IAM Noticias
·26 de noviembre de 2025
Lunin para evitar la tragedia griega

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·26 de noviembre de 2025

Atenas como terapia para Xabi y su plantilla en medio de las dudas. Courtois y Huijsen, bajas sensibles. Mendilibar, el fuego conocido de Olympiacos.
El portero impasible para templar a un Real Madrid que coquetea con la crisis. Xabi Alonso y su plantel cambian hoy en Atenas de muralla. Courtoisse quedó ayer en Madrid por una gastroenteritis y eso saca de golpe y porrazo a Lunin de la lata de conserva. El hombre de hielo para un partido caliente.
Tras lo de Anfield y la impotencia en Vallecas y Elche, en el Madrid no hay alarmismo interno porque el liderato en Liga sigue ahí y el Top-8 en la Champions antes de comenzarse esta jornada no daban pie a ello. Pero pegársela ante el Olympiacos sí le daría al asunto ciertos tintes de tragedia griega. Necesidad de ganar para no ser argumento para una obra de Sófocles, Esquilo o Eurípides, si no hubieran fallecido hace dos milenios y medio.
Pero para drama real, el que arrastra desde los despachos este Olympiacos que se interpone entre el Real Madrid y un retorno a la tranquilidad. En el campo, con Mendilibar, las cosas marchan de lujo con el reciente doblete por el impulso ambicioso del magnate Evangelos Marinakis. Pero fuera, van peor… por culpa de los desmanes del magnate Evangelos Marinakis. En los 15 años del multimillonario naviero como dueño, el club ha navegado a todo motor hasta levantar 18 trofeos, entre ellos la Conference League, y estableció el pasado verano el récord de venta de un futbolista formado en Grecia con Charalampos Kostoulas (18 años) al Brighton por 40M€. Pero como en casi toda literatura magna, el personaje no es tan plano ni previsible. También usa la guillotina más que Robespierre (ha despedido a 24 entrenadores en el club ateniense y en el Nottingham Forest, que también es suyo, echó a Postecoglou a los 39 días) y se ha visto envuelto en escándalos judiciales. El último a comienzos de este mes, encausado junto a 142 ultras de Olympiacos y el alcalde de El Pireo en el mayor macrojuicio por violencia y corrupción en el deporte de la historia de Grecia. Antes de eso llegó a enfrentarse a una investigación cuando una bomba estalló en 2012 en la pastelería de un árbitro griego. No es Ivan Savvidis, aquel presidente del PAOK que irrumpió a pie de césped pistola en mano, pero desde luego no pasa inadvertido…
Tampoco es para que pase de hurtadillas el duelo de banquillos. Si a Xabi vienen de ponerle en apuros técnicos de su quinta, como Iñigo Pérez y Eder Sarabia, ahora le reta el peso de la experiencia. Veinte años y ocho meses separan al tolosarra de Mendilibar, un zorro plateado. Su filosofía es la practicidad. Al Olympiacos en el Georgios Karaiskakis casi lo lleva en plan desfile militar. Ha ganado sus siete partidos en casa en Superliga griega y Copa de este curso y en los de Champions no se dejó meter mano. Decepcionante el 0-0 ante el Pafos chipriota y más meritorio el 1-1 contra el PSV Eindhoven. Casi lo mismo cuando tuvo que marcharse fuera. El Barça le descerrajó un 6-1, pero el Arsenal sólo pudo un 2-0 con Saka cerrando la faena en el 92’. Un ‘Olympiacos-trampa’.
Más cuando Grecia es territorio indómito para el Madrid. Más ir a la guerra de Troya que a un crucero por Mykonos. Ha sido incapaz de ganar en sus siete visitas a equipos griegos y cayó en el Karaiskakis en la final de la Recopa de 1971 ante el Chelsea: empate y derrota en el replay.
Si algo tiene el pasado es que puede ayudar a entender el presente, pero no siempre lo define. El fútbol no es distinto. El Madrid aparece de nuevo con el poderío del casi indestructible ejército persa de Jerjes en las guerras médicas, pero ahora con la necesidad regresar a Valdebebas como el laurel del triunfo. Atrás comparece mermado (al hercúleo Militao y Courtois también se suma la baja de Huijsen por un problema leve en la rodilla), pero arriba sigue haciendo temblar la tierra a su paso. Mbappé anda espoleado después de tres partidos sin marcar, así que se espera de él mucho brío. Se añade a eso que pelea a brazo torcido el pichichi de la Champions. Son por ahora cinco dianas, las mismas que Haaland y Harry Kane y sólo una menos que el revitalizado Osimhen.
De Xabi se espera un once menos experimental que el del Martínez Valero. Vinicius regresará al once, lo mismo que Valverde. Y la sonrisita involuntaria de Carreras ayer a la pregunta en la conferencia de Prensa de si jugará de central delata que no hay que acudir al oráculo de Delfos, actuará ahí junto a Asencio. Mendilibar tiene más suerte, su Olympiacos ve la enfermería prístina. Para resguardarse del Madrid cuenta con Tzolakis, el portero griego de moda junto al sevillista Vlachodimos, y para buscarle las cosquillas a Lunin con El Kaabi, veterano ariete marroquí con 10 aldabonazos esta campaña, incluido el 2-1 en Montjuïc antes de la avalancha culé.
Pero hablábamos de Lunin. No es por mentar la bicha, pero las últimas presencias del ucranio en la Champions no fueron precisamente edificantes. La temporada pasada sólo jugó en Lille (1-0) y en el 1-3 del Milan en el Bernabéu… Buceando en la historia, Casillas debutó en Champions en 1999 justo en un 3-3 en el Kairiskakis, donde le pudieron los nervios. Eso es lo que menos hay que temer hoy con el ucranio. Sólo se le recuerda alterado una vez, en el Clásico pasado cuando fue expulsado en una trifulca en la banda, pero sin perjudicar demasiado al equipo, porque fue tras el partido. Su frialdad, como se vio en su heroica noche en el Etihad camino de la 15, es un escudo.
Pero al Madrid de Xabi no le interesa mirar demasiado a Mnemósine, la diosa griega de la memoria, y sí ganar y convencer en el Karaiskakis para mandar las dudas a las aguas del Leteo, el río del olvido. Con Lunin, de repente, de barquero. Y el resto, a bordo. “La conexión con los jugadores va mejorando”, decía Xabi Alonso tras el 2-2 en Elche pese a los síntomas contradictorios al respecto. Facta non verba, hechos y no palabras, que escribirían los ‘primos’ de los griegos, los romanos. Atenas exige un Madrid a la altura.
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