
La Galerna
·5 de septiembre de 2025
La catarsis de Ramos

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·5 de septiembre de 2025
La canción de Sergio Ramos de la que todo el mundo habla me transmite sentimientos encontrados, y el hecho de que un reggaetón pueda transmitirme ¡a mí! sentimientos encontrados ya supone un gran triunfo del de Camas.
Normalmente, los reggaetones me inspiran opiniones muy taxativas, pero este en concreto me tiene atrapado en un laberinto de perplejidad, risa, lamento y admiración. Admiración, sí, muy en contraste con la visión radicalmente contraria de Jacinto Fernández, expresada en esta misma página, y en mayor sintonía con las más matizadas y cachondas que al respecto nos regalaron John Falstaff y Andy Torres, también en este portal.
Otro que ha opinado sobre la canción de marras es Pepe Herrero. Siempre se puede esperar una opinión controvertida de Pepe. Esta vez ha dicho algo contundente que solo puede crear consenso, a saber: Sergio no canta peor que Bad Bunny, o quizá sea solo que ambos usan el mismo autotune. Una vez que no es posible saber si una canción es tuya o generada por IA, una vez que no sabemos si canta Bad Bunny o una máquina, ya solo nos falta un mundo en el que no sepamos si el que remata de cabeza un córner es Ramos o un cyborg, valga la redundancia.
Tiene razón Pepe. El Churu no canta peor que Bad Bunny, ni su canción es peor que las del solista (?) puertorriqueño. Así pues, estando en tiempos donde lo que triunfa es este estilo de música, no hay ninguna razón por la que no debería triunfar “Cibeles”, como no sea un antimadridismo sociológico desaforado. Si el tal Bunny puede llenar no sé cuántas veces seguidas el Metropolitano sin desempalmar, Sergio debería ganar varios grammys con esta, como prometió a a Pablo Motos. La canción es lo suficientemente nefasta como para triunfar en el presente contexto, lo que inevitablemente me produce miedo de que no triunfe, porque el mensaje de esta falta de éxito sería devastador. Implicaría que el antimadridismo es una fuerza tan poderosa que puede incluso privar de ser viral a una mierda de este calibre. No quiero sonar excesivamente solemne, pero en la llegada del single “Cibeles” al número 1 se cifra el futuro de nuestros hijos.
La canción me transmite sentimientos encontrados, y el hecho de que un reggaetón pueda transmitirme ¡a mí! sentimientos encontrados ya supone un gran triunfo del de Camas
Necesitamos que “Cibeles” triunfe para que no lo haga el antimadridismo. Y eso es lo que me sucede: como necesito que le vaya bien para poder seguir creyendo en el ser humano, no puedo hablar mal de esta reverendísima cagada. En nada me ayuda el excelente encaje de Ramos, porque eso solo acrecienta mis ganas de que su veleidad musical (?) se venda como rosquillas. Ryanair se ha metido con el temazo con bastante poca gracia, y él ha contestado con clase y una buena carga de profundidad a la cutrez intrínseca a la aerolínea de O’Leary.
¿Veis cómo es imposible no desear que gane el Grammy? Pero aquí vienen las contradicciones. ¿Cómo voy a querer yo que triunfe un reggaetón, cuando a mí lo que me gusta son los Kinks? Y ¿cómo voy a querer que lo peten en las listas unos versos (?) llenos de dardos a Florentino cuando mi oficialismo es legendario?
Sergio Ramos es más grande que la vida. Lo que sucede con ese tipo de personas es que dan la vuelta al demérito, y pueden perpetrar las mayores atrocidades para salirse con la suya y tornarlas en su favor. Por eso comentaba lo de la admiración. Esta canción iba a ser tanto más Sergio Ramos, y por ello tanto mejor, cuanto más insufrible fuese. En este sentido, el objetivo está cubierto con creces, y junto al resquemor de algunos versos (?) hay otros trufados de autocrítica, como bien apuntaba en X Paul Tenorio. La canción no me parece tan rencorosa ni tan antiFloren. Ha sido comparada con el libelo de Shakira sobre Piqué, pero echo de menos alguna referencia a David Alaba para poder aseverar tal cosa. Clara-mente, no hay aquí tanto despecho ni vitriolo como en el hit de la colombiana. Son basuras de muy distinta condición.
Sergio Ramos es más grande que la vida. Lo que sucede con ese tipo de personas es que dan la vuelta al demérito, y pueden perpetrar las mayores atrocidades para salirse con la suya y tornarlas en su favor
El lector lo habrá captado ya a estas alturas: Sergio puede hacer casi lo que le venga en gana porque ser quien es, o sea, un futbolista capital en la historia del Real Madrid. Me extraña el reduccionismo de todo el mundo con el gol de Lisboa, incluido el reduccionismo del propio Sergio. El andaluz es mucho más que el minuto 93. Suele discutirse cuál es el gol favorito del madridismo: el de Sergio en el Estádio da Luz o el de Pedja en Ámsterdam. La discusión es bienvenida, pero lo que no admite réplica es que, en la historia del mejor club del mundo, Sergio Ramos es infinitamente más importante que Mijatovic. ¿Por qué, entonces, poner el foco solo en Lisboa? Canelita puede hacer más o menos lo que quiera, pero no solo gracias a ese gol, sino a toda su carrera de blanco.
Lo que sí tendrá que explicarnos es el video, o más concretamente su apocalíptico final, con la propia Cibeles resquebrajándose y el edificio del ayuntamiento, que pasaba por allí, derrumbándose también a resultas de algún ataque terrorista o hecatombe similar. Coño, Sergio, ¿qué culpa tiene de tu tormento interior el edificio que acoge el gobierno de la ciudad? Aceptaremos, no obstante, que te cargues la Cibeles en el entendido de que es una cosa simbólica, un exorcismo de esos que practicáis los poetas. Si necesitabas esa catarsis, chico, qué remedio. Cuida, eso sí, que Almeida no te pase la factura de tanto derrumbamiento, que ya sabemos que no anda para dispendios el pecunio de René.
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