Agente Libre Digital
·27 de noviembre de 2025
La crisis de Osasuna: derrota ante la Real Sociedad y la emotiva conjura con la grada

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·27 de noviembre de 2025

El Club Atlético Osasuna atraviesa uno de sus momentos más críticos en LaLiga. El sábado, en el Estadio El Sadar, los rojillos cayeron derrotados por 1-3 ante la Real Sociedad en un derbi “vasco” que dejó al descubierto todas las grietas de un equipo en caída libre. Con este tropiezo, Osasuna se sitúa con los mismos puntos del descenso, y acumula una racha preocupante: solo dos victorias en las últimas diez jornadas, con una defensa permeable y un ataque que depende demasiado de chispazos individuales.
El partido fue un reflejo de la irregularidad osasunista. En la primera parte, los de Alessio Lisci, el técnico italiano que asumió el banquillo en junio, lograron adelantarse gracias a un gol de Alejandro Catena en el minuto 42, fruto de una jugada a balón parado. La afición, fiel como siempre, empujó desde las gradas con cánticos incesantes. Sin embargo, el segundo tiempo fue un calvario: la Real, con goles de Brais Méndez (53′), Gonçalo Guedes (59′) y Ander Barrenetxea (82′), dio la vuelta al marcador en apenas seis minutos y sentenció el encuentro. Osasuna, desorganizado y sin intensidad, apenas generó ocasiones claras, confirmando las palabras de Jon Moncayola en rueda de prensa: «Era un día importante para cambiar la dinámica, pero nos falta mucho más en las segundas partes».
La situación es alarmante. Mental, táctica y físicamente, el equipo parece roto. Las estadísticas son demoledoras: ocho goles a favor y cuatro en contra en las primeras mitades, pero doce encajados y solo dos marcados tras el descanso. La directiva y el cuerpo técnico saben que el próximo duelo ante el Mallorca el 29 de noviembre es una final.
En medio de la decepción, surgió un rayo de esperanza al final del partido. Pasados más de 15 minutos del pitido final, el grupo de jugadores formó una «piña» improvisada a pie de campo, rodeados por los cánticos de apoyo de Graderío Sur. Fue una escena conmovedora: capitaneados por Moncayola y otros rojillos, se reunieron en un círculo de conjura, como en los viejos tiempos del club, para recargar energías y reconectar con la afición. «Osasuna nunca se rinde!». Imágenes como esta, virales en redes, recuerdan que la unión con la grada, esa comunión histórica que Osasuna siempre ha presumido, podría ser la clave para remontar la situación.
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