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·29 de octubre de 2025

Los saques de banda largos: ¿recurso táctico o pérdida de tiempo?

Imagen del artículo:Los saques de banda largos: ¿recurso táctico o pérdida de tiempo?

En la Premier League, los saques de banda largos se han convertido en la nueva tendencia táctica. Sin embargo, mientras algunos equipos los celebran como un arma ofensiva, otros se preguntan si esta práctica no está arrastrando al fútbol hacia un espectáculo cada vez más interrumpido y menos fluido.

Los saques de banda largos están viviendo un inesperado auge en el fútbol inglés. Aunque no son precisamente una novedad, su frecuencia ha aumentado de manera considerable esta temporada. De acuerdo con datos de Sky Sports, el promedio de saques de banda al área rival en la Premier League se ha más que triplicado: de 1,52 por partido en la campaña pasada a 3,85 en la actual. Lo que antes era una rareza, hoy es casi una estrategia de manual para varios equipos.


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No es la forma más estética de generar peligro, pero sí una de las más efectivas. Si un lateral puede lanzar un balón directo al corazón del área con la precisión de un córner, y las estadísticas respaldan su eficacia, resulta difícil cuestionar a los técnicos que apuestan por esta táctica. Sin embargo, el problema no está tanto en la idea como en el tiempo que consume.

El ejemplo más notorio es el Brentford. Según Opta, el conjunto londinense tarda, en promedio, 25 segundos por saque de banda. Han ejecutado 170 en nueve partidos, lo que equivale a más de 70 minutos de juego detenidos, casi ocho por encuentro. En su reciente victoria por 3-2 ante el Liverpool, consumieron 9 minutos y 24 segundos solo en reposiciones desde el lateral. Y cuando enfrentaron al Manchester City, esa cifra ascendió a 10 minutos y 35 segundos. En otras palabras, un tiempo muerto que podría equivaler a todo un partido a mitad de temporada.

El fenómeno no se limita al Brentford. El Sunderland también ha convertido los saques de banda en un recurso ofensivo clave gracias a Nordi Mukiele, cuyos lanzamientos fueron decisivos en el triunfo ante el Chelsea. El Tottenham, por su parte, ha protagonizado los dos partidos con más tiempo perdido en saques de banda esta temporada: más de diez minutos frente al Bournemouth y al Aston Villa. En ambos casos, el protagonista fue Kevin Danso, un defensor tan meticuloso en el secado del balón con su toalla como en la ejecución del lanzamiento.

El asunto ha generado debate. El exlateral Gary Neville propuso recientemente en Sky Sports que la IFAB —el organismo que regula las reglas del fútbol— imponga un límite de tiempo para ejecutar los saques de banda, una idea que incluso fue discutida en la última reunión del ente. Sería algo parecido a la regla que impide al arquero retener el balón por más de seis segundos. No obstante, surgen dudas sobre su aplicación práctica: ¿cuándo comenzaría a correr el cronómetro? ¿Qué pasa si hay una lesión o un cambio? La línea entre regular el juego y burocratizarlo aún más es demasiado fina.

Más allá de lo reglamentario, el debate es también filosófico. ¿Perder tiempo equivale a arruinar el espectáculo? Para muchos aficionados del Brentford o el Sunderland, esos segundos de espera mientras su jugador se acomoda para lanzar no son tedio, sino expectativa pura. Cada saque largo es una promesa de peligro, una jugada que puede cambiar el rumbo del partido. En cambio, para el espectador neutral, puede parecer un abuso de los límites del reglamento y una ruptura del ritmo natural del juego.

En el fondo, la discusión sobre los saques de banda largos revela un dilema más amplio del fútbol moderno: el equilibrio entre táctica y entretenimiento. Las jugadas a balón parado, los balones largos y la fuerza física están ganando terreno frente a la fluidez y la creatividad. Pero como toda tendencia táctica, esta también tiene fecha de caducidad. Ya ocurrió con los famosos saques de Rory Delap a fines de los 2000, que terminaron neutralizados por la adaptación defensiva de los rivales.

Por ahora, los saques de banda largos son parte del paisaje futbolístico actual: una muestra de ingenio y pragmatismo, pero también una fuente de frustración para quienes buscan un juego más continuo. Si la historia del fútbol enseña algo, es que cada moda encuentra su antídoto. Tal vez el reloj no sea el enemigo, sino el tiempo que le toma al fútbol encontrar su próximo paso evolutivo.

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