La conexión francesa: Pablo o cómo las cosas buenas llegan a los que esperan | OneFootball

A veces en la vida, vale la pena dar un paso hacia atrás para poder avanzar.

El viaje de Pablo, defensor del Burdeos, es un testimonio de esto, ya que logró un sueño de toda la vida el 12 de octubre, cuando vistió por primera vez los colores de la selección nacional de Brasil.

Hace solo 18 meses fue enviado en préstamo al Corinthians tras no cumplir con las expectativas después de llegar fichado desde el Ponte Preta por 6 millones de euros un año y medio antes. Su primera temporada fue afectada por una lesión, para luego quedar totalmente congelado en su segunda.

No es de extrañar que el jugador de 27 años de edad, quien comenzó la temporada 2018-19 recibiendo una tarjeta roja en apenas 13 minutos durante la derrota por 2-0 ante el Estrasburgo, se mostrara tan emocionado por su llamado a la selección. "Voy a llorar cuando me ponga la camiseta", dijo.

"Me sorprendió cuando recibí la llamada. No pensé que tuviera una oportunidad. Mi papá me llamó y me dijo: '¡Estás en el equipo nacional!'. Le dije: '¿Es una broma, papá?'. Era cierto. Lloré mucho y grité con mi esposa. Fue lo mejor".

Un amistoso contra Arabia Saudita proporcionó el escenario para el joven de 27 años, seleccionado por Tite incluso por delante de Thiago Silva, la estrella del Paris Saint-Germain, para lograr lo que antes parecía un sueño imposible. Flanqueado por Marquinhos del PSG y Fabinho, figura que recientemente dejó la Ligue 1, jugó todo el encuentro, que Brasil ganó 2-0.

Pablo admite que ha sido una curva de aprendizaje pronunciada desde que se mudó a Francia en agosto de 2015, pero cree que todo ha valido la pena.

"Mi llegada a Burdeos fue muy complicada", dijo a los medios. “El fútbol, ​​la cultura, cómo adaptarse... Era joven, necesitaba tener más experiencia.

“Cuando regresé después del préstamo, era más fuerte. Ahora amo a Francia".

Pablo, quien ganó el campeonato brasileño con el Corinthians y fue nombrado el mejor defensor de la competición, aprovechó las circunstancias para dejar su huella en su regreso a la Ligue 1.

Encontró un Burdeos muy diferente cuando regresó. Jocelyn Gourvennec, el entrenador que le pasó por alto, fue despedido y reemplazado por el uruguayo Gus Poyet, quien tomó el mando de un equipo en medio de una crisis defensiva. Necesitaba un jugador confiable que fuera fuerte en el aire, y Pablo encajaba a la perfección.

Él ofrece una fuerte combinación de atributos defensivos. Por supuesto, su fuerza aérea puede ser la más obvia, pero cubre el terreno de manera impresionante para un jugador voluminoso de más de 1.85 metros.

Ahora que puede aprovechar al máximo sus fortalezas, el jugador de 27 años se convirtió rápidamente en el pilar de un equipo que sorprendió y entró en Europa, ganando un nuevo contrato que se extiende hasta 2021 en el proceso.

Poyet se ha ido, pero el sitio de Pablo en el equipo está asegurado gracias a su juego defensivo robusto. Es un jugador diferente al que llegó por primera vez a Francia, mientras que la llegada de su compatriota Ricardo Gomes como entrenador de facto solo asegurará su importancia.

"Quedarme en Burdeos este verano fue una elección por mi familia y también una deportiva, porque Burdeos es un club grande y me da más visibilidad para jugar para la Seleçao", dijo, su elección totalmente reivindicada.

"Ahora estoy aquí (en la selección), lo más difícil será quedarme aquí. No solo quiero unirme al equipo una vez".

Y Pablo no se hace ilusiones de que será fácil mantener un lugar en el equipo nacional más famoso del mundo. Él personalmente ha identificado su manejo del balón como una debilidad que necesita mejorar, pero en términos de habilidades defensivas en bruto, hay pcoos mejores que él.

Su perseverancia, sin embargo, puede ser su mayor fortaleza, mostrando un carácter notable para superar su temprano revés en Francia para aprovechar al máximo la etapa de la Ligue 1 y lograr un sueño aparentemente imposible.