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·4 de diciembre de 2025
Mbappé se redime en La Catedral

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En San Mamés, donde tocó fondo de blanco, Kylian lidera, con doblete y asistencia, la victoria del mejor Madrid del curso. Courtois corta la reacción de un Athletic sin contundencia
El Real Madrid ofreció su mejor versión en un escenario grande y exigente. Allí donde Mbappé situó su punto más bajo como madridista, el francés cuajó una actuación estelar, con una asistencia y un doblete. Su primer tanto, el que abrió el duelo, extraordinario, resume la calidad y la potencia incontenibles del francés, que se redimió como un pecador en La Catedral.
Pero no fue sólo una exhibición de Mbappé sino un partidazo coral del Madrid, cuando el desánimo y las dudas ponían en jaque el proyecto de Xabi Alonso. Con un centro del campo físico pero con Bellingham como interior y todocampista, superó a un Athletic que se diluyó en el area contraria. Y cuando llegó, apareció Courtois. El Madrid empieza y acaba con dos de los mejores del mundo. Lo que hay que hacer es acompañarlos.
Porque luego dirán que no es cuestión de actitud, de seriedad, de intensidad. Nada tuvo que ver el Madrid de San Mamés con el de Montilivi desde el primer segundo de partido. Ante un rival cualificado pese a sus ausencias de peso (Sancet o Iñaki Williams), el equipo blanco respondió al estirón del Barça con un ejercicio notable de esfuerzo y precisión. Fútbol en La Catedral. Sacó dos manos excelentes Unai Simón, una a Mbappé y otra a Vinicius, para contestar a quienes le discuten el 1 de la selección, que sólo miramos a Madrid y Barça. Nada pudo hacer en el golazo ‘Ronaldiano’ de Mbappé, tras recibir un buen pase largo de Trent. Se deshizo Kylian de Lekue en derecha con un control orientado, trazó la diagonal, amagó el tiro para eludir y Laporte y colocó junto al palo con potencia, imposible para el portero.
El Athletic se pasó un buen rato persiguiendo fantasmas. Presionó y tocó muy bien el Madrid, con Camavinga y Bellingham como interiores mientras Valverde (Federico) se ocupaba del carril derecho. Es evidente que el uruguayo no está fino con la pelota, pero auxilia a Trent en sus excursiones ofensivas y lo agradece el equipo. Quienes brillaron fueron los dos volantes para rebasar a Rego, Galarreta y Jauregizar, algo más adelantado. Tocó varias teclas Valverde (Ernesto) para virar el rumbo del partido, como cambiar a Berenguer y Nico de bandas, y durante un rato equilibró el duelo.
No fue, en esta ocasión, por subestimar al Athletic, sino porque los leones son equipo de Champions, un conjunto bien armado. Por eso pudo igualar el partido en un fogonazo de alta calidad. Combinó Guruzeta con Nico que sirvió a Berenguer, le favoreció el rechace y se quedó solo ante Courtois. Remató duro, cruzado, media altura, y el belga sacó con un brazo de acero. Parada de balonmano. Pudo ser el 1-1. Y pudo llegar el 0-2 en dos opciones de Vinicius, una al exterior del palo y otra atrapada por Unai Simón, que anticipó el tiro cruzado a colocar del brasileño. Enorme su control, tanto como el pase largo de Militao. El Madrid respondió al empujón del Athletic a puro fútbol, jugando en corto y en largo. Tocando y moviéndose. Hasta que, al borde del descanso, construyó una jugada larguísima, exacta, en torno al área del Athletic que pareció romper por izquierda y acabó en la derecha. Sirvió Trent al segundo palo, devolvió Mbappé de cabeza y remachó Camavinga, con Tchouaméni también en área pequeña. Un pelotón de rematadores. Como tiene que ser.
El 0-2 obligó a Valverde (Ernesto) a sacudir el equipo con cambios. Retiró a Lekue, que sufría con Vinicius, y a Galarreta. Pese a una pérdida inicial, el Athletic se recompuso al instalarse en campo ajeno, con un disparo lejano de Jauregizar que palmeó Courtois y una colada de Nico con centro atrás que achicó Tchouaméni. Está lejos Williams de su ‘prime’, atormentado por el pubis. Cuando hace un esfuerzo necesita minutos para recobrarse. De hecho, necesitaría días de reposo, pero su Athletic depende tanto de su talento que no puede permitirse el descanso.
El partido estaba liquidado, y hubo algún detalle que sobró. Con partido parado, Mbappé tiró un caño a Adama que no gustó a nadie. Acudió Vinicius a poner paz, y claro, hubo lío. Poco después, tras tirarse un lujo junto a su área, Vini enseñó los tres dedos del 0-3 a la grada. Por eso o por lo otro, Xabi Alonso quitó a Vini, que se abrazó a su entrenador, a Mbappé y a Militao, recién salido de lesión. Valverde minimizó daños y su equipo negoció sin más sobresaltos el final del partido. San Mamés se vació antes de tiempo, signo de armisticio. El Madrid fue muy superior. Esta es la medida que puede (y debe) dar. Porque sabe hacerlo. La prueba queda en La Catedral.
/Marca









































