Dosis Futbolera
·20 de enero de 2024
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Primeros minutos de dominio del Rayo Vallecano. En ellos, los de Francisco intentaron hacer valer la autoridad del local, y casi lo consiguieron en dos oportunidades. Por suerte, para el equipo de García Pimienta, entre Álvaro Valles, y la mala puntería del '18' rayista, Álvaro García, negaron el gol a los locales. De todas maneras, la tendencia del partido era clara y, por momentos, unidireccional, hacia la portería de la Unión Deportiva Las Palmas. Solo en una oportunidad durante los primeros veinticinco minutos se asomo a los dominio de Dimitrievski. Lo hizo por mediación de un Sandro Ramirez, que no pudo llegar su cita con el gol gracias a un tan limpio como centelleante cruce de Unai Lopez.
Tras el 'NO' mano a mano de Sandro Ramírez, el juego de ambos equipos se volvió absolutamente plano. Muchos errores, centrocampismo y lentitud a la hora de circular el balón. Este nuevo ritmo del partido interesaba más a Las Palmas. De hecho, este es el porqué de que García Pimienta haya dispuesto cinco centrocampistas. Y como suele pasar, del ritmo lento de partido saca partido el conjunto con más calidad, cosa que ocurrió a los treinta y cinco minutos de partido, cuando Alberto Moleiro puso la ventaja visitante en el marcador tras un grave error Dimitrievski, cuya autoría intelectual es de Lejeune que le cedió un balón muy comprometido, a la hora de sacar el balón jugado desde atrás.
El gol desquició a un Rayo Vallecano que ya de por sí mostró ansiedad, que le impidió capitalizar sus numerosas ocasiones en los últimos metros. Valga como ejemplo un saque con la mano de Dimitrievski para Lejeune, que más que un saque fue una granada y que estuvo cerca de rapiñar Sandro Ramírez. El paso por vestuarios mantuvo la tónica del partido, un Rayo Vallecano ansioso y falto de confianza, como refleja la ocasión fallada a bocajarro por el 'Pacha' Espino y una Unión Deportiva Las Palmas que intentaba juntarse en torno al balón. ¿Para qué? Para aprovechar la ansiedad rayista que empezaba a dejar grandes latifundios en su centro del campo, debido a que el 4-4-2 de inicio de los vallecanos empezaba a ser un 4-2-4.
Ante el gran debe de Las Palmas, su indecisión para cerrar el partido, García Pimienta tomó medidas. Sacó a su jugador más técnico, Moleiro, que ya no tenía piernas para dar entrada a Marvin apostando por el contragolpe veloz y no por jugar con la ansiedad local. En los últimos veinte minutos, el partido entró definitivamente en un correcalles donde pensar no era lo que estaba de moda. De hecho, la mejor ocasión local en esos minutos provino de un saque de banda que recorrió todo el área de Álvaro Valles hasta encontrar un rematador tardío en Trejo, cuyo remate mandó el portero visitante a córner.
La indecisión es más fácilmente corregible, la ansiedad no y, además, esta suele conducir a la depresión. Producto de esta ansiedad, tristeza e impotencia que transmitían los locales, llegó el segundo tanto visitante a falta de ocho minutos para el cierre del partido. Lo hizo Javi Muñoz coronando así su excepcional partido aprovechando una deliciosa asistencia de Sergi Cardona.
Desde el 0-2 hasta el final, destacar solo algo que fue patente tras el minuto 25. La ansiedad de los locales por ganar está paralizando a un equipo animoso pero ansioso, muy falto de confianza y tal vez entrado en depresión.