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·11 de diciembre de 2025

LA IMAGEN QUE DUELE: El «sacrificio» de Viera rompe al equipo y señala a un culpable claro

Imagen del artículo:LA IMAGEN QUE DUELE: El «sacrificio» de Viera rompe al equipo y señala a un culpable claro
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Hay silencios que gritan. Y el silencio que recorrió el Estadio de Gran Canaria en el minuto 40, cuando el cuarto árbitro levantó el cartelón con el número 21, fue ensordecedor. No era un cambio táctico, ni un problema físico. Fue un sacrificio obligado, una factura injusta que tuvo que pagar el mejor jugador del equipo por la irresponsabilidad de un compañero.

La imagen de Jonathan Viera retirándose del campo, con la mirada clavada en el césped y masticando la rabia, es la foto de la jornada. Y tiene un responsable con nombre y apellidos: Dinko Horkas.


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Hasta el minuto 38, Las Palmas bailaba al ritmo que marcaba su capitán. Viera había cogido la batuta, se asociaba, mandaba y el gol se olía en el ambiente. El Mirandés era un juguete en manos del ’21’. Pero entonces, el «cortocircuito».

En una jugada que no entrañaba peligro mortal, Horkas decidió salir de su zona de confort —y de su área— para cometer una mano tan clara como infantil. Roja directa. A la calle. El portero croata no solo dejó al equipo con diez; obligó a Luis García a tomar la decisión más dolorosa: retirar al faro del equipo para dar entrada al meta suplente, José Antonio Caro.

¿Por qué duele tanto este cambio? Porque Viera estaba siendo el mejor. Sacrificar al capitán fue amputar el cerebro del equipo cuando mejor funcionaba. Verle marchar al banquillo, justo cuando se sentía cómodo liderando la redención tras lo de Castalia, generó una mezcla de indignación y lástima en la grada.

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El capitán pagó los platos rotos de una falta de concentración imperdonable en el fútbol profesional. Horkas, que nos ha salvado muchas veces, esta vez nos condenó. No por el gol que no encajamos (Caro estuvo bien), sino por el fútbol que dejamos de generar al perder a nuestro líder.

¿Y ahora qué? El empate a cero sabe a poco, pero el cabreo de Viera (y de la afición) durará toda la semana. En el vestuario, las miradas hacia la portería debieron ser largas. Porque en esta categoría, dispararse en el pie de esa manera es un lujo de ricos que Las Palmas no se puede permitir. Horkas cumplirá sanción, sí. Pero, ¿ha perdido algo más que un partido con este error? La sombra de la duda —y la cara de Viera al salir— pesan mucho.

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