Balón en Profundidad
·10 de septiembre de 2019
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·10 de septiembre de 2019
España ha afrontado dos duelos en esta fase de clasificación en los que ha conseguido dominar con solvencia desde la posesión de balón y mostrando una positiva fluidez en la circulación. A excepción de unos minutos en las postrimerías del duelo de Bucarest, la Selección Española de Robert Moreno no solo mandó con el cuero sino también, y más importante, el contexto de partido.
Ante dos selecciones que variaron su esquema habitual para formar una línea de cinco atrás como Rumanía e Islas Feroe, España, desde su superioridad meramente cualitativa, no podía permitirse relajarse con posesiones largas y rebajando un ritmo de partido que podría acabar jugando en su contra. La relajación en el juego no es una opción, algo que ambas selecciones se encargarían de recordar, aunque quedó demostrado que tampoco entraba en los planes del seleccionador catalán, viendo una España más vertical y atrevida desde que pisase el Arena Nacional de Bucarest.
España mostró sus intenciones con balón e intensidad en la presión tras pérdida desde el primer instante frente a Rumanía.
Sin embargo, más allá de lo relacionado con la posesión, uno de los matices de mayor importancia que pudimos observar del combinado de Robert Moreno fue en el aspecto defensivo. El mayor mal que venía arrastrando la Selección Española en las anteriores etapas, desde los últimos años de Vicente Del Bosque, aparecía a la hora de realizar las transiciones defensivas. Con Busquets más cerca de los centrales -que además tenían mucho vuelo con balón- que de los interiores, cuando España tenía que correr hacia campo propio sufría mucho, con el equipo prácticamente partido en dos a la hora de defender un contraataque, siendo muy vulnerable a la verticalidad de sus rivales.
Este factor posicional ha sido la principal modificación de Robert Moreno en estos dos partidos ante Rumanía e Islas Feroe. Tanto Sergio Busquets como Rodri Hernández, que actuaron como pivotes en cada uno de los dos partidos, estuvieron siempre muy bien resguardados por sus interiores en cada posesión española. Uno de ellos más preocupado de cuidar la espalda del pivote si se encargaba de presionar la pérdida o bien de ejecutarla él mismo, mientras el otro interior gozaba de mayor libertad de recorrido.
Fabián en Bucarest y Parejo en Gijón fueron las dos piezas más próximas al pivote para resguardar sus intereses a la hora de realizar la transición defensiva. Ya fuese a la hora de presionar la pérdida o para cubrir sus espaldas, las vigilancias de estos dos jugadores fue una de las claves para no quedar en inferioridad a la hora de defender un contraataque. Algo que ya ocurrió en citas anteriores con el propio Moreno en el banquillo como en Sevilla ante Inglaterra en el duelo de Nations League, un choque en el que los de Southgate hicieron mucho daño a la contra y que sirvió de aprendizaje para el técnico catalán.
Solventar los problemas en las transiciones defensivas era clave para el camino de Robert Moreno hacia la Euro 2020. Ahora deberá responder otras incógnitas.
En dos encuentros donde España se mostró como buscaba Robert Moreno, siendo muy fluida con balón y dominando desde su posesión, resaltar un aspecto defensivo puede parecer extraño, pero siendo esta una de las principales cuestiones a corregir en su camino a la Eurocopa 2020, parece que Moreno y el resto del cuerpo técnico ya trabajan fórmulas para mejorar, con pequeños detalles tácticos, la solidez defensiva del combinado español. Matices que, sumados a las intenciones desde el banquillo, van despejando algunas incógnitas, aunque otras, como la salida de balón, el papel de los extremos, la confirmación de un bloque definido o medirse a una selección de grandes aspiraciones aún están pendientes.