FUTBOLARGENTINO.COM
·31 de agosto de 2024
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Siete goles de Erling Haaland en tres jornadas de la 'Premier League' convierten en intocable al Manchester City de Pep Guardiola, ya líder en solitario tras el empate entre Arsenal y Brighton, a la espera de lo que haga el Liverpool en Old Trafford, tras hacer añicos el plan de Julen Lopetegui y un West Han que buscó el castigo en transición pero cedió ante el poderío del noruego. Ajustado al poste izquierdo el primero; zurdazo potente centrado en el segundo; definición de calidad en un mano a mano picando el balón a la salida del portero en el tercero. El recital de Haaland incluye una amplia variedad en el remate. Incontrolable en carrera. Exhibiendo potencia y pegada para destrozar cualquier plan armado por el estratega Julen Lopetegui. Se desplomó desde la ineficacia para poner freno al potente delantero noruego que pasó por encima de Kilman y Mavropanos. Intratable el City, aún sin Rodri al mando. Ya en el banquillo pero sin minutos. Se va al parón con un meritorio pleno de triunfos. Venciendo lejos del Etihad al Chelsea y West Ham en dos primeras salidas de exigencia. Alcanzando 22 partidos sin ser derrotado por ningún rival de su Liga en 2024. El reto lo encaró Lopetegui con la consigna clara a sus jugadores de dañar la pérdida del equipo de Guardiola con velocidad y fútbol directo. Explotando la velocidad de Kudus y la precisión de Bowen. El primer plan, hasta que el City se adueñase del balón, fue salir a por él con intensidad. Momentos en los que Michail Antonio rondó el gol tras centro de Kudus y Ederson sacó un disparo centrado de Bowen. Indemne el City, cuando pasó a dominar no tardó en generar peligro y Haaland en perdonar la única de las que tuvo. De cabeza, arriba a un centro de Bernardo Silva, dejó el primer aviso. Al minuto 11 ya no falló la segunda, castigando una imprecisión en inicio de jugada que nunca es recomendable tener ante un grande. La cometieron entre Emerson y Paquetá, Bernardo Silva puso el pase al espacio y el 'matador' el disparo en carrera ajustado a la cepa del poste. La reacción del West Ham estuvo más aliada con la fortuna que con el merecimiento. Había merecido el segundo el City con Grealish, titular ante la lesión de Savinho y mandando a Doku al costado derecho, perdonando lento en la definición, y por la brillante parada de Areola al disparo escorado de De Bruyne rumbo a la escuadra. La madera repelía otro zapatazo del centrocampista belga. Y fue en un contragolpe en el que Bowen hizo caso al plan de Lopetegui, pese a correr sólo contra el mundo y no tener ningún rematador, cuando su centro impactó en Rúben Dias y se coló en su portería para el empate a la media hora de partido. Un momento clave en el partido en el que aparecen los jugadores decisivos, como De Bruyne, que se adueñó del encuentro con un repertorio de gestos de calidad, y, como no, Haaland, que de la nada se inventó el segundo. Recibió con la diestra y en décimas de segundo soltó un zurdazo arriba inapelable. Con la portería rival siempre en mente, antes incluso de recibir el balón. Haaland fue el factor determinante en un partido que pudo quedar sentenciado en la recta final del primer acto si Rico Lewis, Bernardo de cabeza sólo o una falta que acarició el travesaño de De Bruyne, se hubiesen transformado en el tercero. La vida extra del West Ham la quiso aprovechar siempre Kudus, que se llegó a estrellar con la madera en un contraataque. Pero cuando aumentó la velocidad Lopetegui, su rival anestesió el ritmo en el segundo acto desde la posesión del centro del campo de Guardiola, incluyendo a Gündogan cuando lo necesitó. Era cuestión de tiempo... y de que volviera a aparecer Haaland. Y lo hizo en cuanto tuvo espacio para correr, marcar el pase a Nunes y picar con suavidad el balón a la red en una nueva demostración de un devorador del gol que incluso acarició el cuarto, con hambre siempre de más, en el minuto 95.