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·1 de diciembre de 2025
Lamine Yamal se desmarca de Brahim Díaz. Español de pies a cabeza. 'Nunca dudé de jugar con La Roja'

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·1 de diciembre de 2025

En una entrevista concedida al programa '60 Minutes' de la CBS, Lamine Yamal habló claro sobre sus raíces y sus ambiciones. También sobre un momento decisivo: la posibilidad de haber jugado con Marruecos en lugar de con España a nivel de selección.
Preguntado por esa opción, Yamal no se mordió la lengua:
“La verdad que fue algo raro. Sí estaba en mi cabeza el ‘puedo jugar con Marruecos’… Pero en el momento de la verdad, nunca dudé. …
Yo siempre he querido jugar aquí en Europa. Estando en el Barça yo quería ganar una Eurocopa y ahora jugar un Mundial con posibilidades de ganarlo. Me he criado en España y también siento que es mi país.”
El compromiso de Lamine Yamal y el Barça con la selección española está fuera de toda duda | Getty Images, Madrid-Barcelona
Lamine ha dejado claro que su vínculo con Marruecos existe (“siempre le tendré cariño a Marruecos. También es mi país”).
Pero su apuesta fue por una carrera en Europa: la Eurocopa y la posibilidad de un Mundial competitivo pesaron en su decisión.
Su declaración refleja madurez, convicción y una visión muy clara: jugar para España no solo era un acto de identidad, sino también de ambición deportiva.
Este relato no es solo personal: tiene un eco inevitable en la historia de Brahim Díaz, ahora en el Real Madrid. Brahim, nacido en Málaga de madre española y padre marroquí, vivió un dilema parecido.
Lamine eligió España, y no Marruecos, para proseguir su carrera deportiva | Getty Images
A diferencia de Yamal, sin embargo, su camino tomó otro rumbo. Tras percibir una falta de interés de Luis de la Fuente, decidió cambiar su nacionalidad deportiva y representar a Marruecos.
Brahim pidió a De la Fuente garantías de titularidad con España. El seleccionador no aceptó imposiciones y no pudo dárselas. Y optó por irse a Marruecos, en donde sí le prometían la titularidad.
En sus propias palabras: “Me siento 100 % español y 100 % marroquí”. Para Brahim, la decisión fue del corazón, no una imposición.
Resulta curioso que la elección de Brahim haya pasado más desapercibida mediáticamente que la de Lamine. Si Lamine fuera del Real Madrid, algunos medios —especialmente los madridistas— habrían teñido la narrativa de traición o deslealtad.
La razón puede residir en un problema estructural: el bajo uso de jugadores españoles en determinados clubes. En el Real Madrid, por ejemplo, no es raro que participen uno, dos o incluso ningún jugador seleccionable por España en sus alineaciones. Esa falta de representación alimenta la desconexión entre algunos talentos y la máxima categoría del fútbol nacional.
La prensa del Real Madrid habría machacado a Lamine Yamal por traidor si llega a elegir Marruecos | Getty Images, Madrid-Barcelona
La elección de Brahim no es un hecho aislado sino sintomático. Refleja un malestar latente: jugadores con talento, raíces en España y aspiraciones, que acaban buscando otra vía para explotar su potencial internacional.
Lamine, en cambio, representa lo contrario: un compromiso emocional con su país de crianza, defendido con naturalidad a pesar de sus orígenes. Quizá por eso su testimonio resuena más como un triunfo de identidad que como una noticia polémica.
La historia de Lamine y Brahim no solo es una cuestión personal, sino también un espejo para el fútbol español. Muestra los retos de una federación que debe reconciliar identidad, talento y oportunidad.
Si España quiere mantener su estatus competitivo y emocional, no basta con descubrir jóvenes promesas: debe construir puentes que acerquen la selección a todos sus talentos, sin importar sus raíces.









































