Grada3
·19 de noviembre de 2025
Manu Serrano, la gran sorpresa de Arbeloa

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·19 de noviembre de 2025

El Real Madrid Castilla de Álvaro Arbeloa está repleto de jóvenes estrellas. Unos más jóvenes, que apenas tienen 17-18 años, y otros, más veteranos, con ya 21 o 22 años cumplidos. Los nombres que más resuenan en Valdebebas son los que, mirando su edad, son los más pequeños de la plantilla: Jesús Fortea, Víctor Valdepeñas, Joan Martínez, Lamini Fati… Pero también están los mayores. Ellos también cuentan. Y en este grupo reducido de futbolistas entra Manu Serrano. El nativo de Pinto forma parte de la generación 2004 (21 años) y es uno de los pilares del vestuario merengue. Sus actuaciones se vuelven cada vez más destacadas. Es central de profesión, pero cada vez más se encuentra en un papel de carrilero zurdo. Y es decisivo.
Manu Serrano llegó al Real Madrid Castilla de puntillas. Sin hacer mucho ruido. En las dos últimas temporadas, el pinteño había sido clave en el Real Madrid C. En su primer año en el segundo filial merengue, jugó 31 partidos, marcó dos goles y ascendió a Segunda Federación. En el segundo, el ‘C’ consiguió la permanencia y él siguió siendo uno de los maestros defensivos del equipo. Sin embargo, nadie le esperaba con Arbeloa.
Porque su fichaje en el Castilla fue una «sorpresa». En las posiciones de centrales, el ex lateral estaba servido: Joan Martínez, Lamini Fati, Mario Rivas, Diego Aguado y Víctor Valdepeñas eran los zagueros que tenía a su disposición el ’17’. No obstante, quiso añadir a Manu. Eso sí, tenía un ‘pero’: Serrano no iba a ser tan central como pensaba, sino un lateral izquierdo.
Desde el principio, Arbeloa le puso como pieza importante del proyecto: Manu Serrano fue asignado cuarto capitán del Castilla, detrás de Manuel Ángel, César Palacios y David Jiménez. No obstante, esa sensación se esfumó nada más empezar la temporada. Apenas sumaba minutos. Pero cuando el filial sólo perdía, el madrileño tumbó la casa y asumió sus responsabilidades de líder de grupo.
Aunque Manu ya había disputado dos partidos con el Castilla –en noviembre de 2023 y mayo de 2025–, el 29 de agosto lo hizo por primera vez como jugador inscrito del filial. Fue contra el Lugo, en la primera jornada de liga. En dicho encuentro, sólo había jugado un par de minutos. No muchos más. Luego, fue titular contra el Wolverhampton en la Premier League International Cup. En el Mollineux, el pinteño jugó los 90 minutos del choque, y fue imperial. Como central, ayudó a que los suyos mantuvieran la portería a cero y cosechen los primeros tres puntos en la competición.
Sin embargo, después de esto, desapareció. Durante tres partidos ligueros consecutivos, Manu estuvo sentado en el banquillo. Sin jugar un sólo minuto. Pero el viento fue a su favor, porque mientras que él estaba esperando su oportunidad desde la zona técnica, el Castilla perdía. Encadenaron tres derrotas consecutivas: todas sin él en el césped. Arbeloa tomó en cuenta ese detalle, y contra el Tenerife, Serrano volvió a ser titular.
Y si bien el Castilla volvió a perder (1-3), las sensaciones eran otras. Contra la Ponferradina, repitió titularidad. Y ahí, Manu no falló: asistió en el primero de César Palacios y los blancos consiguieron un agónico triunfo (2-3) en los últimos suspiros del partido. La máquina estaba lanzada. Desde entonces, el madrileño no volvió a irse del once de Arbeloa. Formó parte de la racha de seis partidos consecutivos sin perder y sólo vio banquillo contra el Southampton –aunque acabó jugando casi todo el partido por la lesión de Fortea– y ante el Mérida, encuentro que rompió dicha racha impoluta.
Manu Serrano es uno de los grandes pilares del vestuario. Es un líder nato. «Tiene mucha personalidad y es increíblemente trabajador«, deslizan desde dentro. Es un futbolista resiliente: ha sabido reinventarse para ganarse un hueco en el sistema de Arbeloa. Pasó de ser central a lateral izquierdo. Aprovechó la oportunidad y ahora es inamovible.
Contra el Cacereño, después de la derrota ante el Mérida, Arbeloa le volvió a poner en el once. Y Manu, otra vez, no decepcionó. En su banda izquierda, el pinteño fue un puñal. No dejaba de acosar a la defensa rival. Y, como dicen algunos: el que la sigue siempre la consigue. En el 79′, Serrano asistió a Álvaro Ginés con un centro en carrera desde el costado zurdo, lo que le permitió al Castilla abrir la lata y encarrilar –luego Palacios marcó el 2-0 definitivo– su cuarta victoria consecutiva en el Di Stéfano.
En la celebración del gol, Manu Serrano soltó toda su rabia –en el buen sentido–: gritó y levantó las manos al cielo. Un gesto de consagración para él. Al principio, apenas contaba. Ahora, es fundamental. Nunca se rindió y siguió luchando día tras día. «Su personalidad y liderazgo contagian«, cuentan. Sin él, el Castilla no sería ganador. Arbeloa tiene líder y capitán para rato.









































