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·10 de diciembre de 2025
La fragilidad defensiva del Barça es preocupante: ¿Problema sin solución?

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·10 de diciembre de 2025

El FC Barcelona atraviesa una de sus etapas defensivas más preocupantes. El equipo de Hansi Flick ha recibido gol en 15 de sus últimos 16 partidos y únicamente consiguió mantener la portería a cero frente al Athletic Club. En el resto de encuentros, el rival necesitó muy poco para perforar la meta azulgrana, alimentando una tendencia que ya se percibe como estructural.
El problema se agrava en la UEFA Champions League, donde el Barça ha encajado en sus últimos nueve partidos consecutivos, igualando su peor marca histórica desde una racha idéntica registrada entre octubre de 2023 y septiembre de 2024. La fragilidad del sistema ha convertido cada llegada rival en una amenaza real para un Barça que, pese a competir bien en ataque, sufre para evitar que le marquen con excesiva facilidad.
El encuentro ante el Eintracht de Frankfurt volvió a poner en evidencia la falta de solidez del equipo. Una vez más, la primera llegada del rival terminó en gol. La racha comenzó la pasada temporada, en la derrota ante el Borussia Dortmund por 3-1. A partir de entonces, el equipo no ha logrado volver a dejar a cero su portería en la competición continental, una situación que ha condicionado su rendimiento y que se ha convertido en un lastre repetitivo.
El diagnóstico es claro: este Barça tiene un problema defensivo estructural. De los 22 partidos disputados esta temporada, únicamente en cuatro no ha encajado gol. El promedio es demoledor: 1,4 goles en contra por partido, que se elevan a 2 goles recibidos por encuentro cuando juega como visitante.
La conclusión es nítida: el Barça no logra sostener una estructura defensiva que minimice riesgos. Cada aproximación rival obliga al equipo a remar contracorriente. El contraste con otros registros recientes es evidente.
En temporadas anteriores, incluso en momentos de irregularidad, el Barça conseguía sostenerse desde la defensa. Ahora, la sensación es la contraria: cualquier acción rival, por aislada que parezca, termina generando peligro real.
La percepción en el entorno es unánime: al Barça le marcan con una facilidad impropia de un equipo de élite. La primera llegada del rival suele convertirse en gol. Lo que antes era un accidente puntual se ha convertido en un patrón.
Las causas son múltiples. Por un lado, el equipo sufre para controlar las transiciones defensivas, una de las señas más críticas en el fútbol actual. Por otro, la defensa acumula problemas de coordinación, duelos perdidos y errores en la lectura de situaciones clave.
Las ausencias de jugadores como Ronald Araújo han tenido impacto directo. Además, piezas fundamentales como Eric García Cubarsí o Gerard Martín suman una carga de minutos muy elevada, que los expone a un desgaste evidente. La plantilla, especialmente en la línea defensiva, ha tenido menos rotación de la deseada por Flick.
La situación del uruguayo, apartado temporalmente para atender cuestiones de salud mental, obligó a Hansi Flick a reajustar roles y estructuras defensivas. El técnico alemán confía plenamente en el retorno del central, pero a corto plazo el Barça compite sin su segundo capitán y líder en la línea de atrás.
Aunque la situación es grave, en el club no se vive como irreversible. Flick confía en que la continuidad competitiva, la recuperación de lesionados y el ajuste de ciertos automatismos terminen corrigiendo una tendencia que ha lastrado al equipo desde el inicio del curso.
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