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·8 de diciembre de 2025
La crónica del partido Alcoyano 3-2 Barça Atlètic

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Plantilla Barça Atlètic contra Alcoyano. @FCBarcelonaB on X
El Collao atardecía con ese ambiente tan característico que siempre convierte cualquier visita en un examen de madurez. Lo sabía el Barça Atlètic, que salió con la intención de imponer ritmo y personalidad. Y lo sabía también el Alcoyano, un equipo experto en partidos ásperos, trabados y llenos de segundas jugadas.
Los primeros minutos fueron una especie de tanteo táctico. Nadie dominaba de verdad, nadie conseguía tres pases seguidos sin sentir el aliento del rival. El duelo se inclinaba por fases, con un ida y vuelta que dejaba claro que el choque se decidiría en detalles.
La primera gran ocasión fue local: Chinchilla, que ya avisaba de que sería protagonista, se internó por la derecha en el 9’ y solo un despeje in extremis evitó el 1-0. El Barça Atlètic respondió rápido: un centro medido de Nomoko terminó con el remate de Juan Hernández rozando el palo. Era un partido vivo, abierto, pero todavía sin dueño.
Sin embargo, todo saltó por los aires en el minuto 24. En una acción confusa, Nomoko vio la tarjeta roja directa por un cabezazo sobre Fran Moreno. La repetición no parecía tan clara como la interpretación del árbitro, pero la decisión estaba tomada y el filial se quedaba con diez muy pronto. A partir de ahí, el plan se rompió.
Con uno más, el Alcoyano activó el modo asedio. El Barça Atlètic reculó como pudo y trató de sobrevivir, pero el desgaste se notaba. El equipo local olió sangre y en el 37’ encontró premio: recuperación en tres cuartos, pase filtrado de Diego de Pedro y definición perfecta de Chinchilla, que culminaba una primera parte en la que fue una pesadilla constante para la defensa culé.
El descanso llegó con los de Belletti tocados, pero no hundidos. El 1-0 era un castigo duro, aunque el equipo había resistido más por orgullo que por claridad de ideas.
La segunda mitad arrancó con el Alcoyano empujando otra vez y con Kochen exhibiéndose para mantener vivo al filial. Pero el Barça Atlètic, lejos de caerse, empezó a encontrar pequeñas vías de aire. La entrada de Guille Fernández y Dani Rodríguez cambió el ritmo y permitió al equipo dar un paso adelante.
El premio llegó en el 67’. En una falta lejana, Brian Fariñas, con un golpeo seco y preciso, clavó un auténtico golazo en la escuadra para firmar el 1-1. Un chute de autoestima para un Barça Atlètic que, contra todo pronóstico, volvía al partido.
Pero la alegría duró poco. Tres minutos después, en una acción llena de rebotes dentro del área, Izan Llinares cazó un balón suelto para devolver la ventaja al Alcoyano. El 2-1 fue un mazazo emocional, y durante varios minutos el equipo se vio superado de nuevo.
Cuando peor pintaba todo, apareció Mbacke en un córner para conectar un testarazo imperial y establecer el 2-2 en el 83’. Un gol que vale para explicar lo que fue el filial durante toda la tarde: un equipo que, pese a las circunstancias, no dejó de competir.
Los minutos finales fueron un ataque constante del Alcoyano y un ejercicio defensivo titánico del Barça Atlètic. Y entre ese caos, Kochen se agigantó con una parada monumental en el 90’ que mantenía el sueño del empate.
Pero el fútbol, a veces, es cruel. En el 94’, un centro desde la izquierda encontró la llegada de Soler, que cabeceó al fondo de la red para el 3-2 definitivo. Un golpe devastador para un grupo que había hecho lo imposible para sostenerse vivo hasta el final.
El Barça Atlètic se marchó de El Collao con las manos vacías, pero dejando un mensaje claro: este equipo tiene corazón, carácter y una capacidad competitiva que invita al optimismo. Jugar más de 70 minutos con diez, empatar dos veces y competir hasta el 98’ en un campo tan complicado habla del crecimiento real del proyecto.
La derrota escuece, sí. Pero el esfuerzo, la actitud y la respuesta del equipo dibujan un camino que, si se sostiene, dará frutos. Porque este filial, incluso perdiendo, demuestra que juega con alma culé.
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