Balonazos
·26 de abril de 2025
La Vinotinto: Presente Cautivador con Raíces Profundas

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·26 de abril de 2025
El ambiente futbolístico en Venezuela palpita hoy día con una energía diferente. La Vinotinto, bajo la batuta del argentino Fernando «Bocha» Batista, navega con determinación en las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial 2026. Aferrándose a ese séptimo puesto que ilusiona con la posibilidad del repechaje. Las palabras del propio Batista, reflejando el sentir que la afición ha respondido para tener estadios repletos y camisetas Vinotinto ondeando con orgullo, incluso ante gigantes como Argentina y Brasil es conmovedor. Un testimonio, sin duda, del impacto que su gestión ha tenido en la conexión entre el equipo y la afición.
Es innegable el mérito de Batista y su cuerpo técnico en revitalizar la ilusión nacional. Ver los estadios teñidos de Vinotinto, sentir el aliento unísono de una afición que sueña con ver a su selección en la máxima cita futbolística, es un logro que eriza la piel. La perspectiva de dos cupos más en este extenso Premundial sin duda añade una dosis extra de esperanza a más de 30 millones de venezolanos que hoy se sienten más cerca que nunca de ese anhelado debut mundialista. El reconocimiento a su trabajo es palpable, el esfuerzo encomiable y este momento, sin duda, representa un punto álgido en las aspiraciones futbolísticas del país.
Sin embargo, la afirmación reciente de Batista a un medio argentino de que el fútbol venezolano vive un fervor nunca antes visto requiere una mirada retrospectiva, un reconocimiento a aquellos que sembraron las semillas de esta pasión que hoy florece con tanta intensidad. La memoria futbolística venezolana tiene nombres propios que cincelaron en el corazón de la afición un amor incondicional por su selección.
El ex jugador y médico venezolano Richard Páez, con su visión y carácter, no solo dignificó la indumentaria Vinotinto, poniendo fin a la anarquía de colores y diseños, sino que también nos regaló gestas memorables como aquel histórico «Centenariazo» en Montevideo ante Uruguay. Sus 16 puntos en la eliminatoria de 2006 marcaron un antes y un después, demostrando que la Vinotinto podía competir. Además, inició un camino hacia el Mundial 2010, sentando bases importantes.
El carismático César Farías tomó la posta con la misma garra, llevando ese proceso mundialista hasta los 20 puntos, otra cifra inédita. Pero su legado va más allá de los números. La Copa América de Argentina 2011 fue un punto de inflexión, una demostración de que la Vinotinto podía codearse con los grandes, llegando invicta a una semifinal que se escapó por poco. Los 22 puntos en la eliminatoria para Brasil 2014 nos dejaron a las puertas del repechaje, alimentando aún más el sueño mundialista.
El presente vibrante de la Vinotinto se apoya en los cimientos sólidos construidos por estos técnicos venezolanos. El amor por la camiseta, la identificación con los colores patrios, el llenar los estadios, son manifestaciones de un sentimiento que se ha cultivado con esfuerzo y dedicación a lo largo de los años. La ilusión actual es una continuación de aquel despertar que Páez y Farías iniciaron, cada uno aportando su grano de arena para hacer crecer la pasión por el fútbol en Venezuela.
Hoy, celebramos el presente y alentamos con fervor a Batista y sus muchachos en este crucial camino hacia el Mundial. Pero no olvidamos a aquellos que, en el pasado, encendieron la llama de esta ilusión que hoy nos une como nación futbolística. El sueño mundialista es un anhelo colectivo, forjado con cada gol, cada victoria y cada esfuerzo de quienes han vestido y dirigido con orgullo la camiseta Vinotinto. ¡Que siga la Buena Vibra! Veremos…
Comentarios del Fútbol Sin Pausa a @nestor_beaumont