Agente Libre Digital
·8 de noviembre de 2024
In partnership with
Yahoo sportsAgente Libre Digital
·8 de noviembre de 2024
Todo el mundo recuerda aquel Real Madrid de la temporada 2001/02, un equipo con jugadores de leyenda como Zinedine Zidane, Raúl González, Roberto Carlos y un sin fin de nombres que pasaron a la historia del conjunto blanco. Sin embargo, había un jugador que siempre estaba ahí, y ese era Iker Casillas.
En aquella temporada, Iker tenía tan solo 21 años y ya había conseguido ganar una Champions y una Liga con el club de su vida. Sin embargo, apareció una figura inesperada, César Sánchez. Un veterano guardameta que recabó en las filas del Real Madrid después de haber cuajado una gran campaña con el Real Valladolid.
Presentación de César Sánchez con el Real Madrid. Fuente: 20 Minutos
César Sánchez se hizo con la portería del Real Madrid a base de grandes actuaciones con la elástica blanca y dejó en el banquillo a un Iker Casillas que, a pesar de lo gran portero que era, no entraba en los planes de Vicente del Bosque, entrenador del Real Madrid en ese momento. Sin embargo, el destino tenía guardado un as bajo la manga que el joven portero mostoleño no iba a desaprovechar.
El Real Madrid se plantó en la final de la UEFA Champions League gracias al juego de un equipo de ensueño, unido a un César Sánchez que fue determinante en muchos encuentros, como por ejemplo en los cuartos de final frente al Bayern de Múnich o las semifinales contra el FC Barcelona.
Corría el minuto 67 de la final frente al Bayern Leverkusen, el conjunto blanco iba por delante en el marcador, con un resultado de 2-1, gracias a un gol de Raúl y a la histórica volea de Zidane, pero el francés no iba a ser el único que se iba a coronar en Glasgow, ya que una fortuita e inesperada lesión de César Sánchez obligó a Vicente del Bosque a dar entrada a Iker Casillas con más de 20 minutos por delante.
Imagen de Iker Casillas jugando en Glasgow la final de la Champions. Fuente: Real Madrid
Este cambio fue tan inesperado que ni el propio Iker Casillas tenía las mangas de su camiseta cortadas, una manía propia de él ya que afirmaba que le molestaba mucho jugar con manga larga. A pesar de que le pillase por sorpresa, Iker destacaba precisamente por eso, por estar preparado en momentos en los que prácticamente nadie lo estaría. Tres paradas del joven guardameta en poco más de minuto y medio dejaron a Ballack, Berbatov y compañía con la miel en los labios y consagraron al Real Madrid, el club de su vida, como campeón de Europa por novena vez.
Para de Casillas a Berbatov en la final de la Champions. Fuente: Real Madrid
El propio Iker pidió a su familia que no fueran a verlo a Glasgow para que no les diese pena verle en el banquillo, pero lo que él no sabía es que ese 15 de mayo de 2002, cuando sujetó con sus manos a “la orejona”, nació la leyenda del santo, porque si Iker no hubiese hecho paradas como ese pie imposible a Berbatov, posiblemente nunca hubiese pasado lo que vino después.
Imagen de Iker Casillas junto a Zidane y Raúl levantando la Champions. Fuente: Real Madrid
Después del subidón para Iker con la conquista de la novena, Camacho, el seleccionador español para el mundial de 2002, tomó la decisión de convocarle para el Mundial de Corea y Japón, a pesar de que tuvo algunas dudas debido a los pocos minutos con los que contó el mostoleño durante toda la temporada. Por lo que todo apuntaba a que sería Cañizares el elegido para defender la meta de la Selección Española, pero, una vez más, el destino tenía otros planes para Casillas.
En la concentración de la selección en Jerez, previa al Mundial, ocurrió un suceso inédito: a Santi Cañizares se le cayó un bote de colonia, puso el pie para amortiguarlo y el frasco terminó rompiéndose y los cristales acabaron en su pie y le seccionaron el tendón extensor del dedo gordo, lo que le dejó fuera del mundial y posicionó a Casillas como el portero titular de aquella selección.
Imagen de Cañizares en después de su lesión antes del Mundial. Fuente: El Mundo
La fase de grupos generó dudas ya que, a pesar de conseguir un pleno de victorias y nueve goles a favor en tres partidos, España encajó 4 goles y todas las miradas iban hacia Iker. Pero como era propio de él, se sobrepuso en el momento en el que el equipo más lo necesitaba. Irlanda fue el rival de España en los octavos de final del Mundial, e Iker estuvo inconmensurable, realizando paradas de mérito para sostener a una selección que se quedó con 10 jugadores tras la lesión de Albelda una vez consumidos todos los cambios.
Iker obró su primer milagro deteniendo un penalti a Harte en la segunda mitad, lo que permitió llegar a la prórroga. Ya en la tanda de penaltis, Iker siguió escribiendo su leyenda, deteniendo dos penaltis seguidos a Connolly y Kilbane respectivamente. Unas intervenciones que le dieron al pase a España a los cuartos de final y disiparon todas las dudas que había alrededor de Iker.
Imagen de Casillas deteniendo un penalti a Irlanda en los octavos de Iker Casillas deteniendo un penalti en los octavos de final del Mundial de 2002 frente a Irlanda. Fuente: ElDesmarque
Y así fue cómo se gestó un portero de leyenda, para muchos el mejor portero español y el mejor de la historia. Los números hablan por si solos, 19 títulos en su palmares y sus manos han alzado al cielo todos los trofeos posibles, incluido el más importante para cualquier futbolista, el Mundial. Capitán del Real Madrid durante cinco años y de la Selección Española durante una década.
Iker Casillas con la Copa del Mundo. Fuente: SEFutbol
Quién sabe lo que hubiese pasado si aquel 15 de mayo en Glasgow no hubiese salido del banquillo, o si no se hubiese roto ese frasco de colonia, pero lo que sí se puede decir es que, sin miedo a la equivocación, Iker Casillas es una leyenda del deporte español.
En vivo