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·7 de marzo de 2024

La resiliencia de Kike Barja

Imagen del artículo:La resiliencia de Kike Barja

El canterano de CA Osasuna ha vuelto a caer gravemente lesionado. Una vez más, deberá trabajar para recuperarse, ponerse al ritmo de sus compañeros y volver a competir por un puesto en el once. Pero de eso mismo ha ido siempre su vida: De lucha, entrega y sacrificio

Enrique Barja Afonso nació el 1 de abril de 1997, en la pequeña localidad de Noáin, Navarra. Desde que era tan solo un niño, ya tenía el sueño de ser jugador de CA Osasuna, el equipo referente de la Comunidad Foral. El pequeño rojillo se puso manos a la obra y, con apenas ocho años, entró en el equipo benjamín del equipo de Pamplona. Kike fue mejorando, aprendiendo, evolucionando y destacando en cada etapa que superaba, hasta llegar a Osasuna Promesas. Solo estaba a un paso de cumplir su gran sueño: militar en el primer equipo del club de su vida.

Con dieciséis años, Kike Barja debutó con el filial rojillo. En su estancia en el Promesas, entre los años 2013 y 2017, el habilidoso extremo acumuló un total de 145 partidos, anotando 36 goles. La oportunidad de debutar con el primer equipo de Osasuna le llegaría el 20 de mayo de 2017, en una dolorosa derrota en el Sánchez Pizjuán y con el equipo ya matemáticamente descendido a segunda división; una realidad muy diferente a la que conocemos hoy de la entidad navarra.


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Asentamiento en Osasuna

La temporada 2017-18 le sirvió para presentarse ante El Sadar e ir acumulando experiencias en La Liga 123, a la vez que seguía disfrutando de minutos de calidad con el Promesas. En el segundo tramo de la temporada, Barja se convertiría de manera plena en jugador del primer equipo de Osasuna y en la temporada 2018-19, con Jagoba Arrasate ya sentado en el banquillo rojillo, se consagraría con un gran rendimiento que, sumado al del resto de la plantilla, devolverían al conjunto navarro a la primera división, con una puntuación histórica en el proceso.

Siendo ya un futbolista muchísimo más maduro, el futuro parecía brillar para Kike, que había encontrado el contexto idóneo para él y era un jugador fundamental para el técnico. La Liga Santander le esperaba, de la mano del club de su tierra.

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El calvario de las lesiones

Pero el destino le tendría preparado un gran infortunio al de Noain. En plena pretemporada, a mediados de julio y con el final de las fiestas de San Fermín, Kike Barja se rompería el ligamento cruzado de la rodilla izquierda. El mazazo fue demoledor, tanto para él como para los aficionados rojillos, que le esperaron con ansias hasta su regreso, ya en 2020. La temporada siguiente puede ser considerada como la del verdadero debut de Barja en primera división y su rendimiento fue óptimo, anotando dos goles y dando cuatro asistencias.

Con la entrada de la 2021-22, las lesiones volvieron a azotar al extremo rojillo, alejándolo de los terrenos de juego de manera intermitente e impidiéndole tener continuidad y confianza. Las molestias recurrentes en su pie derecho y en el tendón de la corva hacían que Barja no pudiera disfrutar del fútbol como a él le gustaría, pero no le impedían seguir disfrutando del club de sus amores.

Temporada dorada de Osasuna

Tanto fue así, que sería partícipe y artífice de una de las mejores temporadas en la historia de Osasuna, llegando a la Final de Copa del Rey, en la que participó en la segunda parte y apunto estuvo de anotar el gol del empate en el tiempo de descuento, y clasificándose a la previa de la Conference League en la última jornada de liga frente al Girona, siendo titular y dando las dos asistencias de gol a Budimir. El Sadar fue una fiesta y Kike, después de tanto, volvía a disfrutar sobre el verde.

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Un mazazo en forma de temporada

La presente temporada estaba siendo una de las más duras para Kike, en lo personal y profesional. Con una lesión en el mes de agosto y otra en noviembre, el de Noain no había tenido ningún tipo de continuidad y estaba siendo relegado al banquillo, partido sí y partido también. No fue hasta hace apenas tres días, ya en la Jornada 27 de La Liga EA Sports, cuando Arrasate le daba la oportunidad que llevaba meses esperando: Titular ante su afición y con los meses clave de la competición por delante.

Las cosas no pudieron salir peor para el canterano rojillo, ya que este, cuando apenas se cumplían siete minutos de juego, cayó gravemente lesionado. El lance se produjo en una acción sin peligro, pugnando por el esférico. Los fantasmas del pasado regresaban y, en el día de ayer, se confirmaron los peores presagios: Kike Barja volvía a romperse el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda.

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El cariño de Pamplona

Tras el infortunio y con Kike visiblemente afectado, las muestras de cariño de toda la afición osasunista no se hicieron esperar. Cientos de mensajes de ánimo y una promesa: Kike Barja volverá. Porque para la afición rojilla, no se trata de un jugador cualquiera, se trata de uno de los suyos; uno de esos que representa el escudo y los valores de Osasuna a la perfección y que, incluso, representa a ese pequeño aficionado que sueña con jugar algún día en El Sadar.

Barja ha hecho una publicación para agradecer todo el apoyo recibido y, tras pasar por el quirófano, se pondrá manos a la obra (como ya lo hizo de pequeño, con toda una vida por delante) para volver a jugar en el césped de El Sadar.

Seguro que, para él, será como volver a debutar. Seguro que, para la afición, será como volver a verle re-debutar. Lo que sí es verdaderamente seguro es que el matrimonio entre Kike Barja y Osasuna está más unido que nunca, ya que ambos comparten eslogan: Valiente y luchador.

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