Abascal. El Cádiz está sufriendo para sumar con Paco López. Y el Almería enfrenta su primera «minicrisis» incluso con Rubi de vuelta. Esto es LaLiga Hypermotion.
El inicio del Granada CF estaba siendo demasiado irregular. Sin mucho ruido, pero seguramente quien más y quien menos empezaba a pensar en el puesto de Abascal. El de la sexta jornada era el tercer empate consecutivo. Tan sólo una victoria en seis encuentros. Encajando gol en todos los encuentros, excepto en el que se ganó en Ferrol, en el que también sufrió por momentos en fase defensiva. Sin victorias como local en cuatro enfrentamientos. La destitución no era descabellada y llegó. La segunda en la categoría en tan sólo 6 jornadas.
El caso es que el conjunto nazarí, por plantilla, debería estar arriba. Como sus dos acompañantes en el descenso, ha mantenido una base amplia de jugadores de la temporada pasada. Se buscaba mantener bloque y construir sobre él, pero Abascal no ha parecido capaz de hacerlo. La suplencia habitual de jugadores como Gonzalo Villar o Lucas Boyé no se entendía. Retrasar a Hongla a la línea defensiva, más aún después de haber respondido en la medular, quizá un inicio de sentencia. El caso es que los resultados se lo han llevado por delante, aunque las sensaciones tampoco eran las mejores. El principal candidato para sustituirle, según los medios locales, sería Fran Escribá.
El Cádiz vive una situación similar en este inicio. La victoria por 1-3 en Castellón, con doblete de Chris Ramos, parecía un punto de inflexión. Sin embargo, volvió a casa y no fue capaz de marcar ante un Racing de Ferrol bien plantado que se llevó un punto del Nuevo Mirandilla. Al igual que el Granada, tan sólo ha logrado una victoria y lo ha hecho lejos del hogar. Sin victorias en tres encuentros como local, no vencer ante el Cartagena dejaría una situación enrarecida en tierras gaditanas.
Si bien la próxima semana recibe al Eldense y Paco podría tener margen, quizá, hasta entonces, la de Cartagena será una prueba realmente importante. En cualquier caso, la duda en torno al equipo amarillo es si el técnico cuenta con piezas que se amolden a su estilo. Jugadores de un corte o perfil mucho más defensivo de lo que pueda requerir, quizá, una filosofía más atrevida como la del entrenador que ascendió, precisamente, al Granada.
La del Almería es la última muestra de este peculiar muestrario. Porque los rojiblancos comenzaron amparados medianamente por los resultados, por los puntos. Una victoria y dos empates para empezar escondían los problemas que existían en el engranaje del conjunto indálico. Y esos son los que han entrado en efervescencia desde la derrota en Elda. La segunda parte de ese encuentro y el mismo período ante el Castellón han sacado a la luz las mayores miserias de la UD Almería. El físico, la tensión competitiva, igualar en intensidad al rival y mantener una línea de rendimiento alta. Ese déficit ya es palpable y el 2-5 ante el Castellón ha hecho estallar la caja de bombas en la ciudad de Almería.
La esperanza estriba en las sensaciones que, ese mismo equipo, emitió en la segunda parte ante el Racing o ante el Tenerife. En el partido ante el Sporting. O en la primera parte realizada ante el Eldense y ante el Castellón. Ahí, al Almería le falló, básicamente, la eficacia. Marcar gol. El resto, lo hizo bien. Pero las dudas están venciendo a las virtudes y ahora Rubi debe decidir si tiene personalidad para mantener su idea y capacidad para reconducir a sus pupilos. Si por el contrario, cambia su rumbo. O si no es capaz de una cosa ni de otra y termina engullido por la ambición de su club.