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·4 de abril de 2023

Laquintana: la crónica de un negocio que no fue tan malo para Peñarol

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Es tan definitivo como oficial: Peñarol perdió a Ignacio Laquintana. El futbolista fue negociado a Bragantino por un monto total de US$ 3.000.000, de los cuales a la institución aurinegra le quedarán US$ 750.000, una cifra que es más del doble de la que hubiera percibido si se ejecutaba la cláusula de rescisión. Detrás quedaron discusiones —algunas de ellas muy fuertes y a los gritos—, roces, el deterioro de relaciones y una historia que tuvo un final que fue muy similar al comienzo.

Vayamos por partes en esta crónica que intentará reflejar todo lo que ocurrió en las últimas horas en la interna de Peñarol, lo cual le impidió a los dirigentes principalmente disfrutar del triunfo clásico conseguido el sábado por el Torneo Apertura y además trastocó la preparación del equipo de cara al debut en la fase de grupos de la Copa Sudamericana, el cual se producirá este miércoles 5 ante Atlético Mineiro, en Brasil.


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Todo comenó en diciembre, cuando Evaristo González (secretario general del club) propuso al Consejo Directivo entablar negociaciones con Marcelo Tejera (representante de Laquintana) para renovar el contrato del futbolista, que culminaba el 31 de agosto de este año. El presidente Ignacio Ruglio prefirió dejar que pasara el verano y atacar el tema más adelante.

A finales de febrero, no obstante, luego que Laquintana anotara dos goles en el clásico amistoso de verano ganado por penales Tejera se puso en contacto con la dirigencia de Peñarol para pedir un aumento de sueldo al jugador, dado que a su entender era de los sueldos más bajos del plantel. Las autoridades entonces respondieron que lo estudiarían y que presentarían más adelante una oferta más concreta para la renovación del contrato.

El Torneo Apertura comenzó y Laquintana comenzó a tener actuaciones destacadas. No en todas las presentaciones, pero sí mostraba un nivel futbolístico mejor al del año anterior, por lo cual en Peñarol se pusieron a preparar la oferta de renovación. Así se llegó a la semana pasada, en vísperas del clásico, cuando Tejera comunicó a la institución que tenía todo arreglado para que el futbolista continuara su carrera en el Bragantino de Brasil.

Según contó el propio representante en declaraciones al Polideportivo el pasado domingo a la mañana, fue contactado por el equipo brasileño que le dijo que le interesaba Laquintana. El empresario recibió una oferta y la pasó a Peñarol. Allí se expresaba que Bragantino estaba diespuesto a abonar la cláusula de rescisión en el contrato del futbolista con los aurinegros, que era de US$ 1.25 millones.

Antes de dar una respuesta a la institución brasileña Peñarol se reunió con Tejera el pasado jueves y le hizo una oferta concreta de renovación: se le aumentaba dos veces y medio el salario (se igualaba así lo que le ofrecía Bragantino), se estipulaban bonos de acuerdo a objetivos logrados tanto a nivel individual como colectivo y se le hacía un contrato por tres años garantizándole buenos ingresos en forma sostenida. La respuesta de Tejera (adimtida por el propio empresario) fue que ya era tarde para presentar una propuesta y que ya estaba decidido a que Laquintana jugaría en Brasil.

A todo esto, Laquintana se preparaba para ser titular en el clásico y le pidió a su representante que lo dejaran jugar el partido el sábado, lo cual fue muy valorado por la dirigencia de Peñarol, razón por la cual no guarda ningún resentimiento con el futbolista más allá de la molestia que generó la situación. Mucho más valor tomó esta actitud de Laquintana cuando disputó el clásico, fue figura y anotó un gol en el 2-0 sobre Nacional.

Concretada la victoria en el Campeón del Siglo, ya en el vestuario y con lágrimas en los ojos el delantero les comunicó a sus compañeros que ese había sido su último partido, pues al día siguiente embarcaría a Brasil para marcharse al Bragantino, razón por la cual no retornaría junto a ellos a Los Aromos, donde el plantel pasó la noche antes de quedar liberado el domingo a la mañana. Mientras amanecía en el complejo aurinegro, Laquintana volaba rumbo a San Pablo.

Cuando los dirigentes de Peñarol tomaron contacto con lo que esaba ocurriendo ya era tarde. Fue por eso que hubo recriminaciones al presidente Ruglio y al vicepresidente, Eduado Zaidensztat, por cómo habían manejado en secreto la situación. Incluso uno de ellos hizo un intento desesperado de último momento de ofrecer a Laquintana por US$ 3.000.000 (el valor que le había dado Peñarol) a otros mercados, pero se encontró con que no había tiempo para negociar porque todo debía resolverse en 24 o a más tardar 48 horas.

Con la situación decidida el departamento jurídico de Peñarol se puso a estudiar el contrato de Laquintana y allí se percató de algo muy negativo para sus intereses: se dio cuenta de que la redacción del documento no estipulaba que la cláusula de rescisión (US$ 1.25 millones) debía ser pagada a la institución, por lo que solo le correspondería el 25% de este monto, que era la parte que le pertenecía de la ficha. ¿Y a quién iría el resto de ese monto entonces? A los propietarios del 75% de la ficha del futbolista. Es entonces que la institución uruguaya jugó su carta.

Peñarol envió una comunicación a Bragantino respondiendo que no aceptaba la oferta realizada por Laquintana por dos razones:1. El monto que ofrecía para la rescisión del contrato no incluia el mecanismo de solidaridad (derechos de formación), por lo cual era insuficiente.2. Advierte que si ejecuta la cláusula de rescisión será denunciado ante FIFA por incumplir el artículo 18 del régimen de transferencias en el cual se expresa que la cláusula debe ser activada por el futbolista y no por injerencia de terceros. Por lo tanto, invita a Bragantino a establecer negociaciones para lograr una salida que evite litigios.

Esto generó una comunicación telefónica entre Tejera, Ruglio y Zaidensztat en la cual hubo recriminaciones y gritos, lo cual dejó muy deteriorada la relación entre las principales autoridades de Peñarol y el empresario, que fue el mismo que llevó a Laquintana a Peñarol en situaciones muy similares a las que lo sacó, pero eso lo veremos más adelante.

Es aquí donde el club brasileño se da cuenta que debe establecer una comunicación oficial con Peñarol porque de lo contrario sería denunciado ante FIFA y esto dilataría la concreción del pase, por lo cual se caería la intención de inscribir a Laquintana en forma inmediata para que pueda disputar la Copa Sudamericana. Como tanto Bragantino cuanto Peñarol tenían la intención (aunque por motivos diferentes) de que el pase se concretara, la negociación comenzó.

Peñarol planteó una salida muy simple: el jugador vale US$ 3.000.000 y ese debe ser el monto de la operación. De esa manera al club le quedarían US$ 750.000 (en lugar de los US$ 312.500 si se ejecutaba la cláusula) y todo se haría de club a club, como dictan las buenas costumbres, lo cual además deja abierta la puerta para futuras operaciones en los mejores términos. Por supuesto que el grupo inversión también sacó su tajada, porque terminó cobrando más de lo previsto: US$ 2.250.000.

Laquintana fue anunciado este martes a la mañana como nuevo jugador de Bragantino y Peñarol ya no lo tendrá para la Copa Sudamericana, lo cual es una baja insustituible. Ahora bien, recordemos por qué el futbolista se marcha en condiciones similares a las que llegó. En abril de 2021 era jugador de Defensor Sporting con contrato vigente. No estaba jugando todo lo que quería y Tejera se lo ofreció a los aurinegros. Pidió autorización a Defensor para iniciar una negociación y la obtuvo bajo ciertos parámetros para que se concretara el negocio.

El empresario y el futbolista se presentaron sobre el mediodía en la sede de Peñarol y allí permanecieron por casi 12 horas hasta que el pase se cayó porque las condiciones que había estipulado Defensor no se cumplían. Laquintana se enojó con el club dueño de su ficha y decidió no presentarse a entrenar, por lo cual la institución violeta elaboró un escrito en el cual dejaba constancia de lo que estaba ocurriendo a fin de no ser acusada de que no era la que estaba en falta. Como consecuencia de ello Laquintana se mantuvo entrenando en soledad por casi seis meses, hasta que hubo un acuerdo para que Defensor lo dejara libre y pudiera ir a Peñarol.

Ahora la situación es similar. Así como se lo hizo estar casi 12 horas en la sede de Peñarol, ahora se lo hizo viajar sin consentimiento del club. Es por eso que, más allá de la molestia, los directivos aurinegros son conscientes que esto podía pasar. “Si vos tenés una novia que dejó a otro por vos, lo más probable es que te deje a vos por otro”, fue el ejemplo que se puso. Ahora la “novia” está con Bragantino.

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