Jutglà regresa al lugar donde empezó todo | OneFootball

Foto: UE Sant Andreu

El regreso de Ferrán Jutglá al escenario donde forjó parte de su identidad futbolística llega cargado de emociones. No es solo un partido más en el calendario: es la oportunidad de reencontrarse con un pasado que le obligó a madurar a marchas forzadas. Después de haber sido descartado en etapas clave de su formación y de haberse enfrentado al abismo de abandonar el fútbol, el delantero vuelve ahora convertido en un profesional hecho y derecho. Aquel joven que viajaba kilómetros y kilómetros para entrenar en el Narcís Sala, dudando incluso de si hacía bien en seguir intentándolo, regresa convertido en un jugador consolidado, consciente de que cada paso atrás que dio entonces fue, en realidad, el impulso para dar varios hacia adelante en el rival del Celta esta noche en la Copa del Rey.

Según cuenta Jacobo Buceta en Radio Vigo, aceptar la oferta del Sant Andreu fue casi un acto de fe, un salto al vacío en un momento en el que las opciones parecían agotarse. Con 19 años y apenas recursos, apostó por seguir vinculado al balón, aun sabiendo que el sacrificio sería extremo. Entrenar lejos de casa, cuadrar horarios, gastar más de lo que ingresaba y convivir con la incertidumbre diaria de no saber si el esfuerzo tendría recompensa fue una prueba dura, casi cruel. Pero como tantas veces ocurre en el fútbol modesto, ese escenario adverso acabó convirtiéndose en la forja perfecta. Allí encontró minutos, confianza y un escaparate que no esperaba, especialmente cuando la Copa del Rey le permitió medirse a rivales que parecían fuera de su alcance.

El recuerdo de aquella eliminatoria ante el Atlético de Madrid sigue marcado a fuego en la carrera de Jutglá. No solo por la magnitud del rival o por la oportunidad de jugar en un estadio mítico, sino porque simbolizó el punto de inflexión definitivo. Su rendimiento en aquellos encuentros, su descaro y su capacidad para competir ante futbolistas de primer nivel hicieron que, por primera vez, su nombre volviera a circular entre los despachos de clubs profesionales. El Espanyol llamó de nuevo a su puerta y él respondió con liderazgo, goles y una madurez que no tenía cuando se marchó. Ese crecimiento, visible y sostenido, terminó llevándole al Barça, donde entendió realmente que todo aquel camino lleno de obstáculos había valido la pena.

Hoy, al borde de reencontrarse con la que fue su casa, Jutglá representa el ejemplo perfecto de perseverancia. El futbolista que un día dudó de seguir adelante regresa convertido en un profesional que ha demostrado que el talento, sin sacrificio, rara vez trasciende. Volver al lugar donde tantas veces llegó cansado pero ilusionado tendrá un significado especial, casi íntimo. Porque más allá del resultado, cada paso que dé sobre ese césped será un recordatorio de que, en su caso, la constancia derrotó al desaliento y el sueño resistió cuando todo parecía empujarle en sentido contrario.