Hay Djokovic para rato | OneFootball

El serbio se impone (4-6/6-3/6-2/6-4) a Zverev en cuatro sets para citarse con Sinner en semifinales. Nole tiró de las dejadas y el servicio para desesperar al alemán.

Prohibido dudar de Djokovic

Tiene 38 años, pero juega como si tuviese 20. Tiene 38 años, pero su voracidad es la misma que hace una década. No busquen más calificativos, es Novak Djokovic. El balcánico, rejuvenecido tras alcanzar su título número 100 en Ginebra, está para grandes cosas en París. Y si no, que se lo pregunten al bueno de Sasha Zverev. El ganador de 24 grandes demostró una vez más que descartarle en un torneo de este estilo nunca es una buena opción y remontó un partido que por momentos pintaba a batalla campal. Finalmente, no lo fue. El titán de Belgrado, por tanto, disputará su semifinal número 51 en Grand Slam ante Jannik Sinner. Números de otro planeta para un tenista de otra galaxia.

Igualdad inicial, desigualdad final

Existe una ley no escrita en los Grand Slams: jamás den por liquidado a Novak Djokovic. El serbio, que llegó al Bois de Boulogne con alguna que otra duda tras una gira decepcionante sobre arcilla, sabe que al mejor de 5 sets hay pocos jugadores que pueden hincarle el diente y actúa en consecuencia. La camiseta y el nombre, al igual que ocurre en otros deportes, también pesan en el tenis. Y Zverev, al que se le siguen viendo las costuras en este tipo de enfrentamientos, no parece ser aquel que ponga fin al reinado de todo un gigante como Nole.

El partido estuvo reñido durante las dos primeras mangas, con grandes intercambios y con un Zverev convencido de sus opciones. El público de la Chatrier se frotaba las manos ante la posibilidad de ver uno de los grandes choques del campeonato. El problema es que Djokovic tenía otros planes. Fino con el saque (70% de primeros servicios) y eficiente con las dejadas, el Djoker fue apagando golpe a golpe la llama de Alexander. Como si los años no pasaran para él. Ver para creer.

Novak Djokovic festeja su triunfo ante Zverev | Imagen: Getty Images.

Una vez que Djokovic se hizo con los mandos del encuentro, no dio prenda. No mostró una sola fisura en su juego hasta conseguir el triunfo final. Movió a Zverev de lado a lado para desgastarlo físicamente y terminar la faena a lo grande, con su servicio. No le entierren, porque se levantará. El Chacal quiere sangre en París. Próximo rival, palabras mayores, Jannik Sinner.