"Los que no corren son los jugadores" | OneFootball

Esa frase que encabeza este artículo es parte de una sentencia que a un frustrado Jorge Valdano, siempre con la mesura por bandera en sus declaraciones públicas, se le escapó en Movistar tras la debacle del Real Madrid ante el Celta. "Considero a Xabi Alonso un entrenador solvente, los que no corren son los jugadores", deslizó a modo de prólogo en su análisis. Cómo estarán las cosas por el (Santiago) Bernabéu para que hasta los más taimados, y el argentino lo es, comiencen a entrar en ebullición.

Ver a Valdano rajando se hace tan raro como ver a Fernando Alonso rozando el coche contra una columna de un aparcamiento o a Ábalos pasando de largo por la puerta de un puticlub. Tuvieron que alinearse todos los astros para que el analista televisivo perdiera, por unos instantes, la compostura, señalando a la plantilla. Al vestuario. Él, que conoce perfectamente los códigos del vestidor y las corrientes de aire de un club como el Real Madrid, tiene detectado el problema. Y no tiene fácil solución.

El Madrid, es cierto, puede escudarse en la calamitosa actuación arbitral del último cuarto de hora para tratar de justificar públicamente la derrota, pero por mucho que miremos el dedo todos, hasta los que no son Valdano, saben dónde está la Luna. Y escondidos en la cara oculta de nuestro satélite están los jugadores. Sacar ese mismo dátil (aunque den ganas de usar el dedo corazón) para señalar nombres queda feo. Pero esta plantilla logró que un entrenador calmado como Ancelotti acabara desquiciado y que otro con más carácter como Xabi Alonso parezca el yorkshire de una señora de ochenta años, imposible ser más dócil.

Echen la vista atrás. Aquella victoria ante el Barcelona en Chamartín supuso la implosión de este proyecto. Aquel día, Vinicius decidió ponerse en el foco con una falta de respeto intolerable a entrenador, compañeros y afición. En el siguiente partido, no solo volvió a ser titular, sino que lanzó un penalti que no le correspondía para que el balón acabase botando por Tarituba, la playa de su Sao Gonçalo natal. Ese día, Xabi Alonso terminó de bajarse los pantalones hasta los tobillos y, como dice el temazo dembow de El Alfa, se puso en 4k. A cuatro patas, vaya.

Y ahí dentro, en el vestuario, donde se bañan entre pirañas y desayunan guepardos crudos, detectaron la debilidad. Olieron la sangre. En los despachos, ante la doble metedura de pata de Vini, no se movió una ceja (para eso no está Ancelotti, digo yo) en defensa del tolosarra. El entrenador quedó desautorizado en público. Y si el entrenador no manda, ¿para qué van a morir por él? "Los que no corren son los jugadores", dijo Valdano. Pues claro. Pero esperemos que esto no acabe como en Mallorca en 2006, con un "he malcriado" a esos mismos jugadores. Mala pinta tiene.