Iniestazo
·11 de enero de 2025
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Una de cal y otra de arena, a veces blanco y otras veces negro, un día eres Dr. Jekyll y, el siguiente, Mr. Hyde… Quién iba a decir que, tras un verano en el que el Barça le regaló a la afición un nuevo quinteto con licencia para soñar, veríamos dosversiones totalmente antagónicas de un equipo capaz de lo mejor y de lo peor. Una irregularidad constante durante el primer tramo de la temporada que empujó al equipo a subirse a una montaña rusa de emociones, en la que prácitcmente nadie llevaba el cinturón abrochado: resultados irregulares, bajas sensibles, rendimientos por debajo de las expectativas, experimentos fallidos…
Durante estos primeros cuatro meses de competición, el equipo ha sido capaz de completar con éxito las misiones más difíciles, como asaltar Belgrado, Estambul, París o Mónaco, o ganar con casi 30 puntos de diferencia al Fenerbache de Saras Jasikevicius. Sin embargo, desde la racha de cinco victorias consecutivas a mediados de octubre, han sido incapaces de encadenar, al menos, tres triunfos consecutivos desde entonces, lo cuál ha afectado a la dinámica ganadora de un equipo que se ha visto superado en varias ocasiones por rivales de menor entidad.
Punter y Anderson; una conexión que, junto a la aportación de Parker, debe terminar de explotar durante la segunda mitad de la temporada | Fuente: @GettyImages
Desde derrotas inexplicables, como las de Baskonia y Joventut en el Palau, hasta debacles inadmisibles, como la de Lugo ante Breogán, y la más reciente en Girona. Unas turbulencias que han hecho tambalear el banquillo azulgrana, con un apático récord de 18 victorias y 17 derrotas en los 35 partidos disputados hasta la fecha. Actualmente, el tanteo con los puestos de play-off existe en ambas competiciones, pero no deja de ser una situación bastante alejada de las expectativas que se marcaron en septiembre. De hecho, la novena posición en Liga obliga a ganar en las dos próximas jornadas para no quedarse fuera de la Copa por primera vez en 58 años.
Una situación sensible que, en mayor o menor medida, vino provocada por las sensibles bajas que el equipo acumuló durante el otoño. La primera hoja en caer del árbol fue la de Nico Laprovittola, a finales de octubre, con una grave lesión en la rodilla derecha que lo sacó de la circulación para lo que resta de temporada. Semanas después, Chimezie Metu se hizo un esguince en la rodilla izquierda y no regresó hasta el último partido del año en el Palau ante Estrella Roja. A finales de noviembre, Darío Brizuela también se lesionó y estuvo fuera durante dos semanas más.
La baja de Laprovittola obligó al Barça a hacer un movimiento inesperado en búsqueda de un agente libre. El elegido fue Raúl Neto, que aterrizó en Barcelona como el ansiado reemplazo del argentino. Sin embargo, el infame paso del brasileño por el Palau será recordado por la cifra de siete minutos y veinte segundos que disputó con la camiseta azulgrana. Dos lesiones en dos partidos que evidenciaron que aún no había superado los múltiplles problemas físicos que arrastraba desde aquella grave lesión en el Mundial de 2023, y que se saldaron con su fugaz desvinculación del club nada más empezar el año.
Raúl Neto en el Barça pasará a la historia cómo uno de los mayores «¿Qué hubiera pasado si…?»| Fuente: @GettyImages
Una gestión más que cuestionable por parte de una dirección deportiva aparentemente sin hoja de ruta porque, para colmo, volvió a sonar el nombre de Thomas Heurtel. El Barça volvió a acudir al mercado para cubrir la baja de Neto y, en un principio, en los despachos creyeron que el hombre adecuado para el puesto era alguien que conocía bien la casa, pero aún mejor la del eterno rival. Desde el primer momento en que la noticia sobre un posible regreso del base francés al Palau empezó a circular, el barcelonismo entero se opuso al unísono, pero el galo ya había convocado a la prensa en El Prat. La intervención in extremis de Laporta fue clave para frenar la operación a tiempo y la historia se repitió una vez más para Heurtel, que volvió a quedarse tirado en el aeropuerto.
Del fiasco de Neto al fiasco de Heurtel en cuestión de días, y la vacante de Nico sigue abierta para un Barça que necesita incorporar un factor diferencial en la base de la jugada para aportar clarividencia a un equipo que, hasta el momento, ha destacado más por las individualidades que por las colectividades. Una plantilla llena de estrellas, con mucho nombre y reputación tanto en Europa cómo en la NBA, que sobre el papel debería poder aspirar a todo. Sin embargo, Kevin Punter y Jan Vesely han sido las dos únicas piezas irremplazables en el engranaje de Peñarroya. La capacidad de anotación y liderazgo de ambos han sido fundamentales en prácticamente todas las victorias del equipo.
Nadie dudaba del impacto que tendría Punter tanto en el equipo cómo en el Palau | Fuente: @GettyImages
No obstante, la afición espera más de jugadores clave como Satoransky y su poco peso en el aspecto anotador; Anderson y su capacidad para mantener la mente fría; Parker y su estado físico; Hernangómez que, pese a haber ido de menos a más últimamente, sigue estando en el punto de mira por su implicación en defensa y en el rebote, por no hablar de Youssupha Fall, prácticamente inaudito dentro de la rotación azulgrana.
Por otra parte, el Palau pide más protagonismo para jugadores como Chimezie Metu, que volvió de la lesión con una gran actuación ante Estrella Roja; Juan Núñez que, pese a haber asumido un protagonismo inesperado en su temporada de adaptación, ha levantado al público en más de una ocasión; Joel Parra, que regresó de los Juegos Olímpicos de París en el mejor estado físico de su carrera y ha demostrado mucha personalidad en los minutos que ha disputado y, cómo no, Darío Brizuela, el favorito de una afición que sabe que, cuándo tiene el balón entre sus manos, algo grande está a punto de acontecer.
¿Cómo están las cuentas del Barça de aquí a final de temporada? A día de hoy, afrontan dos finales en una semana para poder estar en Gran Canaria y, de paso, reengancharse a la parte alta de la tabla. Por otro lado, la competencia en Europa esta campaña está siendo encarnizada; tres victorias separan a Olympiakos, líder de la clasificación de los azulgranas que, junto a Bayern, París, Milano y Madrid, ocupan los puestos de play-off y play-in.
Tras haber sido cuestionado desde el primer día, Peñarroya afronta un reto mayúsculo de aquí a final de temporada. ¿Será capaz de conseguirlo? | Fuente: @GettyImages
¿Qué debe cambiar tanto a corto cómo a medio plazo? Muchas cosas. Desde la implicación de todos los jugadores hasta la autocrítica en el banquillo y en los despachos. Algunos creen que la situación puede revertirse a tiempo para poder optar a ganarlo todo, mientras que otros ya piensan en la próxima temporada. La realidad es que todos deben dar un paso adelante si quieren demostrar y, sobre todo, mantener la competitividad que, a día de hoy, escasea si se quiere cumplir con los objetivos. Actualmente, el equipo está muy lejos de transmitir esa sensación, pero es bien sabido por todos que el baloncesto son momentos. Un día estás arriba y al siguiente estás abajo pero, cómo diría un viejo conocido: «Never too high, never too low».
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