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·15 de septiembre de 2024
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La Real estrella tres balones en los postes y domina hasta que la mano de Sergio Gómez abre el partido. Vinicius, discreto, transforma el primero y manda callar. Mbappé sentencia con el segundo
El Real Madrid sumó su primera victoria a domicilio sin jugar mejor que ante el Mallorca o Las Palmas. No domina, le falta fútbol, pero encontró en el punto de penalti su manera de mantenerse en la persecución del Barça. Marcaron Vinicius, que dio la razón a su entrenador, sigue lejos de su mejor versión, y Mbappé certificó un triunfo que mereció la Real en dos tercios de partido. Dominó, presionó más, tuvo más ocasiones, incluidos tres remates a la madera. Pero llegó la tercera derrota en casa, síntoma de un equipo en plena transformación. No es lo que fue. Y no le da para ganar ni cuando juega bien.
Transcurren los partidos y Ancelotti no encuentra la fórmula para ordenar el juego del Real Madrid. Despistó en la víspera sobre la duda entre Brahim y Arda Güler. Jugaron los dos, pero la apuesta duró 20 minutos. Lo que tardó el malagueño en dolerse de la ingle derecha. Entró Rodrygo, que es un magnífico delantero y pierde frescura cuando tiene que trabajar sin balón, así que cambió la intención inicial del equipo. Ni la inicial ni la posterior se impusieron en un primer tiempo lejos de las posibilidades del equipo.
La Real, en cambio, fue mejor que en partidos interiores, aunque el resultado fuera el mismo. Con Aguerd en el centro de la zaga y Sucic como interior, potenció sus virtudes y aprovechó las debilidades del ilustre oponente. Entre otras cosas, porque tiene un centrocampista estupendo y se ordena alrededor suyo. Zubimendi organiza, recoge a los interiores para cerrar espacios de pase sin balón, y les empuja a la presión para aprovechar la salida débil del Madrid. Dos robos produjeron dos oportunidades estupendas que acabaron en la madera, una de Sucic, a la cruceta, y otra de Becker, esta aún más clara, mano a mano frente a Courtois. Al larguero. Esas dos opciones, más una llegada por banda que acabó achicando bajo palos Militao, dejaron clara la notable versión del equipo de Imanol.
Del Madrid se espera que, a falta de juego, ofrezca pegada. Porque tiene a Vinicius y a Mbappé, aunque vengan de una tormenta de críticas con Brasil y Francia. Kylian arrancó en la izquierda y fue un tormento para Aramburu y Zubeldia. Creó dos opciones buenas, una sacada por Remiro con los pies. El meta se lució para sacar con brazo de hierro un cabezazo de Rüdiger desde muy cerca. Fue lo mejor de un Madrid discreto en medio partido.
La sensación fue peor tras el descanso. Sucic estrelló el tercer balón en el palo tras combinar con Sadiq y aprovechar la desidia defensiva del Madrid a los 20 segundos de reanudar el duelo. Modric y Valverde no conseguían enganchar con los atacantes, a pesar de los esfuerzos de Arda Güler por ofrecerse entre líneas. El turco crece por días. De hecho, fue decisivo. En una acción que trabajó en banda derecha Mbappé, insistente, retrasó el balón a Arda que remató con dureza buscando la escuadra, pero encontró la mano despegada de Sergio Gómez. Penalti. Vinicius, a años luz de su mejor versión, transformó por la izquierda. Mandó callar, se señaló el escudo… Esos gestos que explican los pitos que escucha en casi todos los campos.
La Real, que ha perdido todos los partidos disputados en su estadio, reaccionó con vigor. Buscó la superioridad a balón parado con una falta que cabecearon Zubeldia y Aguerd. Sacó Courtois. Se replegó el Madrid en busca de la contra y le salió bien. En una Mbappé citó a Aramburu en su campo y se fue por habilidad y potencia, pero no resolvió con acierto. A la segunda fue Vinicius quien recibíó en el área, atrajo a los defensas, soltó el pase de exterior y recibió el pisotón de Aramburu. No lo vio Munuera, pero sí en el VAR Hernández Hernández. Se enfadó la grada de Anoeta, pero de haber recibido el pisotón Barrene habrían pedido lo mismo. Penalti. Como anunciaron, Vini y Mbappé se reparten las penas máximas. Kylian tiró el segundo y transformó por el mismo lado, esta vez engañando a Remiro. Un 0-2 ya definitivo. Para el Madrid porque no tiene juego aún para explotar la superioridad. Y para la Real porque no tiene gol ni consistencia, eso que le convirtió en un adversario temible el pasado año. Ha perdido muchas piezas. Le va a costar a Imanol reconstruir a su equipo.
/Marca