El Nueve y Medio
·9 de julio de 2020
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·9 de julio de 2020
Selamat datang! Apa kabar? Estás leyendo un poco del indonesio, o bahasa indonesia, como se le conoce. Este es el idioma oficial de la República de Indonesia y es la lingua franca entre habitantes de las islas de Borneo, Java, Bali, Papúa, Sulawesi y Sumatra, entre otras. Espero que estés muy bien. La semana pasada llegamos a Asia y vimos la historia del futbol en Bután. Ahora ha llegado el momento de irnos hacia un país bastante diverso, localizado a ambas bandas del Ecuador.
Indonesia es un país variado en todos los aspectos, y esto se refleja en la música. Sería insuficiente mostrar todo el folclor indonesio en una recomendación musical, así que te traigo música de la provincia de Java Occidental, donde estaba ubicada la capital Yakarta. El pueblo sondanés tiene su propio instrumento musical: el gamelán, un gran xilófono con una escala musical que no obedece la afinación occidental. Esta es una muestra: Kang Mandor. La interpreta el grupo Ujang Suryana.
Vamos al tema de esta semana.
19 de noviembre de 2019. Estadio Nacional Bukit Jalil, en Kuala Lumpur. Indonesia acaba de perder 2-0 contra Malasia con un equipo sin pies ni cabeza… literalmente, porque en la dirección técnica estaba el asistente Yeyen Tumena. Para los aficionados indonesios, perder cualquier duelo del llamado Derby Nusantara es peor que irse al jahanam. Y peor aún. Indonesia ahora ha adquirido la humillación de ser uno de los primeros equipos en quedar fuera de Qatar 2022 en Asia junto con Guam, China Taipéi y Sri Lanka. Sigue siendo el hazmerreír de Asia.
El regreso a los torneos FIFA ha sido bastante desangelado para los que llevan al Tim Garuda en su corazón. Por ello, no es ninguna sorpresa que la PSSI hubiera sacado a patadas al escocés Simon McMenemy; era bastante decepcionante que Indonesia hubiese perdido sus primeros cuatro partidos de clasificación después de que McMenemy llevara al Bhayangkara a ganar la Liga 1 en un año.
La FIFA sacó a Indonesia de la carrera en Rusia por suspensión. Para su regreso a las competencias mundialistas, Indonesia quedó desde un principio en un grupo que literalmente es una guerra civil de ASEAN: Vietnam, Malasia, Tailandia e Indonesia, con Emiratos Árabes Unidos como intruso y equipo a vencer. Los cuatro tigres del Sur de Asia técnicamente competían por un lugar en los 12 mejores. Indonesia al menos esperaba a hacerse fuerte en Yakarta para hacerle la vida imposible sobre todo a Malasia… ni eso ha podido hacer.
Cuando le preguntan a un aficionado promedio al futbol dónde se encuentra la pasión en las gradas, normalmente responde varias regiones: México, Sudamérica, los Balcanes, Grecia, Turquía, y acaso Egipto o Irán. Ese aficionado al futbol se va de espaldas cuando ve a barras o grupos ultras en las ligas de ASEAN (Sureste de Asia), sobre todo Tailandia, Malasia e Indonesia.
Como en buena parte del mundo, el futbol es el deporte más popular en Indonesia. Las aficiones de equipos como el Persija, el Persib, el Borneo, el Persipura y, sobre todo el PSS Sleman, son fieles y pueden rivalizar a nombres por descontado, como el Milan, la Lazio, el Boca Juniors y el Flamengo (a veces hasta amenazan de muerte a seleccionados vietnamitas o tailandeses). Esa pasión no logra permear en una mejor situación del futbol en Indonesia, y cada vez pierde más terreno frente al bádminton. Normal: este deporte le ha dado todas sus siete medallas de oro en los Juegos Olímpicos. Ser aficionado al futbol en Indonesia es masoquismo.
Indonesia tiene el honor de ser el primer país asiático en llegar a un mundial y en el pasado fue una selección respetable, y ahora decepciona hasta en las competencias de la ASEAN. ¿A qué se debe todo esto?
Antes de la II Guerra Mundial, Indonesia era una de las colonias de los Países Bajos y recibían el nombre de Indias Orientales Neerlandesas. El futbol naturalmente llegó con esos colonos neerlandeses que vigilaban que del puerto de Batavia salieran bienes como azúcar, estaño, café, tabaco, caucho, té y petróleo en los últimos años.
Desde un principio, el futbol por esos lares fue presa de pugnas administrativas. El origen neerlandés dejó a la Nederlandsch Indische Voetbal Bond o NIVB (Asociación de Futbol de las Indias Orientales) como asociación afiliada a la FIFA en 1924. Solamente alineaba a puros neerlandeses. Cuatro años más tarde, Soeratin Sosrosoegondo regresó de Harvard a trabajar en su patria; se unió al movimiento revolucionario. Él era un aficionado al futbol y vio que los neerlandeses habían acaparado este deporte y había talento entre los nativos. Pronto agrupó a las asociaciones nacionalistas de ciudades javanesas como Yakarta, Bandung, Yogjakarta, Magelang, Surakarta, Madiun y Surabaya y así surgiría la Persatoean Sepak Raga Seloeroeh Indonesia (Unión de Futbol de Indonesia o PSSI) en 1930, la cual jugó un papel muy importante en la resistencia indonesia al dominio neerlandés.
El primer partido de las Indias Orientales Neerlandesas fue en 1921 con una victoria por la mínima ante una selección de Singapur. De ahí, vencieron a un equipo australiano (2-1) y empataron a cuatro tantos con un equipo de Shanghái. Ninguno de esos tres partidos fueron oficiales. Para el futbol mundial su debut fue su participación en los Juegos del Lejano Oriente Manila 1934. El representante de esas India fue un equipo de Java. Empezaron fuerte destrozando a Japón 7-1, pero perdieron con China 2-0 y con Filipinas 3-2. De todas maneras la primera victoria les valió quedar en segundo lugar por diferencia de goles.
Poco a poco la PSSI empezaba a ganar fuerza y a albergar el talento, pero el poder lo tenían los neerlandeses. La NIVB cambió a NIVU (Nederlandsch Indische Voetbal Unie) y se benefició de las contribuciones que llegaban desde Róterdam.
Llegó 1938. El campeonato mundial de la FIFA empezaba a levantar expectativas y a tener la misma reputación que los Juegos Olímpicos. Cada vez más países de todos los continentes se inscribían a las eliminatorias para estar en los 16 elegidos que disputarían el trofeo Jules Rimet. La FIFA le garantizó un boleto a Asia, y saldría del ganador de la serie entre Japón y las Indias Orientales Neerlandesas. Japón había tenido un papel aceptable en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936; dicha participación le aportó el color azul de la camiseta (más información aquí). Sin embargo, inexplicablemente se retiró de la carrera por Francia, dejando vía libre a la colonia neerlandesa. No fue el único en calificar así: eso sucedió con Rumania (reitro de Egipto), Brasil (retiro de Argentina) y Cuba (retiro de toda América), que tuvo su única incursión (más adelante hablaré de esto).
Las Indias Orientales Neerlandesas llegaron así a la élite del futbol. Para su participación en tierras galas, el equipo provino desde la NIVU. Nueve jugadores eran de la etnia china y los indonesios estaban infrarrepresentados. Soeratin estaba muy enojado: su idea era que la NIVU y la PSSI se enfrentaran y que el ganador fuera a Francia; el colmo fue cuando supo que se usaría la bandera neerlandesa y no la indonesia. Su protesta fue en vano: el representante asiático usaría el uniforme naranja neerlandés. El sistema de competencia era a formato knock-out. El sorteo fue bastante cruel con ellos: se enfrentarían con Hungría a los pies de la legendaria catedral de Reims a las 5 de la tarde del 5 de junio de 1938. Hungría ganó fácilmente 6-0 y así comenzó su camino hasta la final. Por ello, Indias Orientales Neerlandesas tiene el récord de menos juegos de mundial jugados.
Cuando acabó la pesadilla japonesa de la II Guerra Mundial, los neerlandeses quisieron recuperar esta colonia, pero ahora Sukarno se resistiría. Declaró la independencia de Indonesia el 17 de agosto de 1945 y de ahí pasaron cuatro años de guerras entre neerlandeses e indonesios. Los neerlandeses no pudieron pasar más que del control de ciertas zonas de Java y Sumatra, pero también resistieron la expulsión. Tuvo que llegar la presión internacional para que se fueran. A su paso quedó toda la infraestructura colonial y la NIVU. Era tanto el rencor que las autoridades de la PSSI (afiliada a la FIFA en 1950) no reconocen los resultados de ese equipo neerlandés… pero sí los del mundial de Francia 1938. Nada tontos.
Indonesia en cierta manera mantuvo el nivel de la antigua NIVU. Llegó a los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956. En el sorteo, les tocó la Unión Soviética, que empezaba a carburar en el concierto mundial. En el primer partido, Indonesia logró aguantar el cero-cero. Fue un resultado bastante meritorio, pero el sistema de competencia ordenaba un partido extra para desempatar. Aquí se acabó la suerte: perdieron 0-4, y Unión Soviética siguió su ascenso hasta su primera medalla de oro en futbol. Esta ha sido su única participación en Juegos Olímpicos.
Ahora venía las eliminatorias para Suecia 1958. Indonesia despachó fácilmente a China. En la segunda ronda Indonesia debía enfrentar a Israel. Aquí la política influyó: no hay que olvidar que Indonesia es la nación musulmana más poblada y se había solidarizado con la causa árabe de no reconocer al Estado de Israel (más información aquí). Indonesia quería jugar, pero pedía un juego en un territorio neutro. La FIFA se negó e Indonesia se retiró. Su postura política le salió cara: la FIFA lo marginó de tres procesos mundialistas. Todavía le dio tiempo de ganar bronce en los Juegos Asiáticos Tokio 1958 y de empatar a dos goles contra Alemania Oriental.
En 1974, Indonesia regresó a los procesos mundialistas, pero se dio cuenta que había perdido mucho terreno que no ha sabido sortear. Cada eliminatoria ha sido una cruz imposible de cargar y los aficionados indonesios siempre se quedan de brazos cruzados esperando el día en el que Indonesia logre colarse a la élite del mundo. La única “excepción” ha sido Corea-Japón 2002, cuando ganó ambos partidos contra Camboya y Maldivas, pero perdió la serie contra China. Por ahí se metió a semifinales en los Juegos Asiáticos Seúl 1987.
Ante tantos fracasos para asistir a los mundiales, Indonesia ha intentado la escala continental. Solamente ha calificado cuatro veces a la Copa Asiática: Emiratos Árabes Unidos 1996, Líbano 2000 y China 2004. En todas ellas se fue en fase de grupos. Mención aparte merece la edición 2007, con sede compartida entre Vietnam, Malasia, Tailandia e Indonesia. La primera victoria, contra Bahréin, lucía prometedora. El problema es que en su mismo grupo estaban Arabia Saudita y Corea del Sur. ¡Ya te imaginarás qué suerte tuvo! Es verdad que en 1996 se marchó a casa con un punto, pero su consuelo fue tener el mejor gol de la competencia a manos de la leyenda Widodo C Putro.
¿Y a nivel regional? Indonesia sigue siendo uno de los rivales fuertes del sureste de Asia. Ha logrado llegar a la final de la Copa AFF (antes conocida como la Tiger Cup): 2000, 2002, 2004, 2010 y 2016. Todas las ha perdido. Y en la edición de Vietnam 1998 participó en uno de los partidos más infame de la historia mundial:
Indonesia y Tailandia ya habían calificado a semifinales, pero había una cuestión. El ganador tendría que enfrentarse al anfitrión, que era el equipo a vencer, mientras que el perdedor jugaría contra Singapur, que no era tan fuerte a pesar de sorprender. Además, a ambos les daba pereza moverse de Ciudad Ho Chi Minh a Hanoi. En el grupo, Indonesia tenía seis puntos, por cuatro de los tailandeses.
Ambos equipos jugaron a perder a propósito. El primer tiempo fue un concierto de fallas; nadie quería anotar. El segundo tiempo ya hubo más acción y ambos equipos metieron dos goles, con complicidad descarada de las defensas. Llegaban los 90 minutos e Indonesia quedaba en primer lugar que no quería. Sucedió lo infame: el defensa Mursyid Effendi metió gol en su propia portería con toda alevosía y ventaja. Indonesia había perdido 3-2 y evitaba a Vietnam.
El caso llegó a oídos de la FIFA: les impuso una multa de 40 mil dólares por violar el espíritu del juego. Luego, Effendi quedó vetado del futbol internacional de por vida y del futbol local por un año. Y el karma les llegó rápido. Tailandia perdió con Vietnam como era esperado, pero Indonesia también perdió con Singapur. ¡De poco le sirvió ganar a Indonesia el partido por el bronce en penales!
Una de las razones por las que Indonesia estaba estancada era la falta de futbol local. La liga nacional se empezó a disputar hasta 1994, cuando antes solamente había campeonatos entre islas. Y la situación de la federación indonesia no dio signos de mejora en casi 20 años, a pesar del crecimiento exponencial de la economía del país.
La liga de la PSSI era la Liga Prima Indonesia, y no reconocía a la Liga Super que tenía a los mejores jugadores. Mientras tanto, el deporte quedaba en medio. En febrero de 2012, Indonesia debía jugar en Bahréin para cerrar su penosa participación en las eliminatorias a Brasil 2014. Como los cracks estaban en la liga disidente, tuvieron que llevar una selección de la Liga Prima, donde fue el debut internacional de ocho jugadores. Nada más comenzar el partido, el portero Syamsidar fue expulsado a los tres minutos. Lo que mal empieza mal acaba, y Bahréin ganó 10-0. Es la peor derrota en la historia de Indonesia y la goleada más triste para Bahréin. ¿Por qué? Para calificar a la siguiente ronda, Bahréin necesitaba ganar por nueve goles y esperar a que Irán derrotara como local a Qatar. Hasta el minuto 86, se cumplían las condiciones: Bahréin ganaba 9-0 e Irán ganaba 2-1. En el minuto 86, Qatar empató.
Volviendo al pleito, la FIFA les dio una advertencia para solucionar ese cisma. La situación escaló a mayores en marzo de 2012. El Comité Deportivo de Indonesia (KONI) le pidió a la PSSI que arreglara todo ese desastre; de lo contrario, tomaría el poder. La FIFA les dio hasta el 15 de junio… no se llegó a ningún acuerdo. Para provocar la resolución, la FIFA hizo un comité extraordinario y les dio una nueva fecha: 1° de diciembre. Después de tantas negociaciones, se llegó a un acuerdo en 2013: la PSSI tendría el control del futbol indonesio, pero la Liga Super ya sería la máxima liga del país después de que se fusionara con la Liga Prima.
El cuasi cisma del 2012 no quedó del todo sanado. En el papel, participaban todos los equipos de ambas ligas en la nueva Liga Super o la segunda categoría. Sin embargo, había clubes con presencia en ambos campeonatos: tal era el caso del Arema (Arema Indonesia en la Liga Super y Arema FC en la Liga Prima) y Persebaya Surabaya (Persebaya Indonesia y Bonek FC). Durante dos años se había debatido si entraban a la Liga Super o no.
La Agencia Deportiva Profesional de Indonesia (BOPI) decía que no, mientras que la PSSI sí quería a ambos equipos; después de todo, ambos juegan el candente Superderby de Java Oriental. Por esas fechas había sido electo el carismático Joko Widodo, o Jokowi. Indonesia sufrió durante mucho tiempo la corrupción y Jokowi había perjurado que esa sería su lucha. Empezó por ahí: Jokowi le dio la razón a BOPI. Como PSSI se negó a quitarlos, canceló la temporada y suspendió a la federación.
La FIFA vio que la paz del futbol indonesio no iba en serio y suspendió al futbol indonesio de toda competencia de selecciones y clubes el 30 de mayo de 2015. Eso quería decir que Indonesia quedaba eliminada de Rusia 2018 y de la Copa Asiática Emiratos Árabes Unidos 2019, ya ni hablar de la presencia de la Liga Super en la Copa AFC. Si de por sí el futbol en Indonesia no tenía apoyo económico, con esto mucho menos. La suspensión duró hasta el Congreso de la FIFA de la Ciudad de México 2016.
La fortaleza de Indonesia es el futbol juvenil, y tras la suspensión, la PSSI entendió la lección. Empezó a invertir en el futbol de menos de 23 años con una visión a futuro. El español Luis Milla se quedaba a cargo de la selección mayor y de la sub-23. Los aficionados respiraron aliviados: ¡sus oraciones habían sido escuchadas! De inmediato los resultados empezaron a dar fe de esto: llegaron a cuartos de final de los campeonatos sub-16 y sub-19; es decir, se quedaron a un partido de calificar a los mundiales sub-17 y sub-20. Mientras tanto, en los Juegos Asiáticos Yakarta 2018, Indonesia ganó su grupo invicto y en octavos de final perdió con Emiratos Árabes Unidos en penales. El público empezaba a soñar.
Hasta ahí llegaron. Primero, la sub-23 se quedó fuera del campeonato asiático en 2020, y por ende, quedó fuera de los Olímpicos de Tokio. ¿Quién la eliminó? Vietnam y Tailandia. Luego, Luis Milla se fue sin decir adiós ni dar explicaciones. Ya no fue lo mismo: quedaron fuera en fase grupos de la Copa AFF del 2018, cargándose a Bima Sakti. Por ello, llamaron al escocés Simon McMenemy. Como su grupo de eliminatorias a Qatar 2022 sería una Copa AFF 2.0 más Emiratos Árabes Unidos, la PSSI pensó en McMenemy por haber levantado al futbol filipino. ¡Menuda decepción! Indonesia perdió todos los partidos, incluyendo una derrota en el derbi de Nusantara en Yakarta, el partido que no se debe perder.
Indonesia es una nación que respira futbol. No deja de producir talento, aunque no lo parezca. De aquí viene la comunidad indo en los Países Bajos y los batak en Bélgica. ¿Sus máximos exponentes? Giovanni van Bronckhorst en la Naranja Mecánica y Radja Nainggolan con los Diablos Rojos.
Muchos aficionados llevan la camiseta de clubes europeos, se desvelan viendo La Liga o la Premier League y son buenos analistas en las fanpages de clubes como Liverpool y Manchester United, clubes que tienen una cuenta de Twitter específica en bahasa indonesia. Por ello, no faltan las voces autorizadas que saben cuáles son las fallas del futbol en este país. Mencionan siete razones:
Países como Alemania, Francia, Mexico, España o Países Bajos saben de la importancia de un buen entrenamiento en futbolistas a temprana edad. No solamente se les instruye a nivel táctico, sino se les inculca una disciplina en cuestiones como ejercicio físico y alimentación. En Indonesia, el futbolista de 12 años tiene una dieta deficiente y su estilo de vida es incompatible. ¿Resultado? Es el minuto 60 y ya no pueden correr. En el mejor de los casos, los mejores prospectos prefieren irse a Europa.
Los equipos que llegan al mundial tienen un estilo de juego definido. Asia no es una excepción: Japón hace hincapié en la técnica y pases lentos, mientras que Corea del Sur apuesta por la rapidez. ¿Qué sucede en Indonesia? Hay muchísima confusión y desunión en su estilo de juego. Indonesia es un país muy diverso: el futbol en Sulawesi no es el mismo que en Sumatra; es más, hay diferencias entre Java Occidental y Java Oriental. Todavía no ha llegado alguien que unifique los estilos.
La obsesión del futbol indonesio es ganar la Copa AFF. No llegar a semifinales en un torneo de 11 naciones es algo inaceptable. Por ello, la posición de DT nacional se considera una papa caliente. Desde 2000 han desfilado 18 nombres, contando interinos. De todos los DTs, solamente dos han nacido en Indonesia: Beny Dollo y Nil Maizar. El que más ha durado es el inglés Peter Withe (2004 a 2007). La PSSI apuesta por nombres rimbombantes del extranjero con tácticas interesantes. El problema es que no funcionan sin un estilo general definido, producto del factor anterior; el que las selecciones solamente tengan poco tiempo para trabajar juntos no ayuda nada.
La estrella del Tim Garuda es Irfan Bachdim. Ha recibido 39 convocatorias, un número bastante bajo para un seleccionado de 31 años. Ese es el número más alto. Le siguen Fachrudin Aryanto (35), Stefano Lilipaly (24), Rizky Pora (24) y Bayu Pradana (24). Su capitán es el portero Arditany Ardhiyasa, y apenas ha sido convocado 19 veces.
En la década de 2000, tuvieron un sistema de juego establecido porque personas como Bambang Pamungkas, Ponaryo Aslaman, Firman Utina e Ismed Sofyan jugaban juntos. Ahí por lo menos llegaron a la Copa Asiática y no les iba mal en el ránking FIFA. Ahora están en el lugar 160.
Esa misma falta de continuidad ha desesperado a los aficionados indonesios, que piden la naturalización fast-track de las estrellas extranjeras de la Liga Super, ahora llamada Liga 1. Así, han aparecido personas como Ilija Spasojević (serbio), Beto Gonçalves y Otávio Dutra (brasileños) y Victor Igbonefo y Osas Saha (nigerianos). El problema con los naturalizados es que ya están en sus treintas, cuando la rompen en Indonesia, y apenas alcanzan a rendir un par de años a buen nivel.
No se trata de que la PSSI se limite solamente a nombrar DTs para las selecciones. La federación ha descuidado totalmente el futbol porque es simplemente una herramienta política del gobierno de Jokowi. La corrupción sigue siendo un mal en Indonesia y la PSSI es un reflejo del carácter egoísta de la gente en Indonesia. Y por si fuera poco, el daño de las suspensiones de la FIFA aún calan porque destrozaron trabajo de años en el futbol indonesio y tienen una desventaja muy grande con respecto a otras naciones de ASEAN..
Indonesia tiene una población de 240 millones de habitantes y una pirámide demográfica ascendente. El futbol es muy popular hasta la adolescencia y los niños lo practican donde sea. Indonesia no se puede quejar de tener poco talento. Por ejemplo, los resultados en la Danone Nations Cup hablan por sí solos: desde 2013, Indonesia avanza a octavos de final cada año y ha quedado en cuarto lugar en dos ocasiones. De ahí ha salido por ejemplo Andik Vermansyah.
El mejor país en ASEAN es sin duda Tailandia, pero el número de futbolistas en Indonesia es el más grande de toda la región. En teoría, Indonesia tendría que estar al mismo nivel que Vietnam, ganarle a Malasia y perder con decoro ante los tailandeses. También Indonesia debe ser favorita para la Copa AFF y por lo menos colarse a la Copa Asiática cuatro años.
La realidad es otra. Según el ránking de la Champions League de la AFC, la Liga 1 ocupa el lugar 24; es penúltimo lugar de la ASEAN al rebasar únicamente a la liga de Myanmar y está bastante lejos de la liga tailandesa. Combinado con el factor 1, no es ninguna sorpresa que los mejores jugadores indonesios prefieran jugar en Malasia: les pagan más y tienen mayor exigencia. El nivel del futbolista en Indonesia es aceptable en sub-16, pero se estanca. Y como la selección solamente tiene ahora a jugadores de la liga local, es entendible por qué ahora marchan últimos de su grupo de eliminatorias.
A diferencia de los países europeos, Japón, Corea, China, México o Estados Unidos, el salario de un jugador profesional en Indonesia es muy bajo. El futbolista promedio en Indonesia viene de la clase baja. Los padres de niños talentosos aún se la piensan dos veces antes de cumplirle el sueño a sus hijos. Como médico, ganarían cuatro veces más que como futbolista. ¿Y las clases media y alta? Su talento no es muy bueno y prefieren jugar tenis o bádminton.
Quedar eliminados de Qatar 2022 fue la gota que derramó el vaso. Indonesia ha decidido apostar por todo para al menos llegar a la siguiente fase de las eliminatorias a la Copa Asiática China 2023. Indonesia ha visto con envidia cómo Vietnam es la selección más en forma de ASEAN: sorprendieron en la Copa Asiática pasada y llegaron a cuartos de final. Siguen en estado de gracia y hasta ahora va en primer lugar de su grupo invicta. Todo esto es gracias a la revolución que ha traído el DT surcoreano Park Hang-seo (박항서). La PSSI ha vuelto a meter la carne al asador y han apostado por Shin Tae-yong (신태용), que dirigió a Corea del Sur en tierras rusas. No cualquiera le gana a Alemania, y ellos lo saben.
Además, días antes de que sacaran a Simon McMenemy la FIFA anunció que el próximo mundial sub-20 será en Indonesia. Este es el mayor aliciente para desarrollar el futbol juvenil.
Si no es ahora, ¿cuándo? Es lo que se pregunta el aficionado indonesio. La pasión no se discute, y en Indonesia hay mucha. ¿Quieres ver un ejemplo? Ve la Brigata Curva Sud del PSS Sleman. Está tan organizada que hasta tiene una sección femenil. Han aparecido en varios reportajes de la página Copa90.
Precisamente hablando de Corea del Sur, su mejor futbolista en la actualidad Son Heung-min (손흥민) aprovechó el parón por el CoVID-19 para realizar su servicio militar en cuatro semanas. Si no hubiera ganado en los Juegos Asiáticos Yakarta 2018, habría tenido que pausar su carrera en el Tottenham para hacerlo en tres años. ¿Sabías que hay equipos en el futbol surcoreano para los futbolistas que hacen su servicio militar? Es lo que veremos la siguiente semana.
La red social china TikTok (en chino 抖音 dǒuyīn) ha sido la más beneficiada de la pandemia por CoVID-19. Este furor lleva más tiempo en el sureste de Asia. Los usuarios compiten por hacer el video más viral. Uno de los temas más recurrentes es jugar con las expresiones faciales al compás de una canción de Indonesia. Se llama Bagaikan langit (Como el cielo) de DJ Opus. Este es simplemente un remix de una canción rock de Portret, de moda en 1998.
Indonesia es un país donde el futbol se vive con una pasión inusitada. Ha sido el primer país asiático en calificar a un mundial (1938) y en los Olímpicos de Melbourne 1956 lograron empatar con la Unión Soviética. Desde entonces, el futbol indonesio ha decepcionado cada cuatro años y ha estado envuelta en escándalos (partido amañado en la Tiger Cup 1998) y suspensiones como la de 2015. Ahora ha quedado fuera de Qatar 2022 con cinco derrotas seguidas. Las razones son varias: falta de continuidad en los DTs y jugadores seleccionados, poca paga en la liga profesional, una liga en pésimas condiciones, carencia de un estilo definido y unificado y negligencia en el desarrollo del futbol juvenil. Todo podría cambiar con el mundial sub-20 del próximo año donde serán anfitriones.
Nos vemos la siguiente. Sampai jumpa!